Viernes, 13 de julio de 2007. Año: XVIII. Numero: 6417.
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CONVULSION EN ORIENTE PROXIMO / Un informe de la Casa Blanca concluye que ocho de los objetivos fijados en Bagdad son «satisfactorios» y otros tantos «insatisfactorios» / «Podemos y debemos ganar», insiste el presidente
Bush admite el fracaso de la escalada militar en Irak pero no se plantea retirar tropas
PABLO PARDO. Especial para EL MUNDO

WASHINGTON.- George W. Bush pidió ayer a los estadounidenses más sangre, sudor, lágrimas y dólares para Irak. El presidente declaró: «Comprendo por qué el pueblo americano está cansado de la guerra». Justo el día en que la Casa Blanca emitía un informe reconociendo que la escalada militar del conflicto iniciada a principios de año no está dando resultados. Pero, a continuación, dejó claro que no va a cambiar su estrategia, ni va a consentir una retirada de Irak, como estaba debatiendo ayer el Legislativo. Según Bush, EEUU, tras cuatro años y cuatro meses de guerra en Irak, aún necesita más tiempo.

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Fue un nuevo intento de la Casa Blanca de reafirmarse en una política que, según los propios estadounidenses, no está funcionando. Según una encuesta de Gallup, apenas un 20% de la opinión pública cree que el aumento de tropas, que ha elevado el cuerpo expedicionario en Irak de 130.000 a 160.000 soldados, está funcionando. Y ayer, antes de que George W. Bush hubiera concluido su rueda de prensa, el demócrata Harry Reid, que preside el Senado, ya había emitido un comunicado afirmando que el presidente debe admitir que «su política en Irak ha fracasado».

Pero la Casa Blanca no admite ese supuesto fracaso. Y para ello esgrime el informe divulgado ayer, que ha sido realizado por el Ejecutivo sobre los datos proporcionados por el general David Petraeus, que comanda las fuerzas estadounidenses en el país. El análisis se centra en 18 objetivos que el Gobierno de Bagdad debe alcanzar, y que fueron fijados por el Congreso en mayo. En función de los resultados en esas áreas, EEUU decidirá si la nueva estrategia en Irak es un éxito o un fracaso.

El informe señala que, en ocho puntos, hay avances «satisfactorios»; en otros ocho, la situación es «insatisfactoria»; y, finalmente, en los dos últimos es demasiado pronto para decidir. Un tono salomónico en apariencia pero que, para los expertos, revela que la situación sigue siendo mala en Irak. «El informe presenta un panorama sombrío», declaró ayer a EL MUNDO John Pike, del centro de estudios Global Security. En su opinión, «en ciertas áreas hay progresos, como en el descenso del número de atentados con coche bomba y de ataques sectarios, lo que puede crear un espacio que permita el desarrollo de reformas. Pero hay elementos importantes en los que no se ha avanzado».

La Administración, sin embargo, cree que el informe refleja que las cosas están empezando a ir bien, y que la escalada de la guerra ha dado «un resultado mixto», como lo calificó ayer el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow. En la misma línea, Bush rechazó cualquier retirada con un rotundo «creo que podemos y debemos ganar en Irak». El presidente volvió a culpar a Siria y, sobre todo a Irán, de la situación, por su presunto apoyo a las guerrillas antiestadounidenses.

Pero lo cierto es que el informe no invita al optimismo. En primer lugar, es muy ambiguo. No tiene cifras, por ejemplo, acerca de cuánto ha descendido la violencia sectaria o los atentados con coche bomba. E incurre en contradicciones: en dos de las ocho áreas en las que afirma que el Gobierno de Irak está progresando -la reducción de la violencia sectaria y el establecimiento de puestos militares en Bagdad-, la mejoría sólo se ha logrado «con una asistencia significativa de la coalición», lo que pone en duda hasta qué punto la situación es sostenible..

Dinero en el 'limbo'.

Otra contradicción está en el análisis del proceso presupuestario. Bagdad ha destinado 6.700 millones de euros para la reconstrucción del país, pero ese dinero no se va a gastar este año, porque no hay un aparato administrativo para gestionar las inversiones. En otras palabras: el objetivo se ha alcanzado sobre el papel, pero no en la realidad.

Más preocupantes aún son las áreas en las que no ha habido progresos. Entre ellas está el reparto de los ingresos del petróleo, el desarme de las milicias y la creación de unas fuerzas de seguridad dignas de tal nombre. Sin esos avances, Irak, por más que el presidente George W. Bush se empeñe en lo contrario, no va a ser estable.

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