«Como el futuro empieza hoy, les anunció una medida de gran alcance: cada familia con residencia en España recibirá 2.500 euros, a partir de hoy, por cada nuevo hijo que nazca». Con este espectacular anuncio cerró el presidente del Gobierno su primera intervención en el Debate del estado de la Nación. La noticia sacudió las maternidades de los hospitales y dio una alegría a todas las mujeres a punto de dar a luz. Pero también las preguntas de los ciudadanos comenzaron a llegar a los ministerios, sin que a día de hoy el Gobierno haya sido capaz de aclarar las numerosas dudas suscitadas acerca de cómo y cuándo las madres recibirán el dinero, en qué fecha -o qué hora del día del anuncio de Zapatero- debe haber nacido el niño para tener derecho a cobrar la ayuda o cuándo se aprobará finalmente el necesario decreto ley para que la medida entre en vigor.
La medida, qué duda cabe, fue muy bien acogida y el único reproche que recibió -al principio- fue su carácter eminentemente electoralista. Quedó claro que la paga de 2.500 euros era el golpe de efecto con el que el presidente del Gobierno quería ganar el Debate del estado de la Nación previo a las generales. Sin embargo, con el paso de los días han ido surgiendo las dudas y las voces críticas, amén de las informaciones contradictorias entre los distintos ministerios con competencias en el asunto. A lo que se une una sensación de improvisación preocupante.
El propio martes, el Gobierno anunció que el decreto estaba listo para ser aprobado hoy viernes en el Consejo de Ministros, aunque nadie especificó cómo se recibiría la ayuda. El miércoles, el ministro de Trabajo informó que la medida se aprobaría el día 13 y que su intención era que las madres que salieran del hospital con sus niños pudieran tener en pocos días el cheque. Sin embargo, el Ministerio de Economía señaló que las madres trabajadoras recibirán la ayuda mediante una deducción fiscal en el IRPF, igual que se hace con la paga de 100 euros mensuales para mujeres con hijos menores de tres años.
El presidente del Gobierno anunció ayer, al término del debate, que el Consejo de Ministros aprobaría hoy «todos los detalles» de la norma, aunque no el decreto, propiamente dicho -que aún no está listo-, sino un informe del ministro de Trabajo. A pesar de lo cual, la vicepresidenta manifestó ayer que la medida está «pensada, analizada, cuantificada y decidida». Resulta obvio que Zapatero anunció la paga porque le urgía como golpe de efecto para el debate, sin que los ministerios afectados tuvieran listos los trámites para aprobarla, aunque el presidente fue muy explícito diciendo que entraría en vigor a partir del día en el que él habló en la tribuna del Congreso.
Improvisaciones al margen, la paga con la que se pretende incentivar la natalidad -loable y necesario objetivo- ha abierto el debate acerca de las políticas de apoyo a la familia, de las que este Gobierno no puede presumir mucho. Y no es sólo la Iglesia quien lo denuncia. IU y UGT han recibido la medida con escepticismo porque consideran que sin otras medidas complementarias no será útil. Sin políticas de conciliación de la vida laboral y familiar y sin escolarización gratuita para los niños de 0 a 3 años, pagar 2.500 euros no será suficiente incentivo para tener un hijo.
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