El Gobierno cubano hizo de buzón de correos entre el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y la organización terrorista ETA durante los coletazos finales del proceso de paz.
Dirigentes del Ejecutivo de Castro fueron depositarios de mensajes que el Gobierno español quería hacer llegar a la banda, según explicaron a este periódico fuentes conocedoras de los contactos durante el alto el fuego de ETA.Los funcionarios cubanos actuaban a modo de notarios de los mensajes que los emisarios de Zapatero dejaban a los etarras. Se encargaban de redactarlos en notas que después eran entregadas en mano a Batasuna, que actuaba de intermediaria.
Este cruce de información utilizando la estafeta de La Habana se mantuvo hasta bien avanzado el pasado mes de abril, cuatro meses después del atentado en la Terminal 4 de Barajas y pocas semanas antes de que ETA declarara el final del alto el fuego. El receptor de los mensajes era el dirigente de Batasuna Joseba Alvarez, que realizó diversos viajes a la isla durante el tiempo que duró el proceso de paz. De hecho, Alvarez se desplazó a varios países ya desde meses antes de que ETA anunciara el alto el fuego, como son Venezuela, el Líbano, Siria, Arabia Saudí y ArgeliaEn varios de estos viajes, el dirigente de la izquierda abertzale recibió mensajes en la dirección contraria: dejados por ETA y dirigidos al Gobierno.
Las fuentes consultadas han confirmado que, en una de sus últimas visitas a Cuba, realizada en abril, Joseba Alvarez recibió en la estafeta de La Habana varios datos y mensajes de parte del Gobierno de Zapatero.
El contacto entre el Ejecutivo español y el cubano no se realizó de forma directa. Zapatero utilizó para ello a una persona con reconocido prestigio internacional, de nacionalidad española y que ha ocupado cargos importantes en anteriores gobiernos.
Este emisario contaba con el visto bueno del presidente del Gobierno para hacer labores de correo, pero no para actuar como mediador en los contactos con ETA.El buzón de correos cubano funcionaba, pues, así: los representantes del Ejecutivo español hacían llegar al emisario el mensaje que se quería trasladar a ETA. Éste lo transmitía al Gobierno cubano, quien se encargaba de ponerlo por escrito y de entregarlo posteriormente y en mano a Joseba Alvarez.
Precisamente, se da la circunstancia de que en abril, cuando el dirigente de Batasuna recibió uno de los mensajes, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, visitó Cuba, en un viaje polémico que se interpretó desde algunos foros -incluida la Unión Europea- como un espaldarazo al régimen de Fidel Castro.
Las fuentes consultadas han apuntado que los últimos mensajes trasladados por el Gobierno a ETA se pudieron producir durante esta visita. En esas fechas, el Ejecutivo ya había dado oficialmente por «liquidado» el proceso de paz -en palabras del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba-, a raíz del atentado de la T-4.
En una de las últimas comunicaciones, el Gobierno agradecía a Batasuna que hubiera aceptado recoger mensajes dirigidos a ETA a través del régimen de Castro. Además, valoraba positivamente las últimas declaraciones públicas realizadas entonces por la izquierda abertzale, en las que apostaba por las vías políticas para acabar con el problema de la violencia y el terrorismo en el País Vasco.
No obstante, el Gobierno consideraba que esas manifestaciones públicas no eran suficientes y que era necesario dar nuevos pasos. Entre otras cosas, el Ejecutivo exigía a Batasuna que mostrara claramente su renuncia a la violencia y el terrorismo.
La vía de conexión a través de Cuba ha funcionado de forma paralela a los contactos que, a través de los mediadores suizos, el Gobierno ha mantenido con ETA durante el alto el fuego de la banda.
Sin embargo, los mensajes enviados a través del régimen castrista adquirieron mayor fuerza después del atentado en la T-4, en diciembre del año pasado.
Rubalcaba escenificó entonces la ruptura pública de los contactos con la banda terrorista, pero los mensajes entre el Gobierno y ETA siguieron enviándose, tanto a través de los mediadores suizos como mediante la colaboración del régimen cubano.