Sábado, 21 de julio de 2007. Año: XVIII. Numero: 6425.
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 OPINION
Editorial
UNA RENOVACION PARA TAPAR LA CRISIS

El Comité Ejecutivo del PP catalán nombró ayer a Daniel Sirera, hasta ahora viceportavoz en el Parlament, nuevo presidente del partido en sustitución del dimitido Josep Piqué. La designación de este político, joven y entusiasta con una amplia experiencia dentro de la organización, supone un intento de la dirección nacional del PP por taponar la crisis abierta por la inesperada e irresponsable renuncia del ex ministro, cuyas explicaciones no han convencido a nadie. De hecho, fueron muy pocos los dirigentes populares que ayer lamentaron su marcha o alabaron su figura política. Unicamente el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y en menor medida el presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo.

El líder del partido, Mariano Rajoy, se limitó a decir que Piqué «ha hecho todo lo que ha podido» en Cataluña y que se ha ido «porque la política es muy dura», lo cual tampoco es que sea mucho decir. Da la sensación de que Piqué se había convertido en un verso mucho más suelto que el propio Gallardón, con la particularidad de que en vez de ganar elecciones -como el alcalde de Madrid- viene perdiendo votos desde que llegó al liderazgo del PPC.Está claro que Piqué no supo o no quiso hacer partido en la comunidad en la que el PP tiene más problemas de implantación. Con la rápida decisión de nombrar a Daniel Sirera no sólo se cubre el vacío inoportuno de poder a ocho meses de unas elecciones generales, sino que la dirección nacional del PP manda un mensaje de renovación y hasta de ilusión a su potencial electorado en Cataluña. Y ello es importante, porque la resignación nunca es buena en política.

Naturalmente que el equipo que encabeza Sirera, con el respaldo de Rajoy y la dirección, tienen ante sí un trabajo ímprobo para el que tampoco disponen de mucho tiempo. Tal y como dijeron ayer muchos dirigentes populares, es necesario que el PP tenga una voz clara en Cataluña que diga lo mismo que en el resto de España. El gran reto de Sirera y su equipo consiste en convencer a los ciudadanos catalanes que también se sienten españoles -que son cientos de miles- de que votar al PP en las elecciones generales sí merece la pena.

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