Sábado, 28 de julio de 2007. Año: XVIII. Numero: 6432.
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 OPINION
EL MUNDO QUE VIENE / ELIAS KHOURY
«La ocupación de Palestina ha destruido moralmente a Israel»
EX MILITANTE DE FATAH Y COMBATIENTE EN LA GUERRA CIVIL DEL LIBANO, ES UNO DE LOS INTELECTUALES MAS RESPETADOS DE ORIENTE PROXIMO. DENUNCIA LOS DESMANES DE LA OCUPACION ISRAELI, PERO TAMBIÉN FUSTIGA A QUIENES NIEGAN EL HOLOCAUSTO Y CRITICA LOS ERRORES DE LA CAUSA PALESTINA
JAVIER ESPINOSA

CARGO: Director de 'Al Mulhaq', el suplemento literario del diario 'An Nahhar' / EDAD: 59 años / FORMACION: Licenciado en Sociología e Historia en Beirut y en la Universidad de la Sorbona de París / CREDO: Secular y demócrata / AFICIONES: Leer y nadar / SUEÑO: Tener un sueñoEl mejor ejemplo del talante de Elias Khoury podría ser el episodio que protagonizó en marzo del 2001 cuando firmó, junto a otros 13 reputados escritores árabes -entre ellos, los palestinos Mahmud Darwish y Edward Said, el sirio Adonis o el libanés Samir Kassir [asesinado en 2005]-, una declaración oponiéndose a la celebración de una conferencia en Beirut en la que se pretendía cuestionar la existencia del Holocausto. «Como intelectuales árabes, estamos indignados por este proyecto antisemita», rezaba el texto, que constituyó una iniciativa casi inédita en la región.

La acción les reportó incluso la felicitación del embajador israelí en París, Elie Bernavi, que en un artículo en Le Monde calificó lo acaecido de «evento remarcable». De inmediato, Khoury replicó en las páginas del mismo vespertino galo denunciando lo que calificaba de «insolencia» del diplomático. «Un embajador que representa a un Estado ocupante, que asedia y confisca tierras, y que asesina a niños, es la última persona que tiene el derecho a saludar el gesto de un grupo de intelectuales que hizo una declaración en defensa de la Justicia», escribió el novelista libanés.

Personaje iconoclasta, Elias Khoury es uno de los intelectuales más significados de Oriente Próximo y uno de los principales animadores de la escena literaria libanesa desde las páginas del suplemento cultural Al Mulhaq, que dirige desde 1992. Autor de 11 novelas, su título más celebrado es Bab al-Sham (La puerta del Sol), un compendio de relatos sobre la debacle palestina de 1948, que ha sido traducido a media docena de idiomas -incluido el hebreo- y que próximamente lo será al español y catalán.

Khoury no sólo destila un enorme conocimiento, sino también mucha ironía, a la que recurre cuando critica a las naciones del entorno -se refiere siempre a ellas como «nuestros hermanos árabes»- o cuando recuerda como en una ocasión cenaba con un amigo israelí al que le negó probar su postre porque tenía miedo de que lo «ocupara». La dialéctica fluida del libanés -hijo de una familia cristiana- sólo se interrumpe cuando se le evocan sus orígenes como miembro de Fatah, el movimiento que fundó Yasir Arafat y al que se unió en 1967. «De eso hace mucho tiempo», dice. Tampoco recuerda lo que ocurrió durante la llamada Guerra de los Dos Años, que en 1975 hizo debutar el atroz conflicto libanés que hoy perdura.

Pero aunque no le guste recordarlo, Khoury participó en aquella conflagración y fue herido gravemente, llegando a perder parte de la visión. Su propia experiencia le llevó a escribir novelas como Pequeña montaña (1977), un descarnado relato sobre la contienda, que se convirtió en su primer éxito literario y la obra que le introduciría en el mercado anglosajón. En ella, Khoury se mantuvo fiel al deseo de autocrítica que después acentuaría en Las caras blancas (1981), una creación que casi le valió el señalamiento de contrarrevolucionario por su reprobación explícita de los excesos cometidos por los guerrilleros palestinos.

Para entonces Khoury ya se había distanciado de Fatah, después de abandonar el Centro de Investigación Palestino en 1979, tras una seria disputa con Arafat, que incluso intentó encarcelarle. Ahora, este erudito que ha ejercido como profesor en centros lectivos como la Universidad de Columbia en EEUU, o la Universidad Libanesa Americana, continúa abanderando una tercera vía democrática y secular en una región atrapada entre los fundamentalismos y la política militarista estadounidense.

P.- ¿Cree que el recurso a los suicidas durante esta última Intifada ha sido un error?R.- Sí. No se puede recurrir a cualquier medio para conseguir tu objetivo, porque hay medios que te destruyen. Mire lo que ha pasado con Israel. La ocupación ha destruido moralmente al país. Los palestinos tienen que tener muy en cuenta que no pueden perder nunca su superioridad moral. La vendetta no se puede erigir en la principal conducta política porque no lleva a nada. La venganza real es la justicia y para los palestinos ésta sería regresar a sus aldeas y reconstruirlas.

P.- Usted participó en Fatah cuando la causa palestina se inspiraba en las revoluciones marxistas. Sin embargo, ahora la organización parece dirigirse hacia el islamismo. Tenemos casos como los de los grupos radicales que se han instalado en los campos de refugiados de Nahr al Bared o Ain el Hilwe, en el Líbano, o la pujanza de Hamas en Gaza. ¿Qué ha pasado en casi 60 años de conflicto para llegar a este punto?R.- Que el proyecto palestino de paz que formularon en 1988 [cuando los seguidores de Yasir Arafat reconocieron la existencia de Israel y apostaron por la creación de dos estados] ha fracasado. Israel consiguió destrozar el movimiento nacionalista pensando que crearía un vacío, pero en la Historia nunca se producen vacíos. Ese espacio lo han llenado los islamistas. El proyecto fracasó porque ni EEUU ni Europa asumieron sus responsabilidades y dejaron que Israel siguiera construyendo asentamientos o, más recientemente, el muro xenófobo que ha instalado en Cisjordania.

P.- Pero también se han producido errores palestinos, ¿no? Usted mismo asistió a los que llevaron a la confrontación con el régimen jordano en septiembre de 1970.

R.- Por supuesto. En Jordania descubrimos que el idealismo se tiene que amoldar a la realidad social, pero entonces la revolución palestina era muy joven (comenzó en 1967) y eso nos llevó a la derrota. Claro que cometimos muchos errores. Por ejemplo, llevar los aviones [4 aeronaves que fueron secuestradas y después dinamitadas en una base jordana] al desierto. Fue estúpido, irracional.

P.- ¿Existe una carencia de autocrítica en el movimiento palestino?R.- Entre los intelectuales palestinos se ha ejercido una gran autocrítica. El problema estriba en la dirección política. Nunca se renovó el liderazgo. Es una coyuntura a la que se enfrentan todas las revoluciones: cómo renovarse. Mire lo que ocurre ahora en Cuba y qué ha quedado de la revolución de Sierra Maestra, del Che Guevara. La misma que inflamó nuestra imaginación. Es algo muy triste ver cómo ha envejecido. Tenemos que buscar un sistema para impedir que las revoluciones se empantanen en la ideología o que terminen siendo dominadas por una generación de líderes, como ha pasado con la revolución palestina, en la que todos se han hecho viejos. Las revoluciones tienen que ser jóvenes.

En realidad, la mayor responsabilidad de lo que ocurre sigue estando del lado israelí, porque no se puede colocar en la misma balanza a los opresores y a los oprimidos. Pero es verdad que hay errores que no se pueden achacar a Israel. Por ejemplo, no son los responsables de la corrupción. La culpa es del liderazgo palestino.

P.- El desaparecido intelectual palestino Edward Said afirmaba que la mayor equivocación fue no haber luchado por la creación de un Estado único basado en los derechos de sus ciudadanos -el principio básico de la democracia europea de un hombre, un voto- y haber optado por dos estados confesionales o étnicos. ¿Comparte esta idea?R.- Israel, de hecho, ya es un Estado apartheid como lo fue Sudáfrica, pero con aquel régimen fue posible acabar gracias al boicot internacional absoluto que se ejercía contra el país africano. ¿Piensa que Europa está preparada para boicotear ahora a Israel?P.- En el Reino Unido ya hay un incipiente movimiento en ese sentido..

R.- El boicot internacional es un medio muy interesante para obligar a Israel a retirarse de los territorios ocupados, pero todavía se encuentra en una fase muy, muy inicial. La decisión lógica es optar por los dos estados y si esa solución no funciona, y no está funcionando, entonces habrá que buscar una alternativa. Es evidente que la posibilidad de establecer dos estados cada día se aproxima más a lo irrealizable, ante la expansión de los asentamientos judíos en la zona. Tenemos, quizás, una última opción en los próximos dos años; después, ya no será posible. Eso nos llevaría a la catástrofe. El islamismo dominará toda la región e Israel se enfrentaría a un futuro muy negro.

P.- ¿Han asumido los libaneses los desaciertos que les llevaron a la guerra civil?R.- No. Porque el Líbano está basado en una estructura confesional. Cuando formas parte de un clan, de una manada, no se asume la responsabilidad de nada. La culpa es de la manada. Lo que está ocurriendo ahora en el país hubiera sido inimaginable hace siete años. En 2000, la resistencia (Hizbulá) expulsó a los israelíes del sur del país; fue la primera vez que Israel se retiraba de manera unilateral de un territorio ocupado. Después, en 2005, las masas libanesas echaron a las tropas sirias. Y tras estos dos grandes hitos, ahora nos encontramos otra vez sin país. Uno lee los periódicos y ve cómo la política libanesa se está desarrollando de nuevo a través de los embajadores. El de Irán, el de Arabia Saudí, el francés o el estadounidense se reúnen con el Gobierno del Líbano y deciden. Como en el siglo XIX. Estamos al borde del precipicio.

P.- ¿Tan al borde como para temer que el país se despeñe hacia otro conflicto civil?R.- Los líderes confesionales aprendieron durante la última confrontación que nadie puede ganar, y por eso están jugando en el borde de esa guerra. Son conscientes de que sólo conseguirían la destrucción mutua. Tampoco hay que olvidar lo que están haciendo nuestros hermanos sirios. Todos esos atentados y asesinatos para conseguir que el país se estremezca. Ellos, al igual que el ejemplo que le ponía de los los embajadores, tampoco aceptan que el Líbano sea independiente.

P.- ¿Es cierto que se encontró con alguno de los asesinos que participaron en Sabra y Chatila y que lo más le impresionó del diálogo con ellos fue que no asumían lo que habían hecho?.

R.- Sí, estuve charlado con dos y no se daban cuenta de que eran unos criminales. Habían asesinado a mujeres y niños con cuchillos y no lo admitían. Fue algo tremendo. Pero me di cuenta de que es una reacción psicológica habitual allí donde se producen asesinatos masivos. Es lo que pasó con los nazis o los criminales de guerra serbios. En el Líbano se han enjuiciado los combates a escala popular, a través de la creación literaria o artística, pero nunca fueron cuestionados los señores de la guerra, y con ello perdimos una gran oportunidad.

P.- ¿Por qué firmó la carta en la que criticaba a los que niegan el Holocausto?R.- Porque negarlo es una postura fascista y yo soy un antifascista. Porque el Holocausto es algo que ocurrió. Y porque tampoco ayuda a la causa palestina, que no se puede identificar con el fascismo. Es una lucha frente a la ocupación, contra los crímenes contra la humanidad y, por tanto, no puedes pelear por eso y al mismo tiempo negar otro gran crimen.

P.- ¿Qué le parecen entonces iniciativas como la del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, que convocó en 2006 una conferencia internacional para discutir sobre si el Holocausto ocurrió o no?R.- Lo que hizo Ahmadineyad representa sólo su estupidez. Es un idiota. Todas las ideologías totalitarias como la que prima en Irán están basadas en la negación. Stalin solía borrar de las fotografías a los miembros del Politburó a los que iba matando.

P.- ¿Hasta qué punto el mundo árabe no entiende que parte del comportamiento israelí está motivado por el trauma que dejó en ese pueblo el Holocausto?R.- Mire, la psicología israelí es muy difícil de comprender. Primero hay que saber que la ideología sionista, basada en la colonización, es anterior al Holocausto. Después, es cierto que hay que asumir que existe ese trauma y hay que respetarlo, pero también hay que poner coto a la manipulación del trauma. Hace unos días vi una película israelí en la que el director plamaba cómo en la guerra de 1967 los militares obligaron al Gobierno a lanzar la ofensiva a sabiendas de que ganarían en cuestión de días. Sin embargo en esas mismas jornadas los medios de comunicación no dejaban de evocar la imagen del Holocausto que supuestamente se aproximaba hasta el punto que los rabinos salieron a las plazas para bendecirlas y que así fueran buenos cementerios para los judíos.

P.- Los palestinos del Líbano también se aferran al terrible legado que les dejó Sabra y Chatila para negarse a entregar las armas que mantienen en los campos de refugiados.

R.- También aquí tenemos una realidad que a veces se utiliza como pretexto. Los palestinos sufrieron terribles exacciones en Sabra y Chatila, y en la Guerra de los Campos (1985-87). Pero eso no es razón para que se permita la expansión de bandas de pistoleros como Fatah al Islam o Jund al Sham. El problema palestino en el Líbano tiene que ser solventado otorgando a esta comunidad los derechos más básicos, de los que carecen debido a esa actitud racista que mantiene el Gobierno libanés hacia ellos. Y, después, organizando esos enclaves como ayuntamientos, quizás controlados por una fuerza policial palestina que dependa del ejército libanés.

APOYO#«Occidente, desde su ignorancia, cree que el árabe es una lengua muerta»En Occidente se asocia principalmente la literatura árabe a la poesía. ¿Por qué?- Es simplemente producto de la ignorancia. Occidente opina que los árabes están muertos y que, por tanto, la lengua árabe es una lengua muerta. Así que han decidido que sólo deben leer obras clásicas. Como en el pasado lo que primaba era la poesía, siguen pensando que lo único que perdura es la actividad poética. En realidad, existe una enorme producción novelística en el mundo árabe, y son obras que no sólo se están traduciendo a idiomas como el inglés o el francés, sino también a otros mucho menos hablados.

Su novela La puerta del Sol parece un compendio de tragedias que deja al lector convencido de que, como se lee en el libro, el futuro del pueblo palestino es simplemente «deambular sin fin»...- No estoy de acuerdo. Lo que prueba la obra es el mérito de los palestinos, que han conseguido reinventar su vida a diario. La novela es un gran fresco de la escena palestina, de una historia que nunca se contó. Uno de los principales problemas del desastre de 1948, el año en el que se funda el Estado de Israel y cientos de miles de palestinos son expulsados de sus hogares, es que éstos no sólo perdieron su tierra, sino que les arrebataron hasta su nombre. Ya no existían Palestina ni palestinos. Por eso tuvieron que apropiarse de nuevo de sus historias, para conseguir mantener un vínculo con la tierra. Es la continua lucha entre las historias y la Historia. Los ganadores escriben ésta, pero al final creo que las historias de los vencidos son más importantes que la primera.

El libro ofrece un relato de lo acaecido en 1948 radicalmente distinto del que se asume en Israel. ¿Cómo puede ser que la Historia de aquel tiempo tan turbulento se desdoble de tal manera?- En el propio Israel, la realidad de lo que pasó en 1948 ha comenzado a emerger y sólo hay que leer la última obra de Ilan Pappe (Limpieza étnica en Palestina). Aunque es cierto que Pappe es un elemento marginal en la sociedad israelí. Una de las mayores desgracias de los palestinos es que su tragedia quedó eclipsada por otras tragedias subsiguientes. Además, los europeos, responsables del Holocausto, nunca quisieron ver nada de lo que ocurría. Han pretendido lavarse las manos de sangre judía con sangre palestina, como si ésta fuera blanca (como el agua). Lo que hizo Europa con el Holocausto fue terrorífico, pero lo que hace ahora con los palestinos también es inconcebible, porque este pueblo está sufriendo uno de los mayores calvarios de nuestra época.

APOYO#LA CUESTION- ¿Existe una alternativa en la región entre la expansión de la ideología fundamentalista de Bin Laden y la política militarista de EEUU que ha llevado a desastres como el de Irak?- ¿Piensa que son ideologías opuestas? ¿Que Bin Laden y George Bush son diferentes? No. Ambos proceden de la misma fuente, que es el fascismo, el pensamiento apocalíptico. De hecho comenzaron juntos en esa estúpida insurgencia que organizaron los americanos en Afganistán. EEUU ha destrozado la región y está poniendo al mundo al borde de un choque de culturas, lo que es una locura. Tenemos que evitarlo, promoviendo una 'tercera vía', incluso si nos aplastan. A veces pierdes, pero es mejor luchar como ocurrió en España durante la Guerra Civil. Recuerdo mi visita a Granada y al lugar donde asesinaron a Lorca. Sentías muy vivas las injusticias que comete la Historia, pero también entendías que hay que mantener tu postura y evitar el fascismo y la elección entre dos modelos terribles. Incluso si pierdes en el presente, ganarás en el futuro.

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