La Comisión Ejecutiva del PSOE se reúne hoy para tomar una resolución sobre el acuerdo adoptado el miércoles por la dirección del PSN de gobernar en coalición con Nafarroa Bai e IU. Zapatero, que ha dado a entender que no acudirá a esta cita «por problemas de agenda», aseguró ayer que deja «en manos» de José Blanco, secretario de Organización, la decisión de vetar ese acuerdo, que ha despertado una fuerte oposición entre algunos barones regionales del partido y un amplio sector de la Ejecutiva. El propio Blanco es contrario a esa coalición con Nafarroa Bai.
Antes de pronunciarse, la Comisión Ejecutiva escuchará al candidato Fernando Puras y al secretario general del PSN, Carlos Chivite, que muy probablemente dimitirán si Ferraz no asume su propuesta. Carmen Hermosín, responsable de Política Autonómica del PSOE, anticipó un tajante rechazo a ese acuerdo, alegando que es mejor «una oposición fuerte» que «un Gobierno difícil de explicar». Todo indica que las posiciones de Blanco y Hermosín serán refrendadas hoy por la dirección del partido, esté o no presente Zapatero.
El presidente se juega mucho en esta decisión, por lo que nadie se puede creer que Blanco o la Comisión Ejecutiva vayan a adoptar una resolución en contra de sus deseos. Y no cabe la menor duda de que Zapatero se inclina por vetar ese acuerdo, que tendría un alto coste para él y para el PSOE en las próximas elecciones generales.
La cúpula del PSN ve las cosas desde otro punto de vista. Tras una larga travesía del desierto, los socialistas navarros tienen ahora la oportunidad de volver al poder y, de paso, tomarse la revancha sobre UPN y Miguel Sanz. Sus dirigentes pueden alegar perfectamente que si Maragall y Montilla han gobernado con ERC, por qué ellos no van a poder hacer lo mismo con Nafarroa Bai. El propio Zapatero ha alentado esta alternativa con un ambiguo discurso que ahora se vuelve contra él.
Si la Comisión Ejecutiva del PSOE opta por vetar el pacto con Nafarroa Bai, se abrirían dos posibles escenarios: que el PSN permitiera a UPN gobernar en minoría con unas ciertas garantías de estabilidad o la celebración de unas nuevas elecciones.
La primera opción topa con la oposición de Puras y la gran mayoría de la dirección del PSN, que no quieren permitir que Sanz gobierne de forma estable ni están dispuestos a una coalición presidida por el líder de UPN. La segunda opción sería probablemente la peor para el PSN, ya que un adelanto electoral le pasaría factura por sus flirteos con Nafarroa Bai y por su incapacidad para gestionar esta crisis.
Zapatero y la dirección del PSOE van a tener que sopesar todos estos elementos para tomar una decisión que ya no pueden aplazar. Pronto saldremos de dudas y podremos valorar si la defensa de un modelo de Estado tiene en el PSOE más peso que la oportunidad de gobernar Navarra.
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