Pocos dudan de que el espíritu de Ermua, que unió a todos los partidos, languidece. Ayer, en los actos de recuerdo del edil popular asesinado el fatídico 12 de julio de 1997, fue evidente. Sólo el PP secundó el homenaje promovido por la Fundación Miguel Angel Blanco. Los socialistas prefirieron desmarcarse y realizar un acto por separado. Tanto la familia Blanco como los dirigentes populares optaron por no asistir a este segundo recuerdo, organizado por el Ayuntamiento. El portavoz socialista, Diego López Garrido, participó en el acto municipal junto al secretario general del PSE, Patxi López y el alcalde de Ermua, Carlos Totorika, quien leyó un telegrama de apoyo enviado por el presidente Zapatero.

El acto más multitudinario fue el organizado por la Fundación Miguel Angel Blanco, al que asistieron miles de personas y entre las que destacó la presencia de la plana mayor del PP, por un lado, y la ausencia de representantes del PSOE, por otro.

Los dirigentes populares lamentaron la ausencia de los socialistas, pero invitaron al PSOE a recuperar la unión y el discurso con el que aquel julio de hace una década nació el espíritu de Ermua. Las críticas tanto de Acebes, Zaplana, Elorriaga e incluso Gallardón, presentes ayer en Ermua, contra el Gobierno de Zapatero fueron menos contundentes que en otras ocasiones, y en todos los casos incluyeron llamamientos a recuperar la unidad en la lucha contra ETA.Fuentes de La Moncloa apuntaron ayer que el presidente del Gobierno remitiría una carta de apoyo y solidaridad tanto a la familia de Miguel Angel Blanco como al alcalde del municipio, al socialista, Carlos Totorika, coincidiendo con el décimo aniversario del asesinato del concejal.«Lo único que hoy debemos lamentar es que echamos de menos a muchos socialistas que entonces sí estuvieron con nosotros. Ojalá reflexionen sobre por qué 10 años después no están», aseguró el secretario general del PP, Angel Acebes. En el mismo sentido se expresó el portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana, que reconoció que no era momento de «reproches», para afirmar después que la ausencia del PSOE «es un gran error»: «Los socialistas, sobre todo su dirección, han entrado en una espiral tremendamente equivocada. Deseo que sean capaces de recapacitar y volver a la posición de la que nunca se debieron mover».

Bajo una intermitente lluvia, en ocasiones intensa, los asistentes al acto de recuerdo a Blanco abarrotaron la plaza del Cardenal Orbe. Representantes de las Nuevas Generaciones del PP y del Foro Ermua, venidos desde todas partes de España, fueron mayoría entre los presentes. En el quiosco de la plaza, la familia de Miguel Angel Blanco estuvo acompañada por otras víctimas de ETA como Pilar Elías, Mikel Buesa, Cristina Cuesta o Pilar Ruiz.

Mari Mar Blanco fue la encargada de leer el manifiesto de la Fundación que lleva el nombre de su hermano. Recordó lo sucedido durante los tres días que transcurrieron desde el secuestro y asesinato de Miguel Angel. «Esa eclosión cívica traspasó el miedo, la apatía, el conformismo», apuntó Mari Mar, «demostrando que es posible ganar la calle a la barbarie y responder al chantaje y al asesinato con nuestras manos blancas y la aplicación de la ley». Blanco insistió en que el espíritu de Ermua abrió el camino «que más éxito ha conseguido en la lucha por la derrota de ETA y que fructificó en el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo».

El manifiesto, titulado Miguel Angel, la memoria latente, incluía críticas a la política antiterrorista del Gobierno de Zapatero, «que se aleja del espíritu de Ermua»: «De la no negociación ni claudicación se ha pasado bajo su mandato a una política de diálogo y entendimiento con ETA». Entre aplausos, Blanco exigió a Zapatero que, para «tenernos de su lado», retome el camino iniciado en Ermua, «el de la firmeza democrática, el aislamiento a los terroristas y el de la justicia para las víctimas».

Tras la lectura del comunicado, los padres de Miguel Angel recibieron una urna con unas 10.000 firmas y escritos recogidos en las 11 ciudades españolas que ha recorrido el autobús que ha recordado el aniversario de su muerte y que ayer concluyó en Ermua su marcha.

A continuación, se inició una marcha hacia el cementerio de Ermua, donde reposan los restos de Miguel Angel. Una intensa lluvia acompañó durante todo el recorrido a la comitiva. En el camposanto, el historiador Fernando García de Cortázar fue el encargado de realizar el primero de los dos responsos. García de Cortázar citó un salmo dedicada «a un Dios justiciero». «¿Hasta cuando, Señor, los malvados, hasta cuando triunfará?». Poco después, el antiguo párroco de la localidad vizcaína de Maruri, Jaime Larrinaga, aseguró que quienes destruyen la vida «son hijos del diablo».

En un emotivo acto, el nicho de Miguel Angel se fue llenando de ramos mientras sus padres y su hermana recibían, emocionados, el cariño y apoyo de los presentes. Tímidos gritos contra ETA y vivas a España cerraron el sencillo acto en el camposanto.