Se llama Fernando Ferrin y es magistrado del Juzgado de Primera Instancia número 9 de Murcia. A su historial de autos perseguidores de homosexuales y mujeres en top less, este juez insólito unió el pasado 6 de junio uno que niega la custodia de dos niñas a una madre por su condición de lesbiana.

Los siete folios del auto son un puñado de críticas hacia algunas leyes de la democracia y un cargamento de opiniones despectivas hacia la capacidad de los homosexuales para construir familia.

El seísmo surgió ayer, cuando 16 colectivos feministas y la Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) solicitaron al Consejo General del Poder Judicial que sancione al magistrado, inquietud a la que se sumaron IU y PSOE.Además, las denunciantes pidieron a las tres asociaciones de jueces (Asociación Profesional de la Magistratura, Asociación Francisco de Vitoria y Jueces para la Democracia) que no den cobijo a comportamientos «claramente inconstitucionales»..

La multa del 'top less'.

Fernando Ferrin, que pertenece a la Asociación Profesional de la Magistratura, colectivo mayoritario entre los jueces y de tendencia conservadora, está siendo investigado por el Tribunal Superior de Justicia de Murcia por el presunto retraso de más de un año en el proceso de adopción de una menor por parte de una lesbiana. Es el mismo juez que en los años 80 detuvo e impuso una multa a dos jóvenes por hacer top less en una playa de Cádiz.

Empezando por el final del auto, la madre «tendrá que elegir entre sus hijas o la nueva pareja». Y mientras se decide, el magistrado elige por ella y le da una orden: «Abandonará la vivienda a lo más tardar el día siguiente a la finalización de los exámenes de las niñas el presente mes de junio, pudiendo llevarse exclusivamente las ropas y enseres de uso personal».

Según el texto, la mujer podrá convivir con sus dos niñas desde el 1 de agosto hasta el 2 de septiembre, periodo en el que «la madre no podrá salir con sus hijas de la Región de Murcia».

Esta es la historia de una mujer que un día decidió cambiar la vida gastada con un hombre por la vida nueva con otra mujer y que ha salido perdiendo en el reparto de su pasado. Cuenta el juez que un día el marido sorprendió «in fraganti» a su esposa con la que creía que se trataba «sólo de una amiga». La pareja hetero agilizó entonces el divorcio, pero la vida de las niñas llevó a esposo y esposa a los tribunales. Y ahí apareció el juez Ferrin.

Desde el comienzo del auto, el magistrado se sitúa ideológicamente en varios asuntos. Por ejemplo, en la ley del divorcio: «El divorcio, según la Exposición de Motivos de la conocida como ley del divorcio-express o del divorcio-repudio, viene configurado como un derecho de la personalidad (¡¡)». O en la ley contra la violencia de género «y el sinnúmero de falsas denuncias de mujeres que está produciendo». O en la «desafortunada y posiblemente inconstitucional reforma del artículo 44 del Código Civil», es decir, el matrimonio homosexual.

El juez admite que no hace falta justificar un divorcio, salvo que uno de los cónyuges sea «toxicómano, pederasta, prostituta» o pertenezca «a una secta satánica», porque eso «afecta negativamente a los hijos». Dado que la mujer de nuestra historia mantiene una relación fuera del matrimonio y que al tener un carácter homosexual «puede dar lugar a la nulidad matrimonial», el magistrado murciano entiende que ella no merece la custodia de sus propias hijas.«¿Por qué la condición homosexual perjudica a los hijos?», se pregunta Fernando Ferrin cual hecho probado por la ciencia, la experiencia y la vida misma. «Porque los hijos tienen derecho a un padre y a una madre, no a dos madres o a dos padres. Los más prestigiosos especialistas así lo determinan. Pero no hace falta siquiera para ello ser especialista: el sentido común (que a veces es el menos común de los sentidos) así lo dice. El hombre y la mujer son complementarios entre sí. Dos mujeres o dos hombres, no».

Tal es el rechazo del magistrado a lo gay o lésbico en clave familiar que sentencia que «el ambiente homosexual aumenta sensiblemente el riesgo de que los menores también lo sean».

Así que, a pesar de que «ambos progenitores están en similares circunstancias personales, laborales y de ingresos» y porque «la orientación homosexual de uno de los progenitores sí influye negativamente en la educación y en el crecimiento armónico de las hijas», el magistrado Fernando Ferrin se ve «en la obligación» de atribuir la custodia al padre.

APOYO#«Un ataque a la democracia desde la judicatura»R. J. A.MADRID.- «No es un auto, es un automitin. Este juez aplica su ideología para invadir ámbitos del legislador y para saltarse la ley. Equipara la homosexualidad al delito, ataca la ley contra la violencia de género y les dice a las mujeres que no se divorcien porque pueden perder a sus hijos. Es un ataque a la democracia desde la judicatura». Habla Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, uno de los colectivos que se llevó ayer la estupefacción a la cabeza al leer el auto. Para Antonio Póveda, presidente de la Federación de Gays y Lesbianas, el auto del juez Ferrin ha sido dictado «desde el machismo». «La custodia no depende de la orientación sexual».

A última hora de la tarde, el Tribunal Superior de Justicia de Murcia informó de que el 14 de junio abrió un «expediente gubernativo» a Ferrin. Dicho expediente ha sido remitido al Consejo General del Poder Judicial, que ha incoado una Información Previa «en fase de tramitación».