Según la Fece, 3.770 de las 4.300 salas permanecieron cerradas ayer, con un seguimiento del paro del 95% en Madrid y Andalucía, y un 90% en Cataluña. No secundaron el cierre los cines de Alta Films, Verdi y Golem, dedicados en su mayor parte a las películas en versión original.

En un comunicado remitido ayer, la Fece se quejaba de que la cuota de pantalla es el resultado de las presiones de los productores «para beneficio exclusivo de aquellos que generan su negocio en base a las subvenciones y ayudas públicas a costa de los exhibidores». En el mismo comunicado, la FECE apunta que estaría dispuesta a aceptar la cuota de pantalla a cambio de contraprestaciones económicas.

Otro de los objetivos de este paro, el primero desde 1993, está en las ventanas de explotación, es decir, los periodos entre el estreno de la película en cine y su comercialización en otros formatos. Los exhibidores pretenden que el periodo de explotación en cines sea de seis meses.

En Madrid, el seguimiento del cierre tuvo escaso impacto sobre el público, al tratarse de un día de afluencia reducida. En las sesiones de la tarde eran pocos los que, por desconocimiento o despiste, acudían a las salas para ver alguna película. La reacción del espectador frustrado pasaba de la indiferencia a la tristeza -como la de un grupo de niños que iban a celebrar el cumpleaños atiborrándose de palomitas con Piratas del Caribe III- o el sueño -muchos indigentes aprovecharon para dormir bajo las marquesinas de los cines-.

En el cine Palacio de la Prensa un cartel expresaba la indignación del propietario: «Esta sala proyecta solamente películas que interesan al público, no las que impone el Gobierno con la Ley Anti-Cine». En el extremo contrario, las salas de versión original, que no consiguieron absorber el flujo de espectadores desahuciados y apenas notaron un aumento de público. «Si antes venían dos a la primera sesión, hoy conté cuatro», resumía la taquillera de una de estas salas.

Además del paro, la Fece va a realizar una campaña de información en los cines para concienciar a los espectadores de su situación. Por otra parte, los exhibidores continúan sus contactos con diferentes grupos parlamentarios y con la comisión de Cultura del Congreso de los Diputados para trasladar sus quejas.

Por su parte, Primitivo Rodríguez, presidente de Secies, dijo que «la ley es muy lesiva para los exhibidores y mantiene de forma absurda una cuota que no ha servido para nada al cine español». Además, calificó de «prevaricación» el hecho de que el Gobierno no acabe con «el abuso de dominio de las majors norteamericanas», en declaraciones a Servimedia.

La ministra de Cultura, Carmen Calvo, dijo en Barcelona que respetaba el «derecho a protestar» de los exhibidores, aunque puntualizó que «la cuota de pantalla, que no es una decisión de esta ley, se creó en la época franquista porque en nuestro país se doblaba todo el cine y las cuotas eran una manera de proteger nuestro cine». Estas cuotas, según indicó Calvo a Efe, «se han mantenido en las diferentes leyes que se han aprobado en España y que existen en todos los países de la Unión Europea».

La ministra aprovechó también para devolver la pelota: «Los exhibidores no han dicho, sin embargo, que la ley establece que por cada película en versión original subtitulada computa como si se hubieran exhibido seis, o que se incluyen ayudas públicas a las salas para acometer la digitalización o la eliminación de las barreras arquitectónicas».

Frente a esto, la Fece denuncia en su comunicado la inhibición de los ministerios frente a los ataques de las distribuidoras. Ante los requerimientos de los exhibidores, el Gobierno les ha respondido que no puede entrar a regular la relación entre dos sectores empresariales. «Cosa que sí hace con la cuota en beneficio de los productores», denuncia la Fece. «En el Proyecto ha desaparecido, incluso, la referencia a la vigilancia de la Administración en relación a los abusos de posición dominante con respecto a la situación de otros países europeos. Teóricamente, el Gobierno impone la cuota de pantalla para favorecer el cine español y europeo frente a la industria de Hollywood y sin embargo consiente y permite que las majors americanas multipliquen sus resultados económicos abusando de su posición de dominio», prosigue el comunicado.

En contraste con este clima, ayer se anunció la apertura, mañana miércoles, del primer cine de lujo en Madrid. El centro de ocio Barrio Art Decó, ubicado en el paseo de la Ermita del Santo, dispondrá de tres salas con 791 plazas. Las salas estarán dotadas de palcos VIP con azafatas, servicio de catering y otras suntuosidades. Además, las butacas del cine -cuyo presupuesto es de cinco millones de euros- cuentan con un diseño ergonómico.

Rafael Albero, presidente de la Fece, dijo ayer a este periódico que el cierre de los cines es «un primer paso» dentro de las movilizaciones.

«Esto es para hacer una demostración de que estamos en un momento difícil, de que el texto de la ley no recoge nuestras revindicaciones», explicó Alvero, quien apuntó también que se ha llegado a esta acción después de sopesar varios caminos de protesta.

A pesar del anuncio de 'guerra', el presidente de la Fece dijo que «no hay nada más previsto» y que aún no tienen fecha para otra acción. «Hemos llevado argumentos consolidados desde año y medio».

«La cuota no es justa, porque estamos obligados a hacer algo que nos supone una merma de ingresos y no tenemos compensación por ello, a pesar de que hemos querido ayudar siempre al cine español», prosiguió Alvero. «Hace cinco años se dijo que se revisaría la cuota de pantalla y se ha prorrogado sin analizar si es eficaz o no».

Alvero pidió que la ley «se elimine o que se reconozca económicamente». Para esto último, propuso varias fórmulas. «Por ejemplo, que parte de la taquilla se destine a mantenimiento de las salas o que se otorguen ayudas fiscales».

Frente a las declaraciones de Carmen Calvo, Alvero contraatacó: «La ministra anunció consenso cuando no lo había. Pero la ley sigue sin recoger nuestras reivindicaciones». Pese al clima de enfrentamiento, el presidente de la FECE dice que «hay tiempo todavía» para cerrar el frente abierto.

El mensaje que se transmite desde la Fece es que «las películas españolas interesan muy poco a la gente» y que la proporción de público real que acude a las salas representa sólo un 5% del total, frente a la cuota del 25% de pantallas que mantiene la Ley del Cine, aunque este porcentaje recoja también las producciones realizadas en la Unión Europea.