Martes, 14 de agosto de 2007. Año: XVIII. Numero: 6449.
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CAOS EN CATALUÑA / El presidente de Endesa demuestra con cifras que su empresa ha invertido más en Cataluña que en el resto de España / Todos los grupos, excepto el PP y Ciutadans, se dirigen a él en catalán
Pizarro desmonta el victimismo del nacionalismo catalán contra Endesa
Demuestra con cifras que la empresa ha invertido más en Cataluña que en el resto de España / Todos los grupos, excepto PP y Ciutadans, se dirigieron a él en catalán
BELEN PARRA

BARCELONA. - El presidente de Endesa, Manuel Pizarro, defendió ayer la gestión de su empresa en la crisis generada en Barcelona por el apagón y se apoyó en el creciente nivel inversor de su compañía en Cataluña ante las críticas de los partidos nacionalistas. Pizarro comparecía bajo su expreso deseo ante la Diputación Permanente del Parlament, en la que demostró con cifras las inversiones de Endesa en la Comunidad.

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Pizarro reiteró su compromiso con Cataluña, donde advirtió que Endesa ejerce un «esfuerzo inversor mucho mayor» que el de otra empresa eléctrica española.

El máximo dirigente de Endesa indicó, ante la acusación de los republicanos de que existe un déficit inversor de su empresa en la comunidad, que «entre 2002 y 2006 se han destinado 5.229 millones de euros», en el marco de prioridades que se fijó nada más aterrizar al frente de la compañía. Pizarro aseguró que esta cifra equivale a un crecimiento del 128% en el ritmo de inversiones en Cataluña.

Pizarro señaló con insistencia la importancia para su empresa del mercado catalán, «donde tenemos el 36% de los clientes, obtenemos el 22% del beneficio e invertimos el 40% de nuestra inversión en distribución», explicó. Con cifras en la mano, detalló que Endesa invierte en Cataluña 538 euros por cliente, frente a los 487 euros por abonado para el resto de España. Y recordó, ante las críticas del tripartito, que «Endesa se hizo cargo de Fecsa para dar salida a una de las primeras eléctricas de Cataluña y asumió una deuda de 600.000 millones de pesetas».

En su turno de réplica a los partidos catalanes, que valoraron positivamente y por unanimidad el gesto mostrado por Pizarro de comparecer ante el Parlament para dar cuentas del apagón de Barcelona, Pizarro reiteró los lazos de la empresa que preside con la autonomía catalana: «No estamos en Cataluña, somos parte de Cataluña. Nuestra obligación es invertir lo necesario. Pero necesitamos de la colaboración de las instituciones».

En su segunda intervención, el líder del PP, Daniel Sirera, aplaudió las explicaciones «tan claras» de Pizarro y manifestó que éstas sirvieron para que grupos de apoyo al Gobierno «tan lobos últimamente, hayan parecido hoy corderitos».

En otra señal inequívoca de su acercamiento a Cataluña, Manuel Pizarro atendió las réplicas de todos los grupos parlamentarios sin hacer uso de la traducción simultánea que ofreció el Parlament. Quizá por ello, todos los partidos, a excepción del PP y Ciutadans, se dirigieron al presidente de Endesa en catalán, si bien el propio Pizarro tuvo sus dudas al interpretar algunas intervenciones de CiU -Oriol Pujol tuvo que traducirle al castellano ser l'ase de tots el cops [recibir todos los palos] y otras de Anna Simó, de ERC. «Mi nivel de catalán no es bueno», reconoció.

En el único aspecto en el que Pizarro se mostró especialmente molesto fue ante la insinuación del portavoz de ICV, Jordi Miralles, de haberse mostrado contrario al Estatut. «No opino ni del aragonés, y eso que el primero lo hice yo. De los demás no opino nunca», respondió con contundencia. Sobre este mismo asunto, casi indignado porque le relacionaran con cuestiones políticas, Pizarro argumentó: «Cuando tienes un gran respeto por la autonomía de los demás, tienes un gran respeto por sus elementos de autogobierno, como es el Estatuto. No habrá ninguna declaración mía ni sobre el Estatuto catalán, ni sobre el canario, ni sobre el vasco. Y, por tanto, no sé a qué declaración se refiere, pero no he hecho ninguna al respecto». De hecho, el presidente de Endesa insistió en que no le gusta inmiscuirse en temas políticos «ni hablar de los políticos, por respeto».

En este sentido, era lógico que pasara por alto referirse a ningún representante catalán por su implicación política en el apagón de Barcelona. Simplemente se limitó a reconocer que las relaciones con los miembros del anterior Govern catalán «eran fluidas» y que había «hablado varias veces» con el actual presidente de la Generalitat y ex ministro de Industria, José Montilla.

Pizarro sí estuvo, en cambio, más incisivo a la hora de valorar el nivel de responsabilidad de su empresa en el apagón que se produjo el pasado 23 de julio en Barcelona. No dio nombres, pero tampoco hizo falta. Responsabilizó ayer a Red Eléctrica de España (REE) del accidente que dejó sin suministro a más de 350.000 abonados. En su comparecencia ante la Diputación Permanente del Parlament de Cataluña, Pizarro desvinculó a la empresa que preside de la «responsabilidad conjunta» expresada hasta ahora desde la Administración, que siempre ha preferido mantenerse a la espera del informe de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) para determinar quiénes fueron los culpables.

El máximo dirigente de Endesa negó en todo momento que el origen del apagón fuera la caída de un cable de 220 kilovatios en la subestación de Collblanc, en L'Hospitalet de Llobregat, propiedad de su empresa. Pizarro advirtió que la avería en Collblanc dejó «aislada» esa subestación, gracias al «buen funcionamiento de los sistemas protectores», que permitieron reducir su efecto y evitar un fallo en cadena. «Si la única avería hubiera sido en Collblanc, la cosa se habría quedado en 40.000 abonados sin luz y se hubiera arreglado en unos 10 minutos», sostuvo. Con estas afirmaciones, dirigía todas las culpas al incendio provocado en la subestación de Maragall, en manos de REE, como «auténtica causa» del apagón de Barcelona.

En este sentido, Pizarro aseguró que, siete horas antes de la caída del cable en Collblanc, Fecsa recibió una llamada de la Guardia Urbana asegurando que se habían oído ruidos «como de explosiones» y se había visto «humo salir de una trampilla cercana a Maragall».

Asimismo, indicó que, entre el 5 de junio y el 23 de julio de este mismo año, se registraron en los cables de distribución de 220 kilovatios de Red Eléctrica de Barcelona hasta 60 desconexiones debidas a «calentamientos, sobretensiones o vibraciones de conductores». De estos «disparos», 11 tuvieron lugar la noche anterior al incidente de Collblanc.

Según Pizarro, en reiteradas ocasiones durante el mes de julio, Fecsa-Endesa ya había notificado por escrito a REE la importancia de estos problemas. Aun reconociendo la caída del cable de su propiedad, el responsable de Fecsa-Endesa aseguró que este accidente fue «la consecuencia de incidentes en la red de distribución durante las semanas previas al apagón» y recalcó que los circuitos de la subestación de Collblanc fueron sometidos a «cuatro inspecciones» en los meses previos al incidente.


LOS PARTIDOS

Oriol Pujol (CiU): «Aunque ustedes no tengan la culpa, sabemos que el daño lo han causado ustedes».

Jordi Miralles (ICV): «Aunque hoy loa a Cataluña, cuando se tramitó el 'Estatut' no lo tuvo en demasiada consideración».

Anna Simó (ERC): «La red de distribución eléctrica de Cataluña está saturada y al límite de sus posibilidades».

Daniel Sirera (PP): «Todos los partidos, tan lobos últimamente, han parecido hoy corderitos».

Jordi Terrades (PSC): «El apagón es impropio de una sociedad con el nivel de prosperidad de Cataluña».


EL COMPARECIENTE

«No estamos en Cataluña, somos parte de Cataluña. Nuestra obligación es invertir lo necesario. Pero necesitamos de la colaboración de las instituciones».

«Las inversiones son proporcionales a la importancia del mercado catalán, donde tenemos el 36% de los clientes, el 22% del beneficio y el 40% de la inversión en distribución».

«La caída del cable en Collblanc no provocó el apagón ni el incendio en la subestación de Maragall, que no es de Endesa, sino de Red Eléctrica Española».

«Si la única avería hubiera sido en Collblanc, la cosa se habría quedado en 40.000 abonados sin luz y se hubiera arreglado en unos 10 minutos».

«El nivel de inversiones que hacemos en Cataluña supone un esfuerzo mucho mayor que el de cualquier empresa en España: entre 2002 y 2006 se han destinado 5.229 millones de euros».

«Hace falta una red mallada en Barcelona, pero esto exige un compromiso de todos los partidos porque nadie quiere una red ni un transformador detrás de su casa».

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