Domingo, 8 de julio de 2007. Año: XVIII. Numero: 6412.
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 CRONICA
LA ALCALDESA ESPAÑOLA DE LIZARTZA
«Bajo del coche y una mujer me llama cerda. En el Ayuntamiento retiro la foto de una etarra y pongo la bandera española. Tendré que renovar toda la papelería, ahora con un anagrama de presos. Mando traducir el presupuesto del euskara al castellano». Diario de Regina Otaola en su primera semana al frente del municipio abertzale

LUNES 2J. Investidura en Lizartza.

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No me lo puedo creer. El día D, la mañana en que tomo posesión de la alcaldía del Ayuntamiento de Lizartza, no suena el despertador. Me levanto sobresaltada sobre las 07.00 de la mañana, me ducho y salgo corriendo de mi casa, en Zarautz, con un vaso de agua. Ya habrá tiempo de desayunar más tarde. He quedado con los otros seis concejales que compondrán el ayuntamiento, mis compañeros del PP, en un polígono industrial a la altura de Tolosa, a unos ocho kilómetros de Lizartza, justo cuando comienza la nacional 130. Allí están todos: Laura Garrido, Manolo Mitxelena, José Luis Marcaida, Miguel Angel Fernández, Julia Tercero y Begoña Pereira.

La idea es que entremos al pueblo todos juntos escoltados por dos vehículos de la Ertzainza. Carlos Iturgaiz, Carmelo Barrio, Leopoldo Barreda, Antonio Basagoiti y María José Usandizaga, los cargos del PP que me arroparán en la investidura, irán directamente al pueblo.

Durante el viaje en coche repaso el discurso e intento hacerme una composición de lugar acerca de lo que voy a encontrar allí. Si los batasunos entran y la montan, desalojaré.

Suena el teléfono. Es María San Gil que quiere darme ánimos. En cuanto acabe el pleno la llamaré para contarle cómo me ha ido.

Sabía que la Ertzaintza iba a estar desplegada en el municipio, pero la envergadura del dispositivo y el tumulto que han convocado los de ANV impresionan. «Dios mío, en qué país estamos viviendo», pienso, «que tengamos que venir a constituir un ayuntamiento en estas condiciones...».

Apenas distingo qué gritan. Nada más bajar del coche una mujer me llama «¡cerda!». Ni caso. Luego sabré que también han vociferado «ladrona», «franquista» y otras lindezas. Y que han desplegado una pancarta que dice: «En 1936, requetés; en 2003, buitres del PNV y en 2006, los fascistas». Ni caso.

No me es nueva la cruz gamada en la fachada del consistorio, junto a las siglas del PP. Ya la había visto la semana pasada, cuando me pasé por el ayuntamiento para hablar con Ana, la secretaria. Entonces encontramos la mesa de plenos plantada en el centro de la sala, como si aquello fuera una asamblea, y dispuse que la colocaran en la cabecera, frente a la pared.

Entro en el el Consistorio sobre las 09.30. Retiramos la imagen de la etarra Ignacia Ceberio, colgada detrás del sillón que corresponde al alcalde, y colocamos en su lugar la bandera española, entre la de Euskadi y la local. Me atrevería a decir que es la primera vez que la insignia nacional entra en el Ayuntamiento de Lizartza. Tendrán que acostumbrarse a verla allí. Hoy nos la llevaremos de vuelta por lo que le pueda pasar, pero volverá. La bandera nacional va a presidir todos nuestros plenos, eso lo tengo claro.

Comienzo jurando el cargo por mi honor y mi conciencia y alguien grita que yo no tengo honor y conciencia. Pues sí señor, juro por mi honor y mi conciencia que las tengo. Desalojan a los boicoteadores.

Acabado el discurso, Iturgaiz se acerca a felicitarme: «Para lo que necesites», me dice al oído.

Antes de marcharme de Lizartza, quiero dar mi primera orden como alcaldesa. Quiero que retiren las fotografías de etarras que cuelgan de la fachada del ayuntamiento y que se limpien las pintadas, pero en todos los impresos oficiales figura una leyenda que exige el acercamiento de los presos de ETA al País Vasco y me niego a firmar la orden hasta que no se elimine ese anagrama, impedimento que se solventa en unos minutos. Tendremos que renovar toda la papelería del ayuntamiento. Poco a poco.

Salgo de Lizartza camino de Guetaria, donde tengo pleno de las Juntas Generales de Guipúzcoa a las 10.30. Almuerzo con el resto de junteros y son muchos los que me muestran su apoyo: gente del PP, pero también del PNV, de EA y del PSOE. Alguno me mira como diciendo: «Maja, la que te espera».

Por la tarde asisto al funeral del padre de un compañero. El teléfono no para de sonar. Llama Angel Acebes para darme la enhorabuena de parte del Comité Ejecutivo, y Mayor Oreja, y Esperanza Aguirre, y Alberto Ruiz Gallardón... Teófila Martínez me escribe una carta. Es bonito sentirse tan respaldada.

De vuelta a casa, atiendo a un medio de comunicación tras otro y me relajo viendo en televisión El gato al agua, un espacio de Intereconomía. Apago la luz de mi mesilla sobre las 00.30. Ha sido un día muy intenso.[Lizartza, en el centro-este de Guipúzcoa, ha sido siempre feudo de la izquierda abertzale, en el poder desde el inicio de la democracia hasta 2003. Ese año, la anulación de la candidatura de EH, le dio la alcaldía al PNV. En estas municipales, la anulación de ANV y la petición del voto en blanco del PNV se la ha dado al PP]MARTES 3J. Me regalo una ópera.

Hoy no me ha fallado el despertador. Después del ajetreo de ayer, el día discurre en la rutina. Paso la mañana trabajando en casa, salgo para ir a Juntas, vuelvo a casa... Me he autorregalado un disco de ópera, Los cuentos de Hoffman de Jacques Offenbach, que estoy deseando escuchar. Por la mañana, me llaman para darme noticias de Lizartza. Los de ANV han convocado una rueda de prensa en el salón de plenos y, según veo en las imágenes, han vuelto a colocar la foto de la etarra, que, por supuesto, vamos a retirar de inmediato. Entran y salen de allí a su antojo. ¡La de trabajo que nos queda por hacer en ese ayuntamiento!He estado hablando con un abogado para ver si podemos presentar una denuncia. A ver si estos señores se enteran de que no pueden dar una rueda de prensa en el ayuntamiento porque son un partido ilegalizado. ¡Que la den en su casa si quieren! Han convocado a los medios para decir que «nunca seré la alcaldesa de Lizartza». Están equivocados. Yo me tomo las cosas muy en serio y pienso aguantar los cuatro años de mandato.

No voy a hacer como Joseba Egibar, el anterior alcalde, del PNV, que prácticamente arrojó la toalla desde el primer momento. Tragó con las pintadas, con las fotos, con la papelería... Incluso me contó que los batasunos entraban y salían de su despacho a sus anchas. Egibar es más grande que yo, más fuerte físicamente que yo, pero yo no voy a ser tan débil. No voy a rendirme. Eso lo tengo clarísimo.

Me siento a comer delante del televisor, sintonizo los informativos de Antena 3 y me encuentro con una grata estampa: la fachada del Ayuntamiento de Lizartza... ¡Limpia! ¡Se ha ejecutado la orden!De momento, no tengo ninguna queja del personal del ayuntamiento. He conocido a Ana, la secretaria, y a la administrativa, Inma. Sólo me queda por presentarme a Joaquín. No voy preguntarles qué credo tienen o qué votan. Son profesionales, funcionarios, y espero que así actúen.

No paro de recibir mensajes en el móvil, hasta el punto de que el buzón se colapsa varias veces: «Ole, la madre que te parió», «ole, tus huevos...». Me llaman del grupo con el que viajo este verano para cerrar hoteles y demás. Viajar fuera es maravilloso: puedo entrar y salir sin tener que llamar a la escolta, no tengo que estar pendiente de si me vigilan, ahora me baño, ahora me voy al cine... Tengo la libertad de la que disfruta una persona cualquiera.

Perfilo el discurso que pronunciaré el viernes en Juntas Generales, donde soy la portavoz del PP, y sigo el Debate sobre el Estado de la Nación. Zapatero defiende su política antiterrorista. Gracias a ella tenemos a ANV en muchos ayuntamientos y a ETA-Batasuna crecida en aquellos en los que ha sido ilegalizada. Hemos retrocedido muchos años en la lucha contra el terrorismo.

Mis sobrinos han venido a hacer surf y se alojan en casa. Escucho un fragmento del disco de Offenbach antes de acostarme. Mamá enferma. Hay que llamar a urgencias.[Regina Otaola, 55 años, soltera y sin hijos, licenciada en Derecho, dejó la empresa privada en 1992 para dedicarse a la política. Ha sido concejal de Eibar hasta hace unos días, además de diputada en Juntas Generales desde 1999]MIÉRCOLES 4J. No tengo miedo.

Paso todo el día en casa pendiente de mi madre, que sigue enferma. Sé que está preocupada por lo de Lizartza. Sólo me ha preguntado si creo estar haciendo lo correcto, pero con eso me basta para saber de su inquietud. Mi familia ya no me dice que deje la política. Me lo pidieron hace 10 años, cuando asesinaron a Miguel Angel Blanco, y les respondí que no, que seguía adelante. «Si yo renuncio por miedo o para que no me pase nada», les expliqué, «si el otro renuncia, si todos renunciamos, entonces ¿en manos de quién quedamos? ¿en las de ellos?». Lo entendieron y no han vuelto a insinuarme el abandono.

Yo no tengo miedo. Cuando llevas tantos años de concejal en el País Vasco y has pasado tanto... Lo que tengo es determinación.

Por la mañana hablo con Laura y Manolo, números dos y tres del ayuntamiento, y acordamos acudir al día siguiente a Lizartza para ver los presupuestos. Llamo a la Ertzainza para que envíen efectivos al pueblo a las 09.30. Lo que más me preocupa y entristece es no poder ir sin protección policial, no poder pasear tranquilamente por la calle.

En Lizartza sólo he estado cuatro veces y siempre con escolta. En mi primera visita, durante la campaña, no llevábamos allí ni una hora cuando dos mujeres se nos acercaron para invitarnos a marcharnos: «Idos, que ya habéis estado bastante aquí. Venís a tierra conquistada». De momento, no puedo hablar de tú a tú con nadie, pero espero que la gente que sí nos quiere se acerque poco a poco al ayuntamiento. Como dije en mi discurso: «Es difícil que los habitantes que no comulgan con el ideario terrorista den un paso al frente sin que alguien les respalde». Aquí estamos para arroparlos.

En una de nuestras visitas hace semanas, un vecino paró su coche a nuestro lado y abrió la ventanilla: «¡Qué bien que estéis aquí!», dijo antes de cerrarla deprisa y salir pitando. En el pueblo hay 27 habitantes que nos han votado. No los conozco y aunque los conociera lo negaría. Son 27 personas que han dado un paso muy valiente y que quieren que las cosas se hagan conforme a la ley, que es lo que no ha existido hasta ahora en Lizartza. ¡Hasta las fiestas del pueblo, el 6, 7 y 8 de septiembre, están politizadas! Las organizan ellos a su antojo y me han contado que incluso piden a los vecinos que apaguen las luces a determinada hora como protesta. Han llegado a cortar los cables porque alguno se negó a obeceder el mandato.

Tengo una pila de libros pendientes de leer. Sábado, del inglés McEwan, y La democracia en peligro, de Pedro Schwartz, entre ellos.[Resultado de las elecciones en Lizartza: votos nulos (opción de ANV), 186; en blanco (recomendación del PNV a sus votantes), 142; PP, 27. Lizartza es el primer municipio de Guipúzcoa en la historia de la democracia donde el PP logra una alcaldía]JUEVES 6 J. El presupuesto.

Mi primera visita a Lizartza como alcaldesa investida. Me acompañan dos concejales: Laura Garrido y Manuel Mitxelena. Los de siempre nos esperan a la entrada del Consistorio, son cuatro o cinco, no más. Identifico algunos de los rostros de la rueda de prensa que dieron en nombre de ANV el martes. La decena de efectivos de la Ertzainza que han llegado al pueblo los ha alertado de mi presencia.

Una mujer protesta porque los agentes han dejado uno de sus furgones en un terreno de su propiedad. Viene con la documentación que certifica que el terreno es suyo. «Y mira lo que me han hecho», dice enseñándome un rasguño. «Si tienes algún problema con la actuación de la Ertzainza, pon una denuncia», le respondo. No me creo ni la mitad. Los agentes retiran los vehículos y ella se marcha.

Al poco sube otra vecina: «Los niños no pueden ni salir a jugar, uno de los pequeños se ha asustado al ver a la Ertzainza aquí porque les pegan», dice. Pero, ¿cómo les va a pegar la Ertzainza? «Habéis traído la guerra a Lizartza», continúa. O sea, que venir con la ley es traer la guerra y matar y poner bombas como hacen ellos... Eso debe de ser la paz.

Pretendemos estudiar el presupuesto y algún otro documento, pero todo esta sólo en euskara y no lo entiendo con suficiente claridad. A Lizartza le corresponden 557.000 euros anuales, pero a día de hoy no sé de cuánto se ha dispuesto ya. Hemos encargado que traduzcan todo al castellano. Habrá que hacer lo mismo con la web del municipio.

Para evitar hechos como la rueda de prensa del martes, acordamos hacer un reglamento sobre el uso de los locales públicos especificando quién tiene derecho a utilizar el salón de plenos y en qué circunstancias. El salón estará cerrado y sólo se podrá acceder a él con autorización. Vamos a cambiar las cerraduras. Hay quien incluso ha visto la luz del consistorio encendida de noche. Que todo el mundo tenga la llave del ayuntamiento... Eso no se conoce en sitio ninguno.

Sesión de fotos con el equipo de CRONICA y la bandera española en el salón de plenos. Comento que me ha sorprendido encontrar la fachada impoluta. Ni rastro de las fotos ni de las pintadas. No lo esperaba. Pensaba que esto sería un tira y afloja: tú pintas, yo limpio, tú pintas, yo limpio... Ojalá siga así.

Aún quedan paredes del pueblo manchadas de proclamas. Pedimos a la secretaria que busque una empresa que las limpie. Lo que no puedo evitar son las pancartas pidiendo el acercamiento de presos colgadas de los balcones.

En la primera planta del ayuntamiento descubrimos un rincón de aire fresco: la guardería. Aunque igual no nos dejan ni acercarnos a los niños por si los contaminamos.

Por la tarde me encierro en casa a preparar el discurso de mañana.[Lizartza tiene 614 vecinos, nueve de ellos inmigrantes. En 2005 hubo cinco nacimientos en el pueblo, todo chicas. La renta (2001) es de 11.906 euros por habitante]VIERNES 7 J. Cartas y llamadas.

Ayer me entregaron mi primera correspondencia como alcaldesa. Casi todas las cartas son muestras de apoyo. Me escribe un valenciano: «Respetada alcaldesa. En Antena 3 vi el acto de toma de posesión, con su juramento como alcaldesa de Lizartza y, francamente, quedé muy impresionado y emocionado al ver que todavía quedan mujeres valerosas....». ¡¡Aquí hay muchas!! Leo también un telegrama procedente Ares (A Coruña) escrito en los mismos términos. Una monja de Alcoy (Alicante) envía varios folios manuscritos. Me alaba a mí, a Gotzone Mora, a María San Gil y a otras vascas comprometidas con la lucha por la libertad. Además, me adjunta varias estampitas con oraciones y un puñado de medallas de La Milagrosa.

Entre las llamadas que ha atendido la secretaria, hay un recado de Soria: que rezan mucho por mí. Tanto rezo, ¡cómo nos verán para tanto rezo!Manuel Fraga me envía un recorte de prensa y unas palabras. Se agradece.

Paso todo el día en el pleno de elección de diputado general de Guipúzcoa celebrado en las Juntas Generales (JJGG). Comienza a las 09.00 y no acaba hasta las 20.00 horas. Como se preveía ha ganado la candidatura PNV-EA, y Markel Olano ha sido elegido diputado general. Se ha mostrado muy radical en su discurso. Ha dicho que hablará con los demócratas pero también con los ilegalizados. Hemos tenido más de un rifirafe dialéctico. En la réplica, mi compañero Juan Carlos Cano le ha preguntado si también piensa dialogar con ANV de Lizartza, con los que nos insultaron. Oyendo el discurso de Olano, parecía que el que hablaba era Otegi.

Me ha recriminado que utilizara el castellano en mi intervención. «Es lamentable que los portavoces no utilicen el euskara», ha venido a decir. Le he respondido que hablo mucho mejor el castellano, que no conozco bien el euskara y que me voy a expresar así en todos los plenos. A ver si va a resultar ahora que hablar euskara es lo que capacita a una persona para ser diputado general. Estoy en mi derecho porque el País Vasco es bilingüe. Creo que ha sido un día triste para Guipúzcoa..

Transcripción realizada por Ana María Ortiz

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