Los radicales de la izquierda abertzale tomaron un año más la plaza de San Nicolás de Getxo en plenas fiestas y la llenaron de carteles. Entre todos destacaron dos que presidían el edificio de la biblioteca municipal: uno, inmenso, a favor de la amnistía de los terroristas y otro en el que solicitaban a ETA que cumpliera sus amenazas contra la Ertzaintza. La instigación venía resumida en un «ETA mátalos» y varios agujeros simulando otros tantos tiros sobre el logotipo de la Policía Autónoma.
Los pasquines contra la Ertzaintza no son nuevos -tampoco los atentados-, pero la pancarta retoma, tras la tregua, una hostilidad que ahora, dadas las críticas «al PNV de Imaz» por parte de ETA, introduce otro elemento de tensión.
Viene de primera páginaLa última referencia operativa que se tiene de la Ertzaintza como objetivo preferente de la banda -al igual que otros cuerpos policiales- fue cuando, al ser desarticulado el comando Donosti a finales de marzo, se encontró información detallada para atentar contra varios ertzainas.
Respecto a las últimas alusiones documentales, la Ertzaintza ha sido citada en las diferentes entrevistas concedidas a Gara a lo largo de la tregua, así como en los comunicados hechos públicos en los últimos meses por la organización terrorista: «ETA estima como imprescindible la desactivación de los cuerpos especiales de la Ertzaintza»; «el PNV ha de explicar por qué continúa utilizando la Ertzaintza como su brazo armado»; «¿puede alguien pensar que podemos dar pasos para resolver el conflicto enviando a la Ertzaintza a la caza del ciudadano vasco como si fueran perros rabiosos».
La izquierda abertzale tuvo buen cuidado en resaltar entonces que la Policía Autónoma venía disolviendo, por orden judicial, las convocatorias que habían sido prohibidas, y ETA ha tenido especial interés en trasladar que un atentado contra la Ertzaintza es también un toque de atención contra el PNV.La situación de Getxo volvió a generar protestas. «Cuando pasas por delante de algo así, se te revuelve todo por dentro, pero lo peor no es eso: lo peor es que les dejen hacerlo».
Marisa Arrue, portavoz del PP en el Ayuntamiento, trató ayer sin éxito de ponerse en contacto con el alcalde, Imanol Landa (PNV), para informarle de que los radicales habían hecho suya, una vez más, la fachada de un edificio municipal. No consiguió localizarle y, bajo el nada sutil mensaje expuesto, Getxo siguió celebrando las fiestas de San Ignacio.
La biblioteca de Getxo, antiguamente sede del Ayuntamiento, preside la céntrica plaza de San Nicolás, rebautizada por los radicales como plaza de Txiki Otaegi, etarra fusilado por el franquismo.
En sus soportales está colocada la txozna de la Comisión de Fiestas del pueblo; Comisión a la que Arrúe señala directamente como la responsable de que los radicales se adueñen, «año tras año», de las fiestas de la localidad. Según lamenta, los sucesivos alcaldes que ha tenido Getxo, del PNV, han permitido a esta Comisión hacer y deshacer a su antojo la organización de los festejos.
La Policía Local no daba ayer abasto para retirar pancartas y, desde primera hora de la mañana, se esmeró en limpiar las pintadas ofensivas. Desde la Ertzaintza se dejó muy clara su intención de retirar el de ETA, mátalos en cuanto sea posible, buscando el momento en el que menos tensiones pueda acarrear.
Y es que la plaza de la biblioteca es una zona sensible. Arrue, por ejemplo, reconocía ayer que ella tiene «prohibido» acercarse durante las fiestas por motivos de seguridad y que, durante el resto del año, sólo lo hace de vez en cuando y «en horas muy determinadas».