«El primer espía de la historia fue la serpiente que tentó a Eva». La frase es de Oleg Nechiporenko y sintetiza una visión del espionaje como práctica primigenia y consustancial a la condición humana. Analista principal de la Fundación Nacional rusa contra el Crimen y el Terrorismo, Nechiporenko se siente «rejuvenecido» por los nuevos aires de Guerra Fría que recorren Europa y que le hacen rememorar sus años mozos al frente del contraespionaje soviético en Latinoamérica. Los momentos más calientes de la Guerra Fría los vivió en México entre 1961 y 1965, y más tarde entre 1967 y 1971. También ayudó a Nicaragua y a la Cuba castrista a organizar su Inteligencia. Su libro Tres balas para el presidente, sobre el asesinato de J. F. Kennedy (entrevistó a Lee Harvey Oswald en México dos meses antes de la muerte del presidente estadounidense), es un clásico para los estudiosos del tema y pronto saldrá en español. El ex coronel del KGB repasa, en entrevista con EL MUNDO, las prácticas de espionaje ruso tras la detención de Roberto Flórez García, el primer topo arrestado en la democracia española.
Pregunta.- ¿Puede perjudicar este arresto a las relaciones entre Rusia y España?Respuesta.- No creo, porque no es un episodio tan grave, sino transitorio. La responsabilidad recae sobre una persona. Si alguien viene y te ofrece algo, la obligación de cualquier servicio de Inteligencia es coger la información que te dan. No se trata de un intento de reclutamiento de un funcionario o de algo así.
P.- ¿Qué interés puede tener España para un servicio de Inteligencia como el FSB ruso?R.- España siempre tiene valor estratégico por su situación geopolítica. En la época de Franco, era una plaza de armas de EEUU, donde había bases militares. Ahora tiene importancia como punto de tránsito de posibles terroristas desde el continente africano o de criminales internacionales y narcotraficantes.
P.- ¿Sigue el FSB el rastro de la mafia rusa en España?R.- En cualquier país cuyos ciudadanos salen de forma creciente a otro, se despierta el interés sobre este fenómeno en los servicios especiales. Inevitablemente, entre esta gente puede haber elementos criminales que escapan de la Justicia en su país, o trasladan dinero negro, etcétera. Por eso es tan importante la colaboración entre los servicios secretos.
P.- ¿No se resiente esta colaboración cuando salta un caso así?R.- Sí, pero sólo temporalmente [risas].
P.- Flórez García se puso en contacto con el FSB por iniciativa propia. ¿Son comunes estos casos?R.- Los casos más sonados de espionaje en toda la Historia, como regla general, estaban vinculados a personas que, por su propia iniciativa, ofrecían sus servicios. En la jerga se les llama initsiativniki, los que muestran la iniciativa.
P.- ¿Cómo responden los servicios secretos ante tal ofrecimiento?R.- La persona que se ofrece a otros servicios especiales siempre es examinado con un grado de confianza del 50%: o está controlado por sus servicios especiales o puede que sea fiable y tenga sus propias razones. Eso siempre es así. Y claro que los servicios que reciben tal ofrecimiento intentan, a partir de una serie de indicios, establecer la posición del agente para saber si es o no un gancho de otro servicio secreto.
P.- ¿Se puede hablar de un resurgimiento del espionaje ruso?R.- Desde hace un año se ha desatado una ola de declaraciones en Finlandia, los países bálticos, Polonia, EEUU y ahora Inglaterra sobre la conducta agresiva del espionaje ruso contra uno u otro país. Durante la Guerra Fría eso pasaba cuando en EEUU se tenía que aprobar en el Congreso el presupuesto para los servicios especiales. Entonces sobrevenía de forma brusca un auge de declaraciones infundadas, pero muy sonoras, sobre la reactivación del KGB. Ahora todo eso se repite. Para mí es un déjà vu. Todo eso evidentemente va a continuar. Me siento rejuvenecido porque de nuevo existe aquel clima en el que me desenvolví, esa atmósfera de la Guerra Fría.
P.- Usted dice que vivimos en la tercera fase de la Guerra Fría...
R.- La Guerra Fría no empezó con el discurso de Churchill de 1946, sino en los sucesos acaecidos en Rusia en 1917. Desde ese momento, los iniciadores de la Guerra Fría y los participantes activos en ella fueron los británicos. Después de la Segunda Guerra Mundial se reanudó la Guerra Fría. Y ahora los nuevos, y relativamente jóvenes, políticos de Inglaterra intervienen por tercera vez como iniciadores de una nueva etapa.