Del sondeo de opinión sobre la formación del gobierno de Navarra elaborado por Sigma Dos para EL MUNDO que hoy publicamos, se desprende que el gran perjudicado del largo proceso de negociación para alcanzar un acuerdo es el Partido Socialista de Fernando Puras. Para empezar, la hipótesis de que se tengan que convocar nuevas elecciones como consecuencia de su indefinición a la hora de permitir la gobernabilidad, es rechazada por un 47,4% de la población, frente a un 39,6% que sí contempla como válida esa posibilidad. Parece de sentido común que no fuera necesario tener que ir a las urnas. Los ciudadanos ya han expresado sus preferencias y no deberían existir mayores problemas para elegir un presidente. No estamos ni mucho menos ante una situación excepcional por la que haya que regresar a la casilla de salida.
Quizá lo más significativo que revela la encuesta es que, mientras que un 33,5% opta por un gobierno tripartito de PSN, Nafarroa Bai e IU, más de un 45% quiere que UPN -la marca del PP en Navarra- esté en el Ejecutivo, ya sea en solitario (15,6%), ya sea en coalición con el PSN (29,6%). Se da la circunstancia de que, entre los propios votantes socialistas, ésta es también la opción que se ve con mayor agrado: la suma de quienes preferirían ver a UPN en el Palacio de Navarra compartiendo responsabilidades o en minoría (44,7%) es superior a la de aquéllos que abogan por un pacto del PSN con los nacionalistas de Nafarroa Bai (42,6%). Esta honda división entre los votantes socialistas no se da en el resto de formaciones.
En cuanto a valoración de líderes, los socialistas Puras y Carlos Chivite ocupan los puestos décimo y noveno, respectivamente, de entre los diez sometidos a evaluación, por detrás de los candidatos de UPN, Nafarroa Bai, IU y CDN. Por lo que se refiere a intención de voto, mientras que el sondeo descubre una subida igual de UPN y Nafarroa Bai (3,2%), detecta una caída de tres puntos en el PSN.En resumen, los casi dos meses transcurridos desde las elecciones han supuesto un mayor desgaste para Puras, derivado seguramente de sus vaivenes y de las falsas expectativas creadas tras presentarse como la llave del Gobierno de Navarra. La mayoría le hace responsable de dejar abierta la puerta a unas nuevas elecciones, alternativa que no agrada; también son mayoría los ciudadanos -incluidos sus votantes- que anteponen la presencia de UPN en el Ejecutivo; los líderes del PSN caen a los últimos puestos de valoración; y mientras sus rivales crecen en intención de voto, el Partido Socialista pierde fuelle. Queda claro que a Puras se le ha indigestado el proceso poselectoral.
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