Viernes, 6 de julio de 2007. Año: XVIII. Numero: 6410.
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EL ESTADO DE LA NACION / Todos los grupos rechazan la propuesta del PP para que se aporten los documentos a la Cámara / El jefe del Ejecutivo dice que nadie pediría a Blair los datos de las reuniones con el IRA
El PSOE califica de 'altavoz de ETA' a Rajoy por pedir las actas
Zapatero: «¿Alguien se imagina al líder de los conservadores británicos hacer semejante petición a Blair?» / Zaplana: «Merecemos un Gobierno que no nos mienta»
FERNANDO GAREA

MADRID.- Actas, actas, actas, actas. Junto con los 2.500 euros por niño, la palabra actas es la que quedará en la posteridad para recordar los tres días de Debate sobre el estado de la Nación que concluyó ayer. Son las actas de las reuniones de los emisarios de Zapatero con ETA, que el PP y su líder no se quitan de la boca y que, como estaba previsto, la gran mayoría del Congreso rechazó ayer pedir al Gobierno.

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Para el presidente del Ejecutivo exigirlas es «insólito e inimaginable en cualquier democracia» y para el PSOE, según su portavoz, Julio Villarrubia, supone «hacer de altavoz de ETA» porque da credibilidad a la versión de la banda. Del resto de grupos el PP volvió a escuchar duras críticas por haber presentado una propuesta unilateralmente y buscando la división, porque incluye consideraciones para que no pueda ser aceptada por todos.

De otros debates sobre el estado de la Nación han quedado el «¡váyase señor González!» de Aznar, los devengos de la Seguridad Social de Borrell y el «usted traiciona a los muertos» de Rajoy. Del de este año quedarán las actas, como el paliativo del PP a todos los males de España.

Con eso, el PP consiguió ayer su propósito de que el Congreso mostrara, con cifras en una votación, su división ante ETA, para reforzar el discurso de su líder Mariano Rajoy en la primera jornada del debate.

Los ciudadanos y ETA vieron ayer cómo el principal partido de la oposición mantenía su propuesta de resolución que hablaba de la «falta de credibilidad» del Gobierno y exigía que se entreguen a la Cámara las actas del diálogo con ETA. Vieron también a todos los demás grupos parlamentarios rechazar radicalmente la iniciativa y arremeter contra el PP por presentarla.

Izquierda Unida había registrado una de mínimos, pidiendo un nuevo pacto contra el terrorismo, pero, en aras al acuerdo y para evitar la imagen de división frente a ETA, la retiró en el último momento. El portavoz de este Grupo, Joan Herrera, explicó que el texto había sido presentado con vocación de unidad y por ello era preferible retirarla a plasmar una división del Congreso.

El propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, explicó al término del debate que considera la petición del PP «insólita e inimaginable».

Zapatero dio el martes por no oída la petición de Rajoy y ni siquiera le contestó desde la tribuna de oradores. Ayer sí lo hizo en los pasillos del Congreso, una vez terminado el debate.

El presidente, exultante por su nueva victoria en un debate de este tipo, explicó que «sería sencillamente inimaginable en cualquier país democrático». «¿Alguien se imagina al líder de los conservadores británicos hacer semejante petición a Tony Blair?», se preguntó.«Nunca había pasado y espero que nunca más vuelva a pasar» que la oposición utilice el terrorismo contra el Gobierno, dijo Zapatero, antes de pedir al PP «seriedad y sentido de la responsabilidad».

Incluso, el presidente del Gobierno apeló al «pacto de la Transición» del que, según aseguró, aprendió que el terrorismo no debe ser arma política ni electoral.

Lamentó que Rajoy haya cambiado estos días su asomo de acuerdo tras la entrevista en La Moncloa y su receta para después del debate se resume en tres palabras: «Unidad, unidad y unidad».

La tesis del Gobierno sigue siendo que tampoco se pidieron las actas de las reuniones de los enviados de Aznar que negociaron con ETA, ni se pidió explicaciones al ahora ex presidente cuando la banda, a través de Gara, le acusó también de incumplir «compromisos».

El líder del PP abandonó el Congreso al término de las votaciones y se negó expresamente a hacer declaraciones, apartando los micrófonos. Sí lo hizo el portavoz del PP, Eduardo Zaplana, para quien «lo que nadie se imaginaría en el mundo, y desde luego en España, es un presidente del Gobierno que se carga la Transición y que negocia y cede ante los terroristas, engañando a los ciudadanos españoles».

Antes en la tribuna de oradores Zaplana aseguró que «es inaceptable que se hurte a esta Cámara que representa la soberanía nacional el conocimiento de unos documentos y compromisos que afectan a nuestra nación y que, en cambio, sí los pueden tener a su disposición personas ajenas a nuestro país».

Añadió que «siguen sin querer desmentir que, mientras firmaban con nosotros el Pacto por las Libertades y se les aportaba información, se reunían en caseríos del País Vasco y apuñalaban ese mismo pacto».

Zaplana repitió lo de que «nos merecemos un Gobierno que no nos mienta».

Todos los demás grupos arremetieron contra los populares. Por ejemplo, el diputado del PNV, José Ramón Beloki, acusó al PP de «dar más aire a ETA». Otros coincidieron en la tesis del PSOE de que el PP da por cierta la versión publicada en Gara y filtrada por la banda terrorista.

La propuesta del PP pedía también derogar expresamente la resolución de 2005 que permitía el diálogo con ETA si éste mostraba su voluntad de abandonar la violencia. Aquella moción quedará junto a la que Aznar se hizo aprobar en 1998 sobre una «política penitenciaria flexible, dinámica y consensuada» que permitió el traslado de presos y las excarcelaciones en 1998, para favorecer aquella negociación con ETA.Recientemente la Cámara ya rechazó otra petición del PP para derogar la resolución de 2005. El Gobierno explica que el diálogo con ETA está cerrado en todo caso y que, dado que hay grupos partidarios de no derogar la resolución, se trata ahora de buscar el mínimo acuerdo contra el terrorismo y evitar lo que pueda separar.

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