El chantaje y la extorsión a los empresarios vascos no cesa. Si hace unos días era José Manuel Ayesa, presidente de la patronal navarra, quien ponía de relieve que ETA no ha cesado nunca en su campaña de acoso exigiendo el impuesto revolucionario, ayer era el máximo mandatario de los empresarios vascos, Miguel Lazpiur, quien reconocía la existencia de «una sucesión continua de cartas» de la banda terrorista desde «la ruptura de la tregua».
El presidente de Confebask evitó hablar de «remesas», pero admitió que extorsión, «haber, hay» y añadió que se trata de un hecho digno de «mafiosos» y «absolutamente condenable».
Sobre el contenido y características de las cartas, Lazpiur afirmó no querer entrar en «elucubraciones» porque, razonó, los únicos que salen beneficiados son quienes «envían estas cartas», a los que se les hace «propaganda gratuita». Prefirió no hablar tampoco sobre el dinero que se les exige en las cartas ni del tono de amenaza que se emplea en las mismas. «Sean las cantidades que sean y tengan el tono que tengan, el chantaje es chantaje», explicó..«Condena rotunda».
Durante la exposición ante los medios del informe presentado ante el Consejo General de Confebask, Lazpiur declaró que, «desgraciadamente», ha sido «la cautela» el sentimiento más acertado de los que se albergaban en torno a la tregua de los terroristas, y quiso dejar clara la «condena rotunda a este tipo de actuaciones injustificables», en referencia a las «amenazas de atentados o posibles chantajes contra el colectivo empresarial».
El máximo mandatario de la patronal vasca manifestó, asimismo, su apoyo y solidaridad con todos quienes son objeto de las mismas, y dejó clara su seguridad de que, «tarde o temprano, esto va a tener un final». Esta certeza se la dan, según apreció, «los deseos de paz de los vascos, muy intensos, pero, sobre todo, muy mayoritarios», que son, a su juicio, «imparables».
Lazpiur dejó patente, además, la intención de los miembros de Confebask de continuar trabajando «pese al chantaje, a la coacción y a la violencia», con el objetivo de que «las cosas nos vayan a todos mejor, porque sigamos creciendo, creando empleo, bienestar y desarrollo».
Continuarán también apoyando en su «difícil tarea» a los responsables de «acabar con la violencia» para lograr que el País Vasco, «además de una comunidad próspera», sea también «una comunidad en paz».