Ciento cuarenta kilos de clorato, 16 de azufre, nueve de pentrita, un rollo de cordón detonante, fusibles, un emisor de ondas, dos bombonas de gas y herramientas de bricolaje, así como tres pistolas y un fusil de asalto, formaban el auténtico arsenal con el que la organización terrorista pretendía atentar cuanto antes.

Fuentes de la investigación explicaron que los detenidos son tres liberados (a sueldo de la banda). Dos de ellos formaban parte de un comando que iba a introducirse en España para actuar y un tercero pertenecía al aparato logístico de la banda. No opusieron resistencia al ser arrestados, aunque uno de ellos tenía un fusil de asalto entre las piernas. Al cierre de esta edición se conocían dos identidades: José Antonio Araníbar y Ekaitz Aguirre. Éste último está vinculado al comando Donosti.

Los agentes les sorprendieron in fraganti en el mismo momento en que se formalizaba la entrega del material por parte del miembro del aparato logístico, que inicialmente conducía la furgoneta Citroën Berlingo, a los dos integrantes del comando. Éstos se disponían a hacerse con la furgoneta para trasladarla hasta nuestro país, cuando su plan fue abortado. Se cree que, dado el lugar en el que fueron localizados, iban a atentar en Navarra.

La operación policial es resultado de una investigación conjunta desarrollada por los agentes de los servicios de información franceses (Renseignement Generaux) con la Guardia Civil. Podría estar relacionada con una actuación policial en torno a Francisco Javier López Peña, alias Thierry, considerado como uno de los máximos dirigentes del aparato logístico de la banda.

Al parecer, el atentado se iba a perpetrar activando el explosivo con un cable, al igual que ocurrió en la acción terrorista perpetrada en 1995 contra el entonces líder de la oposición, José María Aznar, según Vasco Press. Entonces, la explosión del coche-bomba se activó a distancia con un cordón detonante similar al que se ha encontrado.

Este sistema fue utilizado por primera vez por ETA en 1973 para matar al presidente del Gobierno, el almirante Carrero Blanco y, por última, contra Aznar.

La cantidad de explosivos que había en el vehículo y la presencia de las dos bombonas de gas hacen temer que se iba a cometer un atentado con un coche-bomba de gran potencia. Las dos bombonas, cargadas de explosivo, permiten dirigir la explosión hacia un punto concreto multiplicando los daños.

Hasta ahora, las Fuerzas de Seguridad del Estado han conseguido frenar todos los intentos de ETA de cometer atentados desde el que se produjo el pasado 30 de diciembre en el aeropuerto de Barajas. Desde entonces se ha detenido a más de una treintena de presuntos etarras; nueve ellos, desde que la banda terrorista anunció el fin de la tregua, el pasado 5 de junio.

Apenas dos días más tarde, fueron capturados en un apartamento de la localidad francesa de Bagneres de Bigorre Alaitz Areitio Azpiri, Aitor Lorente Bilbao e Igor Igartua Echeverria. Además, en Canadá fue detenido el pasado día 20 el presunto miembro del comando Madrid Iván Apaolaza Sancho y Víctor Tejedor.

El 12 de junio, los Servicios de Seguridad mexicanos detuvieron a Antonio Aspiazu Alcelay, reclamado por la Audiencia Nacional y relacionado con la financiación de ETA.

El 21 de junio, se localizó en Ayamonte (Huelva) un coche que habían abandonado miembros de ETA al encontrarse con un control conjunto que habían establecido la Guardia Nacional Republicana de Portugal y la Guardia Civil. En el vehículo se encontraron 130 kilos de nitrato amónico y polvo de aluminio, 10 temporizadores, ocho detonadores y un mando a distancia. Se cree que los terroristas trasladaban el material a Portugal para ocultarlo y pasar después desde ese país para cometer atentados en el sur de España.

Antes del anuncio del fin de la tregua, el 25 de enero, fue detenido en Port Bou (Girona) Iker Aguirre, cuando planeaba atentar en algunos puntos de Levante y uno de sus objetivos era la Copa América de Vela.