La incertidumbre sobre la evolución de la economía se agudizó ayer tras una fuerte caída de las Bolsas internacionales que pone en evidencia el temor a un cambio de ciclo. La intervención del BCE y los grandes bancos centrales ha evitado probablemente un problema de liquidez en el sistema financiero pero, por contra, ha acentuado la impresión de que estamos acercándonos al final de un largo periodo de bonanza.
El Ibex 35 bajó un 2,6% dentro de una tónica generalizada de importantes descensos de las principales Bolsas europeas y de Wall Street, que había perdido anteayer casi un 3%. El pesimismo de los inversores se ha traducido en una fuerte oleada de órdenes de venta de acciones en busca de activos más seguros como los bonos del Estado y la renta fija.
La causa de esta crisis reside en el alto riesgo que han contraido las entidades financieras tanto en EEUU como en Europa en los negocios inmobiliarios. Algunos bancos como BNP ha sufrido problemas de liquidez para reembolsar los fondos de inversión de sus clientes.
Esta es la razón por la que el BCE, la Reserva Federal y el Banco de Japón han decidido intervenir en las últimas 48 horas prestando importantes cantidades a las entidades financieras privadas a bajos tipos de interés. El BCE anunció ayer que va a inyectar otros 61.000 millones de euros, que se añadirán a los 95.000 millones de ayer, lo que totalizará una cifra sin precedentes.
Sería, sin embargo, injusto generalizar los riesgos, ya que los bancos españoles han sido más cautos y operan con unas garantías que disminuyen las pérdidas que comporta la volatilidad de los precios. Recuerdese, además, que el Santander y el BBVA se deshicieron de importantes activos inmobiliarios hace un par de meses, antes de estallar la crisis.
Pero no es el colapso de los precios inmobiliarios el único índice de que la coyuntura económica va a peor. La caída de las ventas al por menor y los malos resultados de la industria preludian una ralentización de la actividad económica estadounidense, que según los expertos del diario The Wall Street Journal, crecerá solamente un 2% en el último trimestre del año, la mitad que en el primero. La economía japonesa, en fase de recuperación, podría también verse muy afectada por una contracción del comercio internacional.
Nos falta perspectiva para saber si estamos ante un problema pasajero de simple falta de liquidez o ante el comienzo de un cambio de ciclo, en el que la economía tendría que sufrir un duro ajuste. De momento, hay que ser prudentes y esperar que las intervenciones de estos días logren devolver la confianza a los inversores.
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