RICARD GONZALEZ. Especial para EL MUNDO
WASHINGTON.-
Tras haber recibido numerosas críticas en Francia por haber decidido pasar sus vacaciones en una lujosa mansión de New Hampshire, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, perdió ayer los nervios ante dos fotógrafos estadounidenses que estaban tomándole fotografías mientras navegaba en el lago Winnipesaukee. Después de acercarse a los fotógrafos, el flamante y energético presidente francés saltó a bordo de su barca y les increpó.
Los dos fotógrafos, identificados como Jim Cole y Vince DeWitt, trabajan para Associated Press, la principal agencia de noticias estadounidense. De acuerdo con su versión de los hechos, Sarkozy estaba «muy agitado», y empezó a gritarles en francés. La agencia de noticias ha informado de que ambos contaban con el permiso adecuado por parte de las autoridades de New Hampshire para desarrollar su trabajo en el lago.
En un primer momento, Sarkozy, vestido únicamente con un bañador, parecía encontrarse relajado y feliz. Incluso lanzó un saludo a los guardias de seguridad del lago que no intervinieron en el incidente. De repente, el estado de ánimo del presidente francés cambió radicalmente cuando se dio cuenta de que le estaban tomando fotografías. A través de sus lentes, los fotógrafos vieron cómo Sarkozy les señalaba con gesto crispado, y daba órdenes para aproximarse a su embarcación.
En la discusión que mantuvieron los tres en la barca de los fotógrafos, Sarkozy llegó a apropiarse de la cámara de Vince DeWitt, si bien enseguida se la devolvió. Sarkozy les pidió en francés, idioma que no hablan los fotógrafos, que le dejaran pasar sus vacaciones tranquilo con su familia. Lo supieron porque grabaron la conversación y luego se la tradujeron.
Para acallar las críticas de la oposición y la prensa, Sarkozy había asegurado la víspera que sus vacaciones no costarían ni un céntimo al erario público. El Gobierno francés ha declinado hacer cualquier comentario sobre el incidente.
El presidente galo y su familia llegaron a EEUU el pasado jueves con la intención de pasar sus vacaciones en una lujosa villa a orillas de un lago del estado de New Hampshire. Para acallar las numerosas críticas suscitadas en Francia, Sarkozy aseguró que había sido invitado por dos familias con las que comparte una larga amistad, si bien no reveló su identidad. Según la prensa francesa, el alquiler semanal de la villa es de unos 14.600 millones de euros.
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