Manuel Jove desembolsará en los próximos días 3.285 millones de euros en la compra de acciones del BBVA, según se anunció ayer, lo que le convertirá en el primer socio individual del banco, con el 5% del capital. Es, sin duda, una de las noticias financieras del año en España.
La operación tiene varias lecturas. Se trata de la apuesta firme de alguien que proviene del ámbito inmobiliario, que deja por tanto un sector que ha producido grandes beneficios hasta ahora para pasarse a otro. No es la primera vez que, en los últimos años, un empresario intenta reinvertir los beneficios del ladrillo para convertirse en accionista de referencia del BBVA. Luis Portillo, presidente y máximo accionista de Colonial, posee un 1% de la entidad y ya ha afirmado que pretende elevar esa participación. Distinto fue el caso de Luis del Rivero (Sacyr Vallehermoso) y Enrique Bañuelos (Astroc). La voluntad de ambos era hacerse con el control de la entidad, lo que puso en guardia a la dirección del BBVA. El segundo desistió, y aunque Del Rivero se empleó a fondo, fracasó.
Jove no tiene intención de intervenir en la gestión y su operación cuenta con el beneplácito de la presidencia del banco, que ayer le dio públicamente su «bienvenida». El empresario gallego ha acordado su no inclusión en el consejo de administración, lo que confirma que su entrada no pretende condicionar la gestión y que quiere aportar estabilidad al segundo banco del país. De cualquier forma, no es descabellado pensar que en el corto plazo Jove intente tener voz propia, como corresponde a alguien con su peso accionarial.
La operación es interesante para ambas partes. Francisco González, presidente del BBVA, que ya ha vivido varios intentos de asalto como consecuencia del reparto atomizado de participaciones de la entidad, se garantiza por fin la colaboración de un accionista fuerte. Jove, que necesitaba imperiosamente reinvertir los beneficios de la venta de Fadesa a Fernando Martín, entra por la puerta grande en el banco. Salta así al mundo financiero, que se halla en franca expansión en Europa y, en el caso particular de las entidades españolas, en plena internacionalización. Baste decir que, a día de hoy, dos tercios de la plantilla del BBVA está fuera de España.
Para conocer las consecuencias del paso dado por Jove habrá que esperar todavía unos meses. Lo que queda claro es que el sector de las finanzas se mueve y va a seguir dando qué hablar.
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