El pánico se apoderó ayer de las Bolsas. El miedo a un crack promovido por la crisis hipotecaria de EEUU tiñó de rojo todas las plazas del mundo y empujó al Ibex 35 a su mayor caída de los últimos tres años. El selectivo cedió un 3,72% y sumergió a los inversores en una jornada negra que no se recordaba desde el 15 de marzo de 2004, fecha en la que Zapatero llegó al Gobierno. Ese día, perdió un 4,2%. La Reserva Federal y el Banco de Japón volvieron a prestar dinero a los bancos. El Banco Central Europeo (BCE) optó, en cambio, por mantenerse al margen por segundo día consecutivo.
Por tercer día consecutivo, la Bolsa española sufre las turbulencias que sacuden desde la semana pasada los mercados del otro lado del Atlántico. El Ibex 35 perdió ayer los 14.000 puntos, aunque consiguió refugiarse en unos modestos 13.979 puntos. Desde que el pasado 9 de agosto la crisis hipotecaria estadounidense asomase a los mercados europeos, el indicador español ha caído cerca de un 6% (un 5,7%, en concreto).
En la jornada de ayer, el principal indicador de Wall Street, el Dow Jones, llegó a perder cerca de 350 puntos hasta las 12.517,94 unidades, lo que supone un 10,6% respecto al máximo histórico alcanzado el 19 de julio pasado de 14.000,41 unidades.
Las dificultades de acceso a los créditos están castigando sin piedad a las Bolsas, que se resienten tras la incertidumbre de los bancos a cobrar los créditos subprime -conocidos ya como créditos basura-. Los inversores temen un caos irremediable. De hecho, además de la española, las principales plazas europeas, junto con el Nikkei japonés y el Hang Seng chino, sufrieron los coletazos del descalabro hipotecario.
El Footsie londinense se desplomó, llegando a perder más de un 4%, seguido del CAC 40 francés y del Dax alemán (ver gráfico adjunto). La Bolsa de Tokio sufrió su segundo batacazo consecutivo por la caída de Wall Street, que en un momento dado colocó el Nikkei por debajo de los 16.000 puntos (no obstante, su cierre fue más moderado: apenas un 2%). La Bolsa de Hong Kong abrió también con pérdidas de hasta un 2,5%.
Los números rojos inundaron la apertura de Wall Street, que siguió sin poder sortear la crisis. A última hora de la sesión, sin embargo, el Dow Jones recuperó casi todas las pérdidas y cerró a 12.845,78 puntos, sólo un 0,12% por debajo de la víspera. El secretario norteamericano del Tesoro, Henry Paulson, no tuvo inconveniente en reconocer ayer en declaraciones a The Wall Street Journal que existe una crisis en los mercados, pero dejó muy claro que ésta nunca conducirá a Estados Unidos a una recesión económica.
Con este escenario como telón de fondo, las nuevas inyecciones de dinero que insuflaron ayer a los bancos la Reserva Federal estadounidense (Fed) y el Banco de Japón quedaron en evidencia.
No bastaron sus préstamos de 2.570 millones y 8.948 millones de euros, respectivamente, para frenar el desplome de las Bolsas. Era la quinta vez que la Fed inyectaba dinero en una semana (más de 62.000 millones de en total) y la tercera, la entidad nipona (ha superado ya los 12.500 millones de euros).
Esta vez, Jean-Claude Trichet prefirió mantenerse al margen y no inyectar liquidez a los bancos. El presidente del Banco Central Europeo ha prestado ya más de 210.000 millones de euros desde el pasado jueves, sin embargo, ayer, por segundo día consecutivo, decidió no abrir sus arcas.
El mes de octubre
Pese a este panorama, nada halagüeño, los analistas confían en una recuperación de los mercados europeos a corto plazo (se atreven a fijar, incluso, el próximo mes de octubre como fecha límite para ello). Los expertos coinciden en que la situación mejorará cuando desaparezcan las noticias que presiden el mercado hipotecario estadounidense.
Todas las miradas están dirigidas ahora a Trichet y a la decisión que tome en septiembre en relación a una nueva subida del precio del dinero (los tipos de interés están en un 4%).
En Estados Unidos, en cambio, los expertos confían en recortes de la Reserva Federal (aquí, los tipos están en un 5,25%). Las Bolsas esperan impacientes este nuevo movimiento.