CARMEN REMIREZ DE GANUZA
MADRID.-
Rajoy no dio ayer pie a que se notara el hueco dejado por Josep Piqué. Pese a que anuló un viaje previamente programado a México, renunció a convocar los maitines de cada lunes -a los que el dimitido dirigente catalán nunca fallaba- y programó una visita a Barcelona para escenificar, esta misma semana, su apoyo al nuevo presidente del PP de Cataluña, Daniel Sirera.
Entretanto, y a falta del Comité de Dirección del partido, que ayer trasladó su reunión para hoy, dejó que fuera Eduardo Zaplana -uno de los presuntos antagonistas de Piqué en el partido- quien marcara el discurso popular del día. Un discurso que, sin abandonar el foco de interés instalado en el PP de Cataluña, el portavoz en el Congreso se encargó de centrar en torno al Estatut.
Si el terremoto vivido la semana pasada en el partido regional arrancaba, en origen, de la necesidad de dar un vuelco a la pérdida de electores de cara a las elecciones generales, los populares creen ahora necesaria una sacudida en torno al Alto Tribunal para que el fallo -que prevén favorable a su recurso y que el Gobierno parece empeñado en retrasar- acreciente sus expectativas en las urnas.
Así, Zaplana aprovechó una intervención en los Cursos de Verano de El Escorial para subrayar, primero, «la necesidad de que el Tribunal Constitucional (TC) falle el recurso antes de las elecciones generales». Pero, sobre todo, para advertir al propio TC de que ésa es su «obligación»..«Votar con conocimiento».«El Tribunal Constitucional no puede impedir que los ciudadanos acudan a votar a unas elecciones generales sin conocimiento de causa sobre un debate trascendente en este país. No lo puede impedir. No tiene derecho a impedirlo. Porque además está en condiciones de poder resolver. Lo sé como lo sabe todo el mundo que lo quiere saber», afirmó.«Ocultar una resolución, o dilatar una resolución de esa trascendencia, no se lo merece el Gobierno que asuma la responsabilidad futura, que emane de las urnas, no se lo merece la sociedad española, y es un mal servicio a los ciudadanos», añadió.
Preguntado por Piqué, Zaplana lo describió como «un hombre importante», antes de disentir de él sobre que fue desautorizado por el partido, y de hacer suya la afirmación de Rajoy: «La política es muy dura». El portavoz, que insistió en que «la crisis está cerrada», enmarcó la dimisión en una «decisión personal, absolutamente respetable, basada en sensaciones y en juicios subjetivos».
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