Imaz, que ya había transmitido esta decisión en privado a diversos miembros de su partido, lo hizo ayer en público para aclarar a los muñidores de esa cohesión que el proyecto político del PNV está por encima de las personas y que, en caso de que ambos sectores encuentren a un candidato de consenso, él renunciará a la reelección como presidente de la formación nacionalista en el proceso que se iniciará en septiembre.

Este pronunciamiento público permite consolidar una negociación interna entre las diferentes ejecutivas territoriales del PNV para tratar de cerrar un periodo convulso y buscar consensos, no sólo de carácter personal, sino también políticos, de cara al inicio de las elecciones internas.

En esta ocasión, y a diferencia del proceso que se desarrolló hace cuatro años, las dos sensibilidades que cohabitan en el PNV se han mostrado dispuestas a buscar de forma conjunta una solución de consenso y «duradera», según apuntan fuentes de la formación nacionalista. El propio Joseba Egibar coincidió ayer con Imaz en la necesidad de lograr «unidad y cohesión» en el seno de su partido.

Ambos se enfrentaron en 2003 en un proceso inédito hasta entonces -Xabier Arzalluz acaparaba el poder- y, cuatro años después, el actual presidente es consciente de que las heridas no han restañado y de que su continuidad al frente del partido podría gangrenar las difíciles relaciones que hoy persisten con su oponente interno, con el consiguiente desgaste que ello genera en la imagen de su partido y de sus consecuencias electorales.

Pero esta negociación no sólo gira en torno a las personas. A pesar de que oficialmente el PNV ha transmitido que es Imaz «el responsable» de la elaboración de la ponencia política que se aprobará en diciembre, las fuentes consultadas apostillaron que varios miembros del Euskadi Buru Batzar (EBB) tienen previsto realizar aportaciones a la misma para tratar de lograr un texto consensuado, motivo por el que dicho documento no estará listo hasta finales de agosto o principios de septiembre. Será entonces cuando la Ejecutiva lo discuta y trate de elaborar un borrador, que será el que se envíe a las bases para su discusión. El discurso que ayer pronunció Imaz cobra especial relevancia en este proceso por cuanto se trata de una intervención elaborada por él mismo, de la que únicamente dio cuenta de manera previa a un puñado de dirigentes nacionalistas, y que aclara las dudas de determinados sectores de su partido sobre hasta dónde podría llegar para tratar de cohesionar a su partido.

Imaz efectuó un llamamiento a la «unidad» y la «cohesión» internas; asumió que, como presidente del PNV, tiene la «responsabilidad añadida de favorecer las soluciones integradoras», y afirmó: «Las personas no deben ni debemos ser obstáculo para ello. Somos parte de un proyecto. No seríamos leales a 112 años de historia si lo condicionásemos a la prevalencia de una u otra persona al timón de la nave».«Nuestro deber ético y político es fortalecer la cohesión interna del PNV», proclamó, después de apostar por que sean «las personas adecuadas» las encargadas de poner en valor «proyectos movilizadores».

Sus palabras fueron ratificadas por el presidente del Gipuzko Buru Batzar (GBB) del PNV, Joseba Egibar, que reiteró públicamente su pretensión de lograr la paz interna, pero fundamentada sobre un proyecto político: «Lo que hay que hacer es trazar el camino, por dónde se va; después, quién esté en la bancada, quién esté de patrón, eso es ya decidir la tripulación. En una trainera hay 13 y el patrón», recordó en referencia a la elección de la próxima Ejecutiva nacionalista.

La conmemoración del 112º aniversario del PNV congregó a numerosos cargos políticos e institucionales y antiguos dirigentes, entre ellos el ex presidente del GBB Juan Mari Juaristi, Xeler.