Fue un domingo inmenso para esta nueva generación de deportistas españoles, con el renacido Alonso a la cabeza. El Gran Premio de Europa resultó una de las carreras más espectaculares de los últimos años, una formidable aventura que puso a prueba la destreza de los mejores pilotos. El bicampeón del mundo volvió a demostrar su pericia bajo la lluvia con un adelantamiento a Felipe Massa, a cinco vueltas del final, pleno de audacia y maestría. Superado por las condiciones meteorológicas, al brasileño sólo le quedó una rabieta postrera por la falta de limpieza que, a su juicio, pone en duda la licitud de la arriesgada maniobra.

El tercer triunfo de Alonso en el Mundial le coloca a tan sólo dos puntos de Lewis Hamilton. El británico terminó noveno. Poco más podía esperar después del aparatoso accidente del sábado, que bien pudo haberle impedido tomar la salida. Además de recortar 10 puntos en la pelea por el título, el español da un cotundente golpe de autoridad. La pugna entre los dos hombres de McLaren continúa abierta, pero es evidente que, incluso en el conflicto de liderazgo que ambos mantienen dentro de la misma escudería, su figura cobra una nueva dimensión, el rango que nunca debió ser cuestionado, pese a que se trate de su tercer triunfo de la temporada, el primero desde que el 27 de mayo ganase en Mónaco.

Hay valores confluyentes en esta generación de los 80. Si Alonso fue un modelo de inteligencia y determinación, Contador también encontró el momento y el lugar precisos para definir con éxito la primera etapa pirenaica del Tour de Francia. El corredor del Discovery Channel es ahora segundo en la general, a 2:23 de Michael Rasmussen, a quien superó ayer en la meta de Plateau-de-Beille. El corredor madrileño, de 24 años, olfatea la gloria después de que su vida peligrase tras sufrir un cavernoma cerebral, descubierto en la Vuelta Asturias de 2004.

A Nadal le tocó ayer ser tercero en este particular podio estival. Su triunfo en Stuttgart queda relativizado por la grandeza del propio protagonista, que ha sido capaz de convertirse este año en tricampeón de Roland Garros, Montecarlo, Roma y el Conde de Godó, de ganar por primera vez en Indian Wells y de disputar por segundo año consecutivo la final de Wimbledon. La victoria ante Stanislas Wawrinka es, por tanto, sólo una muestra más de su excelente carácter competidor, la triunfal despedida de la tierra, donde sólo ha perdido un partido en 28 meses.