Viernes, 15 de junio de 2007. Año: XVIII. Numero: 6389.
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 ESPAÑA
30 AÑOS DE DEMOCRACIA / Celebración en el Congreso
El Rey reclama unidad para 'derrotar la abominable lacra del terrorismo'
En el 30º aniversario de las primeras elecciones democráticas, ensalza el consenso de la Transición «como un legado de incalculable valor»
AGUSTIN YANEL

MADRID.- Tan sólo 24 horas después de que todos los partidos políticos parlamentarios dieran su apoyo al Gobierno contra ETA, en un incierto plan de futuro no concretado, Don Juan Carlos les pidió ayer que busquen «los más amplios consensos» para «derrotar la abominable lacra del terrorismo, cruel e inhumano».

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Lo dijo en un acto celebrado en el salón de Plenos del Congreso, para conmemorar el 30º aniversario de las primeras elecciones democráticas celebradas en España.

El Rey mostró su agradecimiento a todos los que hicieron posible una Transición que, según dijo, «nos dejó un legado de incalculable valor para nuestra convivencia democrática».

El Rey expresó su gratitud y homenaje al pueblo español -«verdadero protagonista de aquel periodo de Transición», dijo-, los parlamentarios de aquella época, partidos políticos y organizaciones sindicales y empresariales. Pero tuvo un recuerdo especial para el ex presidente Adolfo Suárez, por su «destacada labor y personalidad».

Tras recordar que la Transición fue posible gracias al «respeto mutuo, la tolerancia, la reconciliación y la concordia, traducidos en la búsqueda de los más amplios consensos y en la primacía del interés general», el monarca pidió «una convivencia serena, integradora e incluyente» para «avanzar día a día y superar nuevas dificultades y desafíos».

Para conseguir esos objetivos, «divisiones y desencuentros no pueden ser compañeros de ruta de una gran nación como España», añadió, en un claro llamamiento a que los partidos frenen el clima ce crispación y confrontación que caracteriza la vida política española desde hace tiempo.

Otro llamamiento a los políticos: «Ante las grandes cuestiones que afectan al Estado, debemos buscar la unidad y el entendimiento basados en el diálogo sincero», afirmó. «Debemos armonizar puntos de vista y lograr entre todos los más amplios consensos, pues todo lo que es producto del consenso es siempre más sólido, integrador y duradero», añadió.

«Eso es lo que los ciudadanos quieren de sus partidos e instituciones», subrayó el monarca. Para lograrlo, es preciso no «desperdiciar oportunidades» y trabajar para «fomentar lo mucho que nos une y disipar cuanto nos separe, respetuosos con la pluralidad y diversidad que nos define».

Ese consenso hay que aplicarlo de manera especial, según indicó el Rey, a acabar con un terrorismo «que tantas víctimas y dolor ha generado, fraguando de nuevo, como tantas veces he dicho, la necesaria cohesión y unidad para alcanzar un objetivo tan vital como irrenunciable».

Su discurso estuvo plagado de llamadas al consenso político y a la unidad de todos para combatir el terrorismo, porque también «es un deber moral que tenemos contraído con las víctimas y con sus familias, que merecen nuestro mayor reconocimiento, apoyo y respeto».

Tras recordar «especialmente» a la sociedad vasca, la que más ha sufrido el terrorismo, el Rey Juan Carlos tuvo palabras de esperanza: «Treinta años de democracia son ya muchos para dejar claro, una vez más, que la violencia terrorista nunca conseguirá sus objetivos».

El monarca dedicó buena parte de su discurso a la unidad contra el terrorismo, pero no quiso olvidarse de la unidad de España. Con ese tema concluyó su intervención.

«Hoy, junto a la Reina, como en aquella fecha de 1977, quiero manifestar que la voluntad de favorecer la más armónica convivencia democrática entre todos los españoles, dentro de la unidad de España y de nuestro modelo de vertebración territorial, de promover mayores cotas de bienestar para todos, es el norte que me guía como Rey por amor a España y compromiso con la libertad», concluyó.

Un prolongado aplauso de más de un minuto, por parte de más de 500 diputados, senadores y otros invitados puestos en pie, corroboró que el Rey había acertado con su discurso, muy celebrado después en los corrillos habituales de la recepción celebrada en el Congreso.

Fuentes de la Casa Real explicaron a este periódico que, en esta ocasión, en vez de limitarse a dar el visto bueno al discurso que elabora su gabinete de acuerdo con el Gobierno, el Rey se ha implicado personalmente y ha querido que constaran en él las reflexiones que tenía especial interés en proclamar.

Previamente, el presidente del Congreso, Manuel Marín, también aprovechó su intervención para hacer un llamamiento a la unidad. «Han pasado 30 años y se supone que lo que perdemos en juventud lo ganamos en sabiduría», indicó.

«La sabiduría», continuó, «también supone reconocer que el futuro exige adaptarse a las nuevas situaciones. Otros retos y otras realidades se han presentado. Otras formas de trabajar, otras formas de gobernar son necesarias».

Marín tuvo palabras de agradecimiento al Rey, porque «supo comprender y abanderar el deseo mayoritario de los españoles: queríamos la libertad, queríamos la democracia, queríamos ser europeos, queríamos ser normales», indicó.

«Pocos periodos hay en nuestra Historia donde democracia y prosperidad hayan caminado juntos. Quedan todavía muchas cosas que hacer, y debemos mantener la ambición de mejorar cada día», dijo.

«Pero hay situaciones que sólo podremos comprender estando juntos y unidos. Juntos y unidos nos quieren los ciudadanos», concluyó. Frente a él, desde sus escaños José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, escuchaban atentos.

Antes del acto solemne, los Reyes entregaron recuerdos a los 17 diputados y senadores que formaron parte de las Cortes Constituyentes de 1977 y aún están en el Parlamento. Sólo figura una mujer, la senadora del Partido Popular Soledad Becerril.

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