Según el acuerdo alcanzado por los socialistas, el apoyo de NaBai e IUN debe sustentarse «sobre las bases que se consensúen entre las tres formaciones».

Desde el punto de vista programático, los socialistas navarros entienden que estas «bases» deberán gestionarse «en las coordenadas del pleno respeto al modelo institucional de Navarra, desde el impulso a las políticas sociales y desde un modelo de Gobierno que garantice la estabilidad y la gobernabilidad de la Comunidad foral».

El máximo órgano de dirección del PSN acordó, además, que su secretario general, Carlos Chivite, y el propio Puras «culminen las negociaciones para recabar los apoyos necesarios que hagan posible un gobierno que, presidido por un socialista, se configure para reforzar la convivencia desde la colaboración leal, el respeto a la pluralidad y con plenas garantías de estabilidad y gobernabilidad y la administración de los tiempos políticos».

Tras la aparentemente infructuosa reunión que celebraron ayer, PSN, NaBai e IUN mantendrán un nuevo encuentro esta misma mañana en el Parlamento foral que puede culminar con la firma de un acuerdo programático «de base», que permitirá al PSN postular oficialmente a Puras como candidato en la ronda de consultas que la presidenta del Parlamento, la socialista Elena Torres, celebrará por la tarde.

Principales escollos

NaBai e IUN ya han advertido de que no apoyarán el proceso de investidura de Puras hasta que no exista un acuerdo programático «escrito y firmado» y hasta que no se haya pactado al detalle la composición que tendrá el futuro «Gobierno de progreso».

Los principales escollos que todavía les separan y que deberán superar en la reunión de esta mañana son tres: la Ley del Euskara, el modelo institucional de Navarra y las relaciones permanentes que los nacionalistas quieren plantear con el País Vasco. Hasta ahora los socialistas parecían esquivar estas patatas calientes en cada uno de sus encuentros y los nacionalistas consideran que ya han cedido «todo lo que se podía ceder».

Y es que en NaBai siguen dolidos por lo ocurrido en el Ayuntamiento de Pamplona, donde el PSN facilitó la reelección de Yolanda Barcina (UPN) como alcaldesa, o por el apoyo recíproco que PSN y UPN se dieron el día que se constituyó la Cámara foral, repartiéndose la Presidencia y la Vicepresidencia Primera.

Además, los nacionalistas habrían aceptado la condición del PSN de que su líder, Patxi Zabaleta, no integre el futuro Ejecutivo por considerar que es una persona «demasiado marcada» políticamente por su pasado en Herri Batasuna.

De no cerrar un acuerdo programático en la reunión de hoy -algo poco probable tras lo acordado ayer por su Comité Regional-, el PSN no podrá presentar a Puras por la tarde y deberá esperar a la siguiente ronda de contactos de Torres, prevista para el próximo 17 de julio.

Las tres formaciones ya habían manifestado públicamente su intención de dejar «encauzado» su posible acuerdo antes de las fiestas de San Fermín para que el proceso de investidura del futuro presidente pueda iniciarse a partir de la tercera semana de julio.

Que la decisión del PSN tiene el visto bueno de su partido y de La Moncloa quedó claro ayer en el Congreso. Y es que, un día después de dejar abierta la puerta al diálogo con UPN en Navarra si éste se retracta de sus «agravios», el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, rompió una lanza a favor del futuro socio de Gobierno del PSN en la Comunidad foral, Nafarroa Bai.

De ella dijo que es una formación «escrupulosamente democrática» y advirtió de que los socialistas navarros «sabrán decidir y orientar» las «ganas de cambio» que, a su juicio, han expresado los ciudadanos en las urnas.

Las palabras de Zapatero, pronunciadas durante el Debate sobre el Estado de la Nación, llegaron en respuesta a la intervención de la diputada de Nafarroa Bai, Uxue Barkos, quien instó al presidente del Gobierno a «cumplir la palabra dada» y apoyar públicamente un gobierno de cambio en Navarra conformado por PSN, NaBai e IUN, ignorando las «acusaciones de algunos dirigentes» del PP, que sostienen que, si los socialistas pactan con NaBai en esta comunidad, «abrirán las puertas del Gobierno a ETA».

Zapatero recogió rápidamente el guante y elogió la «altura política» mantenida por Barkos durante la legislatura. Consideró «absolutamente rechazables e inaceptables democráticamente las insinuaciones sobre Nafarroa Bai» antes aludidas y apuntó que «se podrá estar de acuerdo o no con ella, se podrá llegar a acuerdos o no, pero no se puede extender una sombra velada hacia una formación política escrupulosamente democrática como es Nafarroa Bai».

Sobre su compromiso para con un hipotético Gobierno tripartito, Zapatero no se quiso pronunciar abiertamente. Lo que sí dijo es que quiere ser «coherente» y dejar que sea el PSN el que tome la decisión en torno al futuro de Navarra, cuya sociedad, aseguró, tiene «ganas de cambio».