La de ayer fue otra jornada negra para la democracia en el País Vasco, donde la constitución de los ayuntamientos estuvo marcada por importantes incidentes. Ello contrasta con lo que sucedió en el resto de España, donde hubo absoluta normalidad en la toma de posesión de los concejales y la posterior elección de alcaldes.
Comenzando por lo sucedido en el País Vasco, los concejales de ANV accedieron sus cargos en un centenar de municipios sin problema ninguno, y mucho menos en aquellos lugares en los que van a gobernar como Arrasate, Hernani y Pasajes.
En los municipios donde sus listas fueron ilegalizadas por el Tribunal Supremo, los simpatizantes de ANV exhibieron pancartas, insultaron y amenazaron a los concejales de las otras formaciones y, en algunos casos, intentaron impedir los actos de constitución. La Ertzaintza tuvo que intervenir en numerosas poblaciones para desalojar o dispersar a los manifestantes de ANV.
Su comportamiento fue muy parecido al de la jornada electoral, donde penetraron en los colegios para intimidar a los votantes y a los candidatos, aunque esta vez la Ertzaintza sí intervino para frenar a quienes pretendían boicotear esos actos. Como subraya hoy Nicolás Redondo en una entrevista en EL MUNDO, ello demuestra que el entorno de ETA «está muy crecido».
Lo lamentable es que ni el Gobierno ni la Fiscalía han agotado los recursos legales para impedir la proclamación de los concejales de ANV, que desde ayer es un hecho inamovible pese a que los dirigentes de Batasuna y la propia ETA han afirmado públicamente que esos votos son suyos.
Lo que queda ahora es solicitar la ilegalización de ANV como partido, pero ello no serviría para quitarle su representación municipal, lo cual no es posible según la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
En el resto de España, no hubo incidente alguno y todos los partidos aceptaron democráticamente las votaciones de las que salieron elegidos los nuevos alcaldes. A pesar de la victoria en número de votos del PP en el total de los 8.000 ayuntamientos, el PSOE recuperó ayer el gobierno en ocho capitales de provincias. Los socialistas obtuvieron la Alcaldía en 23 capitales y el PP, en solamente 22. Desde las elecciones municipales de 1991, el PSOE no aventajaba al PP en número de capitales. El partido de Zapatero ha salido bien librado en términos de poder porque ha arrebatado Las Palmas, Orense, Vitoria, Toledo, Logroño, Tarragona, Soria y Palma de Mallorca, entre otras.
Este baile ha sido debido, en buena parte, a una política heterogénea de pactos, en los que el PSOE se ha valido de IU, los partidos nacionalistas y las pequeñas fuerzas locales para privar al PP del gobierno de cientos de municipios. Por ejemplo, los socialistas han pactado en Navarrra con Nafarroa Bai en seis localidades, mientras que en Palma una coalicion liderada por el PSOE ha logrado recuperar la Alcaldía. Por cierto, la nueva alcaldesa ya ha anunciado que se suprimirá el uso del castellano en unos premios que antes eran bilingües. La anécdota refleja lo que puede suceder en otras ciudades donde el PSOE se ha aliado con partidos de marcado corte nacionalista, que tarde o temprano acabarán por poner precio a su respaldo.