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La ignorancia afirma o niega rotundamente, la ciencia duda (Voltaire) |
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FORMULA 1 / Gran Premio de Estados Unidos |
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Hamilton, insuperable |
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ALONSO SE VE DE NUEVO SUPERADO POR EL BRITANICO, QUE SUMA LA SEGUNDA VICTORIA CONSECUTIVA Y ESTIRA SU VENTAJA EN EL MUNDIAL EL ESPAÑOL NO PUDO ADELANTAR A SU COMPAÑERO EN UNA CARRERA DOMINADA POR MCLAREN |
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VICTOR SEARA. Especial para EL MUNDO
INDIANAPOLIS.-
Todas las especulaciones de pretemporada se han ido definitivamente al garete. Ha llegado un debutante y ha puesto las cosas patas arriba. Ha llegado un tal Lewis Hamilton, que se pensaba que iba a ser bueno pero no tanto, y gana dos carreras sobre siete disputadas. Adiós a los candidatos de renombre y sólo Fernando Alonso aguanta el tirón, aunque el británico está sentado en un coche que, si está donde está, mucho debe a su compañero. Pero en McLaren no lo ven de la misma forma y después de lo visto en Indianápolis, con una lucha abierta entre ambos pilotos del equipo, ya saben todos lo que nos espera.
Muchas personas allegadas al equipo decían que esta situación de Hamilton dentro de McLaren era previsible. Ese apoyo que iba a recibir de sus paisanos de la escudería británica, se traduce en darle, ya mismo, vía libre para todo. Incluso, para frenar el paso de un monoplaza tan parecido al suyo en prestaciones como el de Fernando Alonso. El piloto español, que hizo una carrera impecable, pero que comenzó con el handicap de salir segundo en parrilla, intentó quedarse definitivamente con la victoria en la vuelta 38, justo cuando el británico le tapó el hueco interno de la curva uno del circuito. Ahí el español no tuvo más remedio de elegir la trayectoria más abierta.
Y se decidió la carrera. Antes, un par de cambios de dirección del piloto del McLaren número dos hicieron que Alonso tuviese que ajustar la trazada. Quedó entre el muro y el coche de Hamilton, quien no cedió ni un milímetro. No habría más oportunidades. Primero, porque Hamilton volvió a apretar el ritmo. Y después, porque desde los boxes aconsejaron no desgastar los motores de cara a la próxima carrera de Magny-Cours. No estaba contento al acabar Fernando Alonso, era evidente. Por más que lo quisiese disimular con alguna sonrisa ocasional. El síntoma más claro de que lo que hizo Hamilton no le había gustado fue su gesto en la siguiente pasada por meta, cuando se salió del rebufo del británico y trazó hacia el muro de boxes. Una maniobra incomprensible si no se interpreta bien lo que había pasado una vuelta antes.
Tensión.
Tan incomprensible como habrán sido, probablemente, las palabras que habrá dedicado por radio al equipo en esos momentos: «En la maniobra en la que casi adelanto a Hamilton, desde el coche no vi nada raro. No sé si por la televisión se habrán visto más cambios de dirección de él. Yo sabía que tenía esa oportunidad y lo intenté frenando por fuera, pero no fue posible», dijo sobre el asunto, pero su cara desprendía otra verdad. Alonso estaba enfadado por lo que había sucedido con su compañero en esa vuelta, pero no sólo es eso lo que está ocurriendo en McLaren y es motivo para la queja. Hay muchas cosas más que habrá que arreglar para el futuro cercano, y la primera, ya mismo, es revisar el sistema de aprendizaje de datos que recibe Hamilton.
Sin ir más lejos, el coche del británico era antes de la clasificación del sábado mucho peor que el del español, pero los reglajes de Alonso, como ocurre desde principios de temporada, fueron a parar a su coche. La pole position y la consiguiente victoria fue el resultado. Todo esto no le quita mérito a lo hecho por el británico, pero aumenta el merecimiento del piloto de Oviedo, que no está a gusto con ello si esos conocimientos se usan para ganarle a él. Cuando se bajó del coche, disimuló una sonrisa y dijo alegrarse con el primer podio en este gafado circuito.
Tuvo una parte de la carrera, promediando la segunda mitad, que sus ruedas no estaban bien. Entrar antes de lo que se pensaba fue lo que hizo. Hamilton le imitó una vuelta más tarde. Y una vez con el coche listo, el inglés se fue a por la segunda victoria. La batalla ya no fue posible. Empezó entonces la guerra en Ferrari, con matices similares a la pugna de McLaren. Los dos pilotos de la escudería italiana no disimularon tampoco su competencia interna. Raikkonen apretó todo lo que pudo a Felipe Massa, siempre por delante. Frenadas, aceleraciones, morros que asoman por la parte de atrás. Estaba en juego el tercer puesto y mucho más. El liderazgo de los dos equipos que buscan el título mundial es una misión abierta. Pero en Ferrari tienen además la preocupación de saber que están muy por detrás de su rival. Los coches rojos, que deberían haber sido los dominadores de ambas carreras americanas, han fracasado por completo. Regresan a Europa en plena depresión.
Ahora se abre un panorama completamente diferente en el Mundial, pero ya sabemos que el rival no está en ninguno de los dos Ferrari, que ayer volvieron a naufragar, claramente detrás. La lucha será interna, y Lewis Hamilton, el rival del bicampeón.
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