El arsenal estaba abandonado. Los más de 100 kilos de explosivos, así como armas y documentación, aguardaban sin que nadie los cuidara en un garaje que la organización terrorista ETA había alquilado en la localidad francesa de Biarritz.
El material fue descubierto ayer por la policía gala en este garaje después de que el dueño alertara de su hallazgo. Hacía 14 días que no sabía nada del hombre que le había alquilado la bajera, en pleno centro de Biarritz. Según explicaron fuentes de la investigación, el etarra arrendó el local en un complejo llamado Reina Victoria el pasado mes de febrero. Pagó en metálico al propietario para disponer de él hasta el último día de julio.
Después de esa fecha, y ante la falta de noticias sobre el inquilino, el propietario se acercó y abrió la bajera. Al comprobar lo que allí había, alertó inmediatamente a la policía.
Los agentes le mostraron fotografías de varios etarras para que identificara al que le alquiló el garaje. Fuentes de la investigación creen que se trata de Juan Cruz Maiza Artola, jefe de logística de la banda. Fue detenido el pasado 26 de julio; por eso nadie cuidaba de las armas.
La Policía también vincula con el garaje al jefe de operaciones especiales de ETA, José Antonio Araníbar, que fue detenido en otra actuación policial el pasado 2 de julio.
Entre el material localizado hay dos bombas lapa preparadas para ser utilizadas. Antes de que se conociera la identidad y circunstancias del arrendatario del garaje, este dato había hecho sospechar a los expertos que los terroristas abandonaron precipitadamente el material cuando preparaban alguna acción o cuando se lo iban a entregar a un comando operativo.
Además de estos dos artefactos, los investigadores se han incautado de importantes cantidades de explosivos. Al centenar de kilos de cloratita en mal estado, ya cristalizada, hay que sumar otros cinco kilos de pentrita, explosivo mucho más potente, que ETA usa para reforzar la cloratita.
Además, los agentes franceses han localizado tres rollos de cordón detonante, utilizado por la organización terrorista como multiplicador del efecto del explosivo. En el local de Biarritz había, asimismo, casi dos centenares de detonadores y temporizadores. Los encargados del registro se encontraron también con tres pistolas automáticas de nueve milímetros parabellum y cajas con munición. Una de las armas es una Smith & Weson y dos, de la marca Browning. Los investigadores tratarán ahora de determinar si esas armas están registradas policialmente en alguna acción terrorista, y si pertenecen a las más de 350 pistolas que ETA robó en una empresa de Vauvert, en Francia, en octubre de 2006, durante el alto el fuego.
Los investigadores localizaron algunos juegos de matrículas francesas falsas y herramientas para colocarlas en los vehículos. También se intervinieron de diversa documentación que está siendo analizada. Los Servicios de Información españoles creen que la bajera de Biarritz albergaba la «dotación» para un comando de la organización terrorista ETA, probablemente para uno de los desarticulados en los últimos meses.
Este hallazgo se ha producido tras una serie de detenciones de etarras en Francia, entre ellos el presunto jefe de logística de la banda, Juan Cruz Maiza. El 2 de julio pasado, cerca de Saint-Jean-Pied-de-Port, localidad situada a tan sólo unos 60 kilómetros de Biarritz, la Policía arrestó a tres presuntos etarras -incluido José Antonio Araníbar- con 140 kilogramos de explosivos en un coche, también pentrita, con los que la banda planeaba atentar en breve, según las autoridades españolas.