Viernes, 29 de junio de 2007. Año: XVIII. Numero: 6403.
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JUICIO POR UNA MASACRE / Las conclusiones / Día 55
El abogado de un supuesto cerebro del 11-M acusa a la fiscal de implicarle para involucrar en la trama a Al Qaeda
MANUEL MARRACO

MADRID.- La Fiscalía se encontró sin los suicidas, sin los huidos y con media docena de ADN claves sin identificar. Por eso, y para encajar el atentado en las amenazas de Bin Laden, acabó acusando del 11-M a Rabei Osman El Egipcio, Hasan Haski y Yusef Belhadj, a los que la Fiscalía sitúa como miembros del Grupo Islámico Combatiente Marroquí, vinculado a Al Qaeda. Era eso o presentar un banquillo lleno de asturianos y presuntos islamistas de segundo nivel.

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Así lo planteó ayer Francisco Andújar, abogado de Belhadj, acusado de ser «Abu Duhana al Afgani, portavoz militar de Al Qaeda en Europa», en cuyo nombre se reivindicaron los atentados.

La vista oral terminará finalmente el 2 de julio, en lugar del día 3. Ayer, las defensas siguieron exponiendo sus argumentos. Entre ellas las de Yusef Belhadj y Hasan Haski, dos de los tres presuntos inductores de los atentados, que responsabilizaron a la Fiscalía de atribuir sin pruebas el papel de ideólogos a sus defendidos.

«Dado que los siete de Leganés estaban muertos, dado que hay cuatro fugados, dado que hay cinco o seis ADN anónimos que están relacionados íntimamente con los escenarios de los atentados, había que meter aquí gente. Y, sobre todo, lo que había que hacer, por aquello del manto de Al Qaeda que envuelve todo esto, es internacionalizar el proceso». Por eso la investigación se llevó hasta Italia (El Egipcio), Francia (Haski) y Bélgica (Belhadj), indicó.

Andújar apuntaló su interpretación de lo sucedido con palabras del propio Javier Zaragoza. «El fiscal jefe dijo aquí que Serhane El Tunecino fue el autor intelectual. ¿De verdad El Tunecino y El Chino necesitaban de alguien que les hiciera germinar la idea del atentado? ¿O ya la tenían?».

Como había hecho en el informe anterior el abogado de Haski, Andújar mantuvo ante el tribunal que la conexión entre los tres supuestos cerebros «sigue siendo un misterio». Nunca, dijo, dos de ellos coincidieron en el mismo sitio al mismo tiempo.

El exceso de la Fiscalía es atribuible también a la Policía. En primer lugar, ironizó sobre la presencia de «un verdadero ejército de Al Qaeda en Lavapiés», ateniéndose a la cifra de 116 imputados que llegó a alcanzar el juez Juan del Olmo. Un instructor que, al igual que la fiscal Olga Sánchez, «ha tomado como dogma de fe» el contenido de los informes policiales que llegaban a la Audiencia.

En lo particular, el abogado consideró nula la declaración policial en la que el sobrino de Belhadj, Mohamend Moussaten, le acusaba de pertenecer a Al Qaeda. El acusado fue sometido a tanta presión psicológica que, «razonablemente, se hundió» y dijo lo que la Policía quería que dijera.

Secreto de sumario

El frondoso apartado de las nulidades, en el que se han recreado la mayor parte de las defensas, incluyó, cómo no, el secreto de sumario. Pero también la ausencia de intérprete para comunicarse con Belhadj. El marroquí, extraditado por Bélgica en abril de 2005, no habla español y durante los 18 meses que siguieron a su llegada a España no pudo comunicarse con su abogado. Es decir, durante toda la instrucción.

El repaso por los indicios contra el presunto cerebro del 11-M alcanzó el esquema de perfecta organización terrorista empleado en su informe por la asociación de Pilar Manjón. «Ese cuadro nunca ha estado en el ordenador de El Chino. En todo caso, ha estado en el ordenador del letrado que lo exhibió. Eso sí, era un cuadro estupendo».

Algo similar sucede con el manual para detonar bombas con móviles, que según la Fiscalía se halló en poder de Belhadj. «El dato es demoledor», dijo Andújar, «pero lo cierto es que en ningún lugar de la Comisión aparece ese manual».

Como éste, la mayor parte de los datos incriminatorios empleados por la Fiscalía se encuentra en la investigación remitida desde Bélgica. El abogado aseguró que esa Comisión no había sido ratificada judicialmente y, por tanto, no era válida. Aun así, abordó los dos elementos más aparatosos.

El primero, que Belhadj activó dos teléfonos con fechas de nacimiento falsas que coincidían (día y mes) con la de los atentados de Casablanca y el 11-M, meses antes de que éste se produjera. Sobre este punto, resaltó que la propia Comisión reconoce que no se puede saber si los datos los dio Belhadj y si éstos eran realmente falsos.

Además, cada uno de esos números aparece en la agenda de sendos teléfonos incautados en la investigación belga. En el primero, bajo el nombre de Nom You. Frente a la tesis policial de que se trata de «Nombre Yusef (Belhadj)», Andújar ofreció otra. Se trata de Yousef ben Sellah, la identidad falsa belga usada por El Chino.

El segundo teléfono, el activado con fecha de nacimiento 11 de marzo, aparecía asociado al nombre de Abu Duhana. A la defensa también le encajaba: vuelve a ser El Chino, porque los expertos de la Policía han mantenido en el juicio que, según ellos, lo más probable es que fuera otro alias de Jamal Ahmidan.

La defensa de Belhadj cerró su intervención asegurando que ningún indicio puede llevar a otra cosa que a la declaración de inocencia. «Le sometieron a todo tipo de pruebas: se han cotejado sus huellas, su ADN, su voz y su escritura con todo lo que se ha hecho en el sumario. Nada ha salido que le asocie, Morata, Leganés... absolutamente nada. Lo que sí sé es que piden 40.000 años de cárcel», concluyó.


ARGUMENTOS DE SU DEFENSA

«Dado que los siete de Leganés estaban muertos, dado que hay cuatro fugados y dado que hay cinco o seis ADN anónimos que están relacionados íntimamente con los escenarios de los atentados, había que meter gente» en el sumario.

«¿De verdad Serhane 'El Tunecino' y Jamal Ahmidan 'El Chino' necesitaban a alguien que les hiciera germinar la idea del atentado? ¿O ya la tenían con anterioridad?».

«Le sometieron a todo tipo de pruebas. Se han cotejado sus huellas, su ADN, su voz y su escritura con todo lo que se ha hecho en el sumario. Nada ha salido que le asocie, absolutamente nada. Lo que sí sé es que piden 40.000 años de cárcel».

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