El Ejército paquistaní lanzó esta madrugada una operación para desalojar a los radicales islamistas atrincherados en la Mezquita Roja de Islamabad, despues de que fracasaran las negociaciones para poner fin al asedio de una semana de duración.«Hemos lanzado una operación a las 4.00 horas [tres horas menos en España] para despejar la madrasa de militantes», dijo a las agencias de información el portavoz militar, el general Waheed Arshad. «Es la ofensiva final», añadió, para precisar que «los últimos que queden opondrán una dura resistencia».
Según fuentes oficiales citadas por France-Presse, las conversaciones se rompieron tras más de 11 horas intentando que los radicales liberaran a las mujeres y a los niños que permanecían dentro del templo.
El jefe negociador Chaudry Shujaat Hussain anunció la noticia e inmediatamente se escucharon intercambios de disparos y dos grandes explosiones. «Tras 11 horas de negociación, estamos profundamente convencidos de que los portavoces han fracasado», añadió Hussain en una conferencia de prensa celebrada en un lugar alejado de la mezquita.«Los soldados paquistaníes han entrado en el templo por tres sitios a la vez. Los radicales han respondido. Queremos neutralizarlos lo más rápido posible y salvar las vidas de las personas desarmadas que se encuentran en el interior», dijo el general Waheed Arshad. «Queremos acabar con esta operación lo más rápido posible y con las mínimas pérdidas en vidas humanas», concluyó. Posteriormente, informó de que «al menos 20 menores lograron escapar» del edificio durante el asalto.
Mientras las imágenes de televisión mostraban humaredas sobre el edificio de la Mezquita Roja, altos responsables paquistaníes acusaron al jefe de los islamistas, Abdul Rashid Ghazi, de haberse negado a liberar a las mujeres y a los menores para utilizarlos como escudos humanos ante una intervención de las fuerzas de seguridad.
El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, tuvo que plegarse al fracaso de su iniciativa y ordenar el asalto después de que haber optado ayer por negociar con los integristas para buscar una salida pacífica y evitar más víctimas entre sus rehenes. En la crisis, hasta la intervención de esta madrugada, habían perdido la vida al menos 21 personas.
Musharraf, en una reunión con altos cargos de su Gobierno y de las fuerzas de seguridad, los instruyó para que tomasen en cuenta las propuestas de un grupo de ulemas (doctores del islam), encargados del diálogo con los radicales.
En el interior del templo permanecía un núcleo duro de integristas que, según cáculos de las autoridades, mantenía como rehenes a entre 200 y 500 estudiantes islámicos, entre los que hay mujeres y niñas.
Los muros que rodean la mezquita y las dos escuelas coránicas adyacentes, una masculina y otra femenina, fueron derribados por las fuerzas de seguridad con explosiones controladas durante el fin de semana, lo que hizo crecer la tensión ante la posibilidad de un asalto militar.
Sin embargo, Musharraf, que declaró la alerta de seguridad en todo el país, había pedido ayer a los encargados de seguridad que tuvieran en cuenta la santidad del lugar y limitasen sus operaciones para evitar la pérdida de vidas humanas, según el canal paquistaní Geo TV.