El ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, protagonizó ayer un significativo gesto diplomático al entrevistarse con el número dos de Hizbulá, Naim Qassem, en una jornada «maratón» -expresión de uno de sus asesores- en la que también se reunió con la práctica totalidad de los líderes políticos locales.
Moratinos ya había dicho la jornada anterior que «se trata de vincular a todos los actores» a esta ofensiva diplomática para resolver la grave crisis libanesa, siguiendo la estela de su homólogo galo, Bernard Kouchner, que logró reunir el domingo a más de una docena de dirigentes sectarios, incluidos acérrimos enemigos y antiguos señores de la guerra como el ex general Michel Aoun, el ex presidente Amin Gemayel, el druso Walid Yumblatt o el suní Saad Hariri.
Kouchner también se entrevistó con una delegación de Hizbulá pero ni él pudo acceder a un personaje de tal peso político en la comunidad chií como Qassem -considerado el ideólogo y cerebro de Hizbulá- y tuvo que conversar con una delegación integrada por el ex ministro de Energía, Mohammad Fneish, y Nawaf Moussawi, jefe de relaciones exteriores de la agrupación. Hizbulá, que abandonó en noviembre el Ejecutivo libanés, está incluida en el listado de organizaciones terroristas que maneja el Gobierno de EEUU, aunque no tiene tal consideración en la UE. A Naim Qassen se le considera el ideólogo y cerebro del grupo, al que Washington responsabiliza de múltiples atentados terroristas.«Ha sido un encuentro muy positivo que se enmarca en el diálogo nacional que estamos apoyando. Se está muy cerca de encontrar un compromiso. Ha sido un día muy duro», señaló el titular de Exteriores al referirse a su cita con el número dos del líder de Hizbulá, Hasan Nasralla.
Los miembros de la delegación española no supieron interpretar la designación de Qassem como interlocutor de Moratinos, toda vez que los líderes de Hizbulá reciben en contadas ocasiones a enviados de países occidentales.«Habría que preguntárselo a ellos, pero a lo mejor es un gesto hacia nuestro país», precisó un portavoz del jefe de la Diplomacia española.
La actitud de Madrid y París supone un marcado giro de estrategia que les aleja de la posición que mantiene el Gobierno de EEUU, que se mantiene aferrado a la táctica de ignorar a las agrupaciones opositoras libanesas -que representan a cerca de la mitad de la población- y a sus principales mentores, Siria e Irán. «En esta crisis no puedes excluir a ningún sector», aclaró un diplomático español que acompañaba a Miguel Angel Moratinos..«Mantener la calma».«Se trata de mantener la calma en los países del entorno para que el enviado del Cuarteto para Oriente Próximo (el ex premier británico Tony Blair) pueda dedicar el verano a conseguir desbloquear el meollo de todas las desavenencias en la región: el conflicto entre israelíes y palestinos. Blair nos dijo expresamente que él necesitaba tranquilidad en el área para poder hacer avanzar el diálogo entre israelíes y palestinos», explicó otra fuente diplomática de Madrid.
Dentro de ese esfuerzo por discutir con todas las partes que ejercen alguna influencia en el conflicto libanés, Moratinos hablará hoy en Damasco con el presidente sirio Bachar al Asad, el vicepresidente Farouk al-Chareh y el especialista de ese país en asuntos de la vecina nación, el titular de Exteriores Walid Al-Mualam.
Durante su encuentro con el ex dignatario cristiano Amin Gemayel, Moratinos precisamente le explicó que la intención de su desplazamiento a Siria no es otra que «conseguir el apoyo» de ese régimen para «que se puedan celebrar de manera normal» el relevo electoral del actual jefe de estado Emile Lahoud -un estrecho aliado de Damasco- en noviembre.
Tras dialogar con Gemayel, el representante español se trasladó hasta el nuevo cuartel general de Samir Geagea, el jefe de las Fuerzas Libanesas, que se ha construido un espectacular fortín en las montañas de Maarab.
Previamente había acudido a la residencia del citado Michel Aoun, y después lo haría a las del druso Walid Yumblatt, el presidente del Parlamento, el chií Nabi Berri y el primer ministro Fuad Siniora. Por la tarde, Moratinos viajó en helicóptero hasta Blat, donde se encuentra la base de las tropas españolas encuadradas en la Fuerza Interina de la ONU para el Líbano (Finul) en el sur del país.
Allí rindió homenaje a los seis soldados fallecidos en el atentado del pasado 24 de junio y departió con la tropa entre bromas y comentarios del tipo: «Bueno, a ver si los diplomáticos vamos resolviendo los problemas y podemos finalizar las misiones [militares]». El contingente que España mantiene desplegado desde septiembre en el Líbano asciende a 1.200 soldados.
El ministro español de Exteriores explicó a los uniformados que la extensa ronda de contactos tenía también por objetivo «facilitar la misión» de la ONU. «Nuestra presencia en el Líbano es un ejemplo de solidaridad y un compromiso para garantizar la paz en una región vital para los intereses españoles», añadió Moratinos.