La operación se ha realizado a través de una emisión de bonos convertibles estructurada por el banco suizo UBS, una novedosa fórmula de adquisición en el mercado español que, según fuentes financieras, ha permitido a Jove poder hacer un pequeño desembolso, que se situaría en el 30% del monto total, y el resto financiarlo con deuda. En otras palabras, Jove sólo habría utilizado una parte de los 3.000 millones de euros que tiene disponibles procedentes de sus últimas desinversiones.

En un comunicado, remitido a través de su sociedad Avante Capital, Jove asegura que la inversión en la entidad con sede en Bilbao es meramente financiera y que se ha llevado a cabo porque confía plenamente en «las posibilidades de creación de valor de BBVA a largo plazo».

Asimismo, el empresario señala que la dirección del banco ha estado informada, «en todo momento», sobre la operación y ha valorado «positivamente» la confianza de Manuel Jove en el proyecto del grupo.

Por su parte, BBVA no sólo valoró «positivamente» la entrada del multimillonario gallego en su accionariado, sino que dio su «bienvenida» al que fuera dueño de Fadesa. Es más, fuentes oficiales del grupo mostraron su «satisfacción» por la entrada de un inversor «a título personal», «tan solvente» y «con vocación de permanencia», que fortalece el accionariado de la entidad. Además, el empresario nacido en La Coruña «confía en el proyecto del banco y en su equipo profesional», y no tiene «intención de intervenir en la gestión». Este mensaje es un resumen de lo que el propio Jove transmitió a Francisco González en la entrevista que celebraron la pasada semana en Madrid. Y exactamente lo mismo le explicó el multimillonario al gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez.

Pese a la elevada participación adquirida, fuentes próximas a la entidad reiteraron ayer que BBVA no está fomentando un núcleo duro. Es una versión idéntica a la que difundió la entidad cuando se desvelaron los planes de Portillo. Que numerosos analistas crean precisamente lo contrario se explica por los asaltos hostiles que ha sufrido el banco liderado por González a lo largo de la legislatura. El primero no sólo es el más conocido, sino que aún sigue dando qué hablar. En noviembre de 2004, el presidente de Sacyr Vallehermoso, Luis del Rivero, reconocía oficialmente su ambición de convertirse en primer accionista del grupo. La operación -como el tiempo acabó demostrando- contaba con el beneplácito de la Oficina Económica de Moncloa, dirigida entonces por Miguel Sebastián. El segundo intento es mucho más reciente: lo protagonizó el presidente de Astroc, Enrique Bañuelos y también culminó en fracaso. El pasado mes de mayo, este empresario vendió toda su participación en BBVA, que según fuentes del mercado superaba ligeramente el 1%.

La entrada de un hombre del ladrillo en BBVA no sorprendió ayer al mercado. Desde hace cinco semanas, se daba por hecho que un empresario del sector inmobiliario ganaría peso en el accionariado de BBVA. Pero casi todas las apuestas coincidían en que sería un promotor sevillano -nunca un gallego- el protagonista de la millonaria inversión. El pasado 12 de junio, el presidente de Colonial, Luis Portillo, comunicó a la dirección de BBVA su intención de reforzar su participación en el banco hasta alcanzar un 3%. El empresario de Dos Hermanas ya figura en el accionariado (con casi un 1%). Sin embargo, en el sector bancario había dudas sobre la capacidad financiera real del presidente de Colonial.

Nada que ver la potente liquidez que acumulaba Manuel Jove tras desprenderse de la mitad del capital de Fadesa, en septiembre del pasado año, inmobiliaria que fundó, así como el 4,8% con que contaba en Unión Fenosa.

De la venta a Fernando Martín del 54,6% que tenía en Fadesa obtuvo 2.208 millones de euros, a los que se sumó los 550 millones obtenidos con la venta ACS de su parte en Fenosa. Desde entonces, el empresario ha buscado inversiones para su capital, que finalmente se han dirigido al ocio, a la banca, al sector textil y a la energía. Pero, hasta ahora sólo había realizado pequeñas inversiones, todavía no había encontrado un gran hueso donde colocar el grueso de las plusvalías antes de que venciera el plazo para pagar a Hacienda.

En un primer momento compró a su antigua empresa Fadesa la participación del 73,8% que esta sociedad tenía en el Parque de la Warner en Madrid. Posteriormente, a finales del pasado mes de junio el empresario, a través de Avante Group, se hizo con el 37,7% del accionariado de la firma de moda Caramelo mediante una inversión de 15,8 millones. La pasada semana anunció la compra del 40% del capital de Vetra Energía, empresa dedicada a la exploración y explotación de campos de petróleo en todo el mundo, principalmente en Latinoamérica, por 37 millones de euros. Además, ha cerrado una opción de compra por otro 20% adicional del capital de Vetra Energía.

APOYO#Gónzalez, soledad en la cumbreUna vez más, el presidente del BBVA, Francisco González, logra mantenerse como el todopoderoso dueño y señor del segundo banco español, donde no tiene que hacer frente ni a consejeros ni a ejecutivos incómodos. El ex corredor de Bolsa ha dado su visto bueno a la entrada de Manuel Jove como primer accionista del banco sólo con la condición de que no intervenga en la gestión de la entidad en al que el sólo hace y deshace.

Eso sí, FG ha recibido a su paisano Jove con los brazos abiertos, ya que la ausencia de un nucleo duro en el BBVA y la debilidad bursátil que, de un tiempo a esta parte vivía la entidad, debajan al banco expuesto a la entrada de cualquier 'tiburón' deseoso de una atractiva presa.

Lo cierto es que el grupo con sede en Bilbao, cuenta en la práctica con una plataforma de 'accionistas amigos'. Antes de la llegada de Jove, más del 11% del capital del banco ya estaba en manos de sólo 2.000 grandes inversores. Entre ellos se encuentran el mencionado Luis Portillo y algunos de sus rivales del sector inmobiliario (Nicolás Osuna, Fernando Martín, Bautista Soler), y otros empresarios ajenos al sector del 'ladrillo', como el dueño de Inditex, Amancio Ortega, o el antiguo propietario de Alsa, José Cosmen.

Una y otra vez, el presidente del BBVA ha repetido que este privilegiado grupo de accionistas no forma un núcleo duro. No obstante, todos sus millonarios socios ya delegan su voto en Francisco González en todas las juntas del banco y ninguno de ellos, de momento, ha exigido responsabilidades en la gestión.

APOYO#El objeto de deseo del 'ladrillo'Los ricos del 'ladrillo' llevan tiempo rondando al BBVA. Algunos de forma amigable y pacífica, buscando sólo una inversión financiera sólida y una posición destacada en el segundo banco español donde colocar sus grandes beneficios; otros en cambio hostiles y que han dado más de un quebradero de cabeza al máximo ejecutivo de la entidad, Francisco González. Entre los segundos estarían el presidente de Sacyr Vallehermoso, Luis del Rivero, y el ex presidente de Astroc, Enrique Bañuelos. Ambos fracasaron en su respectivos intentos de asaltar la entidad con sede en Bilbao.

Los accionistas del 'ladrillo' amigos, en cambio, son más numerosos. Aunque, según fuentes financieras, Francisco González siempre les ha mirado con cierta desconfianza y recelo.

Así, en el grupo de 'colegas' estarían el presidente de Colonial, Luis Portillo, con menos del 1%, pero con aspiraciones a más. El nuevo dueño de Fadesa, Fernando Martín; Nicolás Osuna, presidente de Inmobilaria Osuna; y uno de los dueños de Metrovacesa, Bautista Soler, todos con menos del 1% del capital del BBVA, según fuentes cercanas a la entidad.

Sin embargo, tras los últimos desplomes de las inmobiliarias en Bolsa, el presidente del segundo banco español ha respirado aliviado. Los reyes del 'ladrillo' ya no tienen tanto margen de maniobra para tomar nuevas participaciones en la entidad. El sector inmobiliario ha entrado en un ciclo recesivo y las entidades financieras han cortado el crédito para nuevas inversiones.