De forma rápida y decidida, el Partido Popular de Cataluña zanjó ayer la crisis abierta por la dimisión del jueves de su presidente, Josep Piqué, con el nombramiento de un sucesor, Daniel Sirera, el hombre que ha elegido Rajoy para solucionar los problemas del PP de Cataluña.
Para dar un paso adelante, el nuevo presidente echó la vista muy atrás, hasta la etapa Aznar, para alabarla y reivindicarla como modelo ejemplar.
La solución de Sirera es provisional, como se desprende de sus propias palabras tras anunciar su nuevo cargo en rueda de prensa: el «único objetivo» de su nueva andadura es preparar la celebración de las próximas elecciones generales.
Sirera compareció ante los medios de comunicación a última hora de la tarde de ayer arropado por Rafael Luna, secretario general del partido en Cataluña; Xavier Garcia Albiol, secretario de Organización del PP catalán; Dolors Nadal, vicesecretario del partido, y Alberto Fernández Díaz, líder popular en el Ayuntamiento de Barcelona, cuyo nombre se barajó para suceder a Piqué.
La reunión del Comité Ejecutivo no duró más de 15 minutos y se limitó a aceptar el nombramiento propuesto por Rafael Luna. Sirera también ha asumido la Presidencia del Grupo Popular en el Parlament, cargo que ostentaba Piqué.
Daniel Sirera no dudó ayer en calificar de «crisis» la situación generada por el abandono del cargo del hasta ahora presidente popular en Cataluña, y fue claro cuando atribuyó a Piqué la deriva y consiguiente pérdida de votos populares en Cataluña. El nuevo presidente asumió como errores estratégicos de la dirección de Piqué el no haber sido capaces de trasladar a la sociedad catalana la importancia de su proyecto.«No hemos estado a la altura de las circunstancias», señaló en tono de contrición, para enseguida añadir que a partir de hora habrá otro rumbo en el partido en Cataluña; no porque haya cambiado el liderazgo, sino porque a partir de ahora se respetarán las estrategias diseñadas, puntualizó.
La consigna popular pasa por rescatar el recuerdo de la época de Aznar en el Gobierno, de recuperar las bondades que aquella etapa supuso para Cataluña y de hacer comprender al electorado catalán que se puede y se ha vivido mejor con el PP en Moncloa que con Zapatero.
En la práctica, la carrera que se abre ahora hasta las elecciones generales no tiene que cambiar de mensaje, pero sí que va a clarificar algunas circunstancias que en la etapa de Piqué, a criterio de la nueva dirección popular, no estaban bien definidas.«El tiempo de los ismos ha acabado», vaticinó el nuevo presidente del PP catalán. Fue el auge de los nacionalismos el que llevó a los populares a embarcarse en la aventura del giro catalanista, cuyo artífice fue Piqué, y los pocos réditos obtenidos con esta posición política animan hace tiempo a la dirección nacional del partido a virar de nuevo hacia posiciones precedentes. En ese aspecto, Sirera suscribe el golpe de timón, porque el partido «lleva demasiado tiempo pensando en estas cosas».
El nuevo líder popular catalán también quiere poner fin a los «debates identitarios que sólo interesan a determinados partidos que viven de ellos», y proclamó ayer una vez más que el PP de Cataluña es un partido catalán y español sin que una cosa excluya a la otra.
En la mañana de ayer, a apenas unas horas del anuncio de la dimisión irrevocable de Piqué, el nombre de Daniel Sirera se sabía ya como casi seguro para la sucesión. Ha pesado en ello su perfil de hombre de partido y su falta de responsabilidades ejecutivas, que sí tiene el otro candidato que sonaba para el cargo, Alberto Fernández Díaz.
La sintonía de Sirera con Génova, especialmente tras su reciente designación como director de campaña para las próximas generales, ha acabado de auparle a la Presidencia del partido.
APOYO#Llamada a Rajoy, sin contacto con PiquéBARCELONA.- El flamante nuevo presidente del PP catalán explicó ayer que había telefoneado a Mariano Rajoy para tener un primer cambio de impresiones. El mensaje que transmitió el máximo dirigente 'popular', según aseguró Sirera, fue de «confianza y tranquilidad». No en vano se trata de que las aguas vuelvan a su cauce lo más rápido posible. La rapidez con la que se sustituyen piezas en la maquinaria del PP en Cataluña no es nueva, pero no por ello deja de resultar insólita. Sin dar tiempo a especulaciones y a luchas de egos, la gestión de la crisis ha sido «rápida, responsable y eficaz», en adjetivos del mismo Sirera. Y, es que, se trata de huir de los personalismos porque, por encima de todos está el partido, contó a modo de explicación el nuevo líder.
Si ha hablado ya con Rajoy, Sirera no tuvo reparos en admitir que con Piqué «aún no he contactado». Confiaba en hacerlo durante el día de hoy. El malestar de Piqué, que desencadenó su dimisión, se originó de hecho en la designación de Sirera, entre otros, para dirigir el Comité Electoral, por encima de las preferencias del ya ex presidente, que se inclinaba por Francesc Vendrell, su mano derecha.
Vendrell -que también ha dimitido- y el mismo Piqué continuarán como militantes de base, según anunció Daniel Sirera.