Será la iniciativa estrella del líder del Ejecutivo para el Debate sobre el estado de la Nación, que comienza el próximo martes, y los detalles los perfila este fin de semana con los dos vicepresidentes, María Teresa Fernández de la Vega y Pedro Solbes, según fuentes de La Moncloa.

Uno de los objetivos del Gobierno es intentar eliminar en este debate la imagen de legislatura acabada que pretende transmitir el Partido Popular y utilizar el debate para intentar recuperar la iniciativa política.

Según dichas fuentes, Zapatero tiene especial interés en situar como ejes principales del debate las reformas sociales impulsadas esta legislatura y los buenos datos económicos por delante del terrorismo.

Eso no significa que no vaya a hacerse ninguna mención a la organización terrorista ETA, ya que la previsión es que el discurso inicial refuerce las líneas básicas del discurso del Gobierno en las últimas semanas, que pasan por la firmeza, por acusar a la banda de haber puesto fin a una oportunidad histórica de lograr la paz, por defender su legitimidad para intentar buscar el final del terrorismo como lo hicieron los anteriores presidentes y, sobre todo, por mantener un acuerdo básico y de mínimos entre todos los partidos frente a ETA.

No obstante, el Gobierno prevé que Mariano Rajoy haga un discurso duro contra la gestión del llamado proceso de paz y, por eso, el presidente prepara estos días la réplica recordando lo que hicieron los anteriores gobiernos y lo que dijo ETA a través de Gara cuando se rompieron las conversaciones en 1999. Entonces, según el Ejecutivo, no se pidieron explicaciones a José María Aznar como tampoco se hizo antes con Felipe González.

Por supuesto, Zapatero no dará ningún detalle sobre ese proceso de diálogo, ni sobre las reuniones con ETA ni sobre los interlocutores. Su tesis es que no hubo negociación política y que, precisamente, la negativa del Gobierno a ceder en ese terreno es lo que provocó el final del alto el fuego.

Asimismo, el Ejecutivo considera que esta vez, en el tercer y último debate de este tipo de la legislatura, no habrá referencias del Partido Popular a la política territorial, puesto que la crítica de la oposición en este asunto ha quedado desactivada con su apoyo a estatutos con propuestas que había rechazado en otros.

El discurso de Zapatero, según las líneas generales preparadas, se va a basar en el balance de la legislatura como ampliación de derechos y de bienestar para los ciudadanos. La estrella en este apartado será la Ley de Dependencia, pendiente de desarrollo y aplicación, y, de cara al futuro, la iniciativa de reforma fiscal.

Estos asuntos, incluidos los de política fiscal, podrían estar en algunas de las propuestas de resolución que el Grupo Socialista presentará el jueves en el último día del debate. El Gobierno no quiere que se apruebe ninguna resolución sobre terrorismo, por entender que es la única manera de preservar el acuerdo de mínimos contra ETA.

El pasado 20 de junio, Zapatero ya dijo en el Congreso de los Diputados que hay margen para una nueva rebaja de impuestos «gracias a la buena gestión económica y fiscal» llevada a cabo durante esta legislatura.

Ese día, no obstante, el presidente del Gobierno supeditó la bajada de impuestos a «una evaluación de los recursos públicos, del impacto real que va a tener la reforma de sociedades y del impuesto sobre la renta de las personas físicas».

Rodríguez Zapatero hará un balance muy positivo de los grandes datos económicos de su legislatura como los de crecimiento económico y la creación de empleo, entre otros.

Ahora, el último gran debate de la legislatura le llega a José Luis Rodríguez Zapatero en el peor momento, nada más fracasar su plan de paz, tras unas elecciones municipales en las que, por primera vez, ha visto como posible una victoria del Partido Popular en las próximas generales y con hechos tan incómodos como el asesinato de seis soldados españoles en el Líbano.