Domingo, 12 de agosto de 2007. Año: XVIII. Numero: 6447.
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CRISIS EN NAVARRA / Unos 200 socialistas críticos increpan e insultan a los parlamentarios tras el veto de Ferraz al pacto con NaBai / Chivite dice que el objetivo de los socialistas debe ser «que Zapatero siga en La Moncloa»
Sanz presidente de Navarra entre protestas y dimisiones socialistas
Obtuvo los 24 votos de UPN y CDN mientras los 12 diputados del PSN obedecían a Ferraz absteniéndose Cuatro miembros de la Comisión Ejecutiva cumplen su amenaza de dimitir después de que unos 200 militantes abuchearan a sus diputados al entrar en el Parlamento
MARCOS IRIARTE

PAMPLONA.- La crisis en el PSN ya no puede ser más evidente. Cuatro miembros de su Comisión Ejecutiva presentaron ayer sus dimisiones nada más materializarse la reelección de Miguel Sanz por la abstención de los parlamentarios socialistas. Los cuatro dimisionarios se enteraron de la investidura del regionalista en la misma puerta del Parlamento de Navarra, donde se concentraban junto a dos centenares de militantes de su partido pertenecientes a las corrientes críticas del sector de La Ribera y de la comarca de Pamplona, que no dudaron en unir sus voces para abuchear e insultar a sus diputados forales, tanto a la entrada como a la salida de la sesión de investidura.

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Se vivieron momentos de gran tensión ante el pórtico de acceso a la Cámara foral. El amplio dispositivo policial evitó en varias ocasiones que los manifestantes se acercaran más a los parlamentarios.

No obstante, a la salida del portavoz del PSN, Roberto Jiménez, y de la presidenta del Parlamento, Elena Torres, los críticos rompieron la barrera y lograron aporrear repetidamente el coche en el que ambos se marchaban.

Los más abucheados fueron los de su propio partido, el PSN, si bien el centro de sus iras fue una persona en concreto, Carlos Chivite. Parapetados tras una pancarta en la que se podía leer, en euskara y castellano, «No al fraude electoral», los críticos socialistas exigieron a gritos la dimisión de su secretario general y la del resto de la cúpula del partido en Navarra. A modo de ejemplo, los cuatro miembros de la Ejecutiva Regional presentes anunciaron su inmediata renuncia al cargo.

Se trata de Mariano Cerezo, concejal del PSN en Tudela; Lourdes Montero, edil en Zizur Mayor; Marisa Osta, concejala de la localidad ribera de Buñuel, y quien fuera alcaldesa de Miranda de Arga, Teresa Iradiel. Los cuatro, que hasta ahora ocupaban uno de los 29 asientos de la Ejecutiva regional del PSN, trataron de comunicar ayer mismo su decisión al resto de la cúpula de los socialistas navarros, pero la sede del PSN estaba cerrada a cal y canto.

Sus dimisiones se suman a las ya registradas de Fernando Puras, quien fuera el candidato del PSN para encabezar un «gobierno de progreso» junto a NaBai e IUN; a la de su asesor, Alfonso Arroyo, o a la presentada en pleno por toda la dirección de Juventudes Socialistas de Navarra.

Varias caras conocidas del PSN integraban ayer las filas de los manifestantes, como los ex concejales de Pamplona Fabricio Potestad y la firmante de Ahotsak Ainhoa Aznarez, el ex parlamentario Iosu Pardo, o el concejal de Villava José Luis Uriz, o la hasta el jueves secretaria general de Juventudes Socialistas, Irene Lapuerta.

«Esto ya no hay quien lo pare», sentenció Angel Oliver, secretario general de la agrupación socialista de Valtierra.

La tensa concentración se produjo ayer, un día después de que 23 agrupaciones socialistas de La Ribera firmaran un documento exigiendo a los 12 parlamentarios del PSN que rompieran la disciplina de voto propuesta desde la dirección del PSOE y, en lugar de abstenerse, votaran en contra de la elección de Miguel Sanz.

Y como no lo hicieron, los parlamentarios socialistas fueron recibidos y despedidos entre silbidos, insultos y peticiones de dimisión. También el ex secretario general del partido, Juan José Lizarbe, que hasta ayer no quiso desvelar si acataría o no la directriz del PSOE y que supuestamente encabeza el llamado sector crítico de Pamplona.

El momento de mayor tensión fue el de la salida de Carlos Chivite, a quien los críticos, cortando el tráfico, persiguieron a pie durante todo el trayecto que hizo hasta su coche entre insultos y conatos de agresión. Por contra, los parlamentarios de NaBai e IUN fueron aplaudidos por los críticos del PSN.

Alguno de los manifestantes portaban carteles con leyendas como «No voté para esto» o «PP Blanco», con el anagrama del Partido Popular. Se escucharon consignas favorables a la repetición de las elecciones y se acusó al secretario general del PSOE, José Blanco, de haber «regalado» Navarra a la derecha.

Precisamente, a él le esperan el próximo día 1 de septiembre en el Comité Regional que el partido ha convocado en Navarra para «explicar» a su militancia las razones del veto al pacto con NaBai. Blanco ha confirmado su asistencia y los críticos han relegado, hasta escuchar sus argumentos, la adopción de nuevas medidas de presión.

Debaten estos días sobre la oportunidad de crear un nuevo partido en la Comunidad Foral, al margen del PSN y del PSOE, o sobre la posible renuncia en masa de sus cargos electos y la devolución de sus carnés de afiliados. Por lo pronto, no tienen intención de hacerlo, al menos de una manera organizada. Los críticos de La Ribera acordaron el viernes en Ribaforada que lo mejor para la formación es forzar una «revolución desde dentro» y se llamó a los asistentes, unos 80 pertenecientes a 23 agrupaciones locales, a no tomar ninguna medida por su cuenta hasta escuchar a José Blanco.

Pese a que la crisis del PSN es ya innegable, Carlos Chivite volvió a rechazar ayer la posibilidad de convocar un Comité extraordinario, como los críticos le exigen, e insistió en que la puerta del partido está abierta para todo el que quiera irse. «Uno entra en libertad al PSN, pero también se va en libertad», sentenció.

«Un responsable político tiene que ser capaz de aguantar esos momentos difíciles y pensar que nuestro partido no es un instrumento para nosotros mismos, sino para mejorar la vida de los ciudadanos», aseguró, tras llamar a la calma y a la unidad a su militancia.

«El partido debe estar más unido que nunca», concluyó, antes de recordar que se inicia ahora el proceso de preparación para las elecciones generales y que el objetivo de todos los socialistas debe ser «que Zapatero siga en La Moncloa y que no gobierne Rajoy».

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