Un mono resistente al fuego, bolsas de plástico a modo de calzado y una bufanda sobre el rostro. Estas tres piezas componían la indumentaria de uno de los dos ocupantes del coche en llamas que se estrelló el sábado contra el aeropuerto de Glasgow. El suicida salió del todoterreno envuelto en una bola de fuego. Un policía fuera de servicio se armó de coraje para hacerse con un extintor y sofocar las llamas que rodeaban su cuerpo. A pesar de las quemaduras, el terrorista la emprendió a golpes con el héroe local al grito de: «¡Es una bomba, es una bomba!».
El terrorista, supuestamente el conductor del Jeep, seguía ayer en el hospital Royal Alexandra de Paisley, Glasgow, en estado crítico. Un coche fue explosionado de forma controlada por la policía en el garaje del centro sanitario en conexión con la investigación.
La historia del heroico policía, relatada ayer por el Sunday Mail, da cuenta del comportamiento extremo de los autores de los ataques que han elevado el estado de alerta al nivel máximo en Reino Unido.
El primer ministro británico, Gordon Brown, lanzó ayer un mensaje desafiante a los extremistas que han sometido a su recién estrenado Gobierno y a todo un país a la situación más peligrosa desde los ataques del 7 de julio de 2005. En una entrevista concedida ayer a la BBC, el premier atribuyó por primera vez los ataques frustrados en Londres y Glasgow de los últimos días a «gente asociada con Al Qaeda». Con el gesto sombrío, Brown advirtió a los terroristas de que los británicos no se dejarán intimidar por sus amenazas. «No permitiremos que nadie socave el estilo de vida británico», alertó firme. El nuevo jefe de Gobierno reiteró además que el país enfrenta una amenaza a largo plazo, «constante y duradera», que no se despejará en cuestión de días, semanas o meses.
Y una vez más, instó a la población a mantenerse vigilante y armarse de paciencia ante el inevitable y engorroso refuerzo de la seguridad en aeropuertos, estaciones de tren y metro, y demás lugares concurridos, en respuesta al máximo nivel de alerta activado por las autoridades británicas tras el incidente registrado el sábado en el aeropuerto de Glasgow.
Hoy lunes los británicos serán testigos de una mayor presencia policial cuando emprendan el camino de regreso a sus trabajos, mientras que los miles de veraneantes que estos días abandonan el Reino Unido se enfrentarán de nuevo a interminables colas en los aeropuertos del país.
La operación policial desplegada a raíz de los ataques se mueve a un ritmo considerable, para consuelo de los ciudadanos británicos. Las fuerzas de seguridad detuvieron ayer en Liverpool a un quinto individuo, de 26 años, presuntamente relacionado con los ataques. La policía tiene en su punto de mira hasta otros tres sospechosos más que formarían parte de una célula de ocho personas responsable de los planes terroristas de Londres y Glasgow y que estaría liderada por Mr. Big, según revela hoy el diario The Guardian. El diario también informa de que los autores de los tres atentados están relacionados entre sí más de lo que se suponía en principio.
Por el momento, hay cinco arrestados, entre ellos los dos ocupantes del coche en llamas que se estrelló a las puertas del aeropuerto de Glasgow, que serían de origen asiático. Además, fueron detenidos un varón y una mujer de 26 y 27 años, en la madrugada de ayer en la autopista de Cheshire, cerca de Liverpool. La BBC mantiene que los sospechosos proceden de Oriente Próximo.
La investigación del complot terrorista avanza a buen ritmo. Ayer se extendió a los alrededores de Glasgow, en concreto a la localidad de Houston, y Liverpool, así como Newcastle-under-Lyme, en el oeste de Inglaterra, con el registro de varios domicilios, entre ellos uno alquilado a unos supuestos médicos.
Hasta Glasgow se trasladó ayer desde Londres el jefe de la brigada antiterrorista de Scotland Yard, Peter Clarke, quien reconoció que los vínculos entre los incidentes de la ciudad escocesa y la capital británica son «cada vez más claros». De acuerdo con una información que hoy publica The Times, la banda terrorista no ha sido aún neutralizada y podrían preparar otros ataques en diversas ciudades del Reino Unido.
En todo caso, los atentados reflejan hasta qué punto el Reino Unido vive en estos momentos «una mayor escalada de la guerra declarada por extremistas islámicos», como escribió ayer en News of the World Lord Stevens, ex jefe de Scotland Yard recién fichado por Brown como consejero sobre terrorismo.