La pretensión de los socialistas de culpar al PP por la falta de pacto resulta simplemente increíble. A nadie se le escapa que proponer como condición sine qua non que Fernando Puras se convirtiese en presidente habiendo quedado tercero en las elecciones era una petición para imposibilitar el acuerdo. Las ofertas de UPN de dar una vicepresidencia al líder del PSN o de sustituir a Miguel Sanz en la Presidencia han demostrado en cambio que este partido ha buscado todos los recovecos posibles para satisfacer a los socialistas. Sin embargo, la calculada ambigüedad del PSN y los seis pactos que ha alcanzado ya en otros tantos ayuntamientos con Nafarroa Bai apuntan a que los socialistas están considerando muy en serio la posibilidad de gobernar con los nacionalistas.

Si dicho pacto se consuma, el PSN estará cometiendo un grave error y una traición a sus electores, que nunca fueron advertidos de que dicha alianza podría tener lugar. No estamos desde luego ante un acuerdo en el que dos partidos de similar programa e ideología deciden unir sus apoyos evitando que gobierne la lista más votada, como podría ser el caso de Canarias. En este caso, se trata de facilitar el acceso al Gobierno de una fuerza que propone justo lo contrario de lo que el PSN prometió que haría durante la campaña: preservar el estatus institucional de Navarra. Que el candidato de la coalición nacionalista, Patxi Zabaleta, diga ahora que su acuerdo institucional con los socialistas tiene sólo discrepancias «de matiz» sólo significa que está dispuesto a aparcar las diferencias profundas hasta después de las elecciones generales, evitando crear problemas a Zapatero a cambio de gobernar.

Es evidente que las diferencias van mucho más allá del matiz cuando Nafarroa Bai defiende en su programa la soberanía de Navarra en los términos de «una capacidad constituyente incondicionada y el derecho a establecer libremente su propio régimen político, además del derecho a negociar, de igual a igual, con el Estado español». O cuando postula en su presentación oficial que sus objetivos son «la revisión del estatus actual de Navarra y la garantía del derecho a decidir unas nuevas relaciones con la CAV y el resto de Euskal Herria, así como también con el Estado. En definitiva [dicen de forma más que diáfana] se trata del derecho de autodeterminación».

El PSN ni siquiera puede justificar su pacto con Na-Bai por su «clave progresista», como ayer defendía Odón Elorza, pues Navarra ha sido hasta ahora, gobernada por UPN, la comunidad autónoma con mayor gasto social per cápita de España.

A pesar de esto, los socialistas parecen dispuestos a servir de rana para que Nafarroa Bai cruce el río que le lleve al poder, esperando, como en la conocida fábula, que el escorpión cambie de carácter. Es el mismo optimismo infundado que ha caracterizado a Zapatero durante el proceso de paz con ETA. ¿Aprenderá del error?