La crisis de las hipotecas en Estados Unidos causó ayer el desplome de las Bolsas mundiales. El parqué español cerró su peor sesión desde el 15 de marzo de 2004 y dilapidó todo lo ganado este año, al caer el Ibex 35 un 3,72%. Las pérdidas de los principales indicadores de las Bolsas de Londres, Fráncfort y Nueva York, superiores al 3%, así como del índice Nikkei, corroboran el carácter global del batacazo. Ni las intervenciones de los últimos días de los bancos centrales para salvar los problemas crediticios de las entidades financieras, ni los mensajes de optimismo de Angela Merkel, Nicolas Sarkozy, y el secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, lograron contener el hundimiento de los parqués. La Reserva Federal y el Banco de Japón volvieron ayer a inyectar liquidez en los mercados, si bien el Banco Central Europeo se abstuvo de intervenir, por segundo día consecutivo. Estas decisiones de las autoridades financieras han aumentado la incertidumbre, lo que ha retraído a los inversores.
El desplome de las bolsas es la prueba evidente de que los inversores desconocen la dimensión real del alcance de la crisis hipotecaria de EEUU. Lo que parecía un problema momentáneo y constreñido a una pequeña parte de la economía estadounidense está revelando complejas ramificaciones a nivel mundial. Existe temor sobre el riesgo asumido por los bancos europeos en el mercado hipotecario de EEUU y, por tanto, sobre el nivel de extensión de la crisis. No pasa un día sin que una entidad financiera europea o asiática acuse los efectos de las hipotecas basura. Ayer mismo, el fondo 'March Monetario Dinámico' comunicó a la CNMV que limitará sus operaciones para evitar un «efecto contagio» de esta crisis.
La caída de las bolsas multiplica los interrogantes sobre la coyuntura económica internacional. De lo que se trata ahora es de determinar si el crack bursátil que reflejan los parqués es un mero reajuste de los mercados o si afrontamos un auténtico crash; es decir, un movimiento bajista brusco previo a un cambio de tendencia en la economía. La Bolsa es el mercado que mayor capacidad de anticipación tiene y los valores registrados la última semana no han hecho sino acentuar la impresión de que podemos estar ante un cambio de ciclo y el final de un largo periodo de bonanza.
Los analistas porfían en que la recuperación de la Bolsa podría ser inmediata y que ya se aprecia un escenario de rápida normalización. Pero hay que ser cautos con los vaticinios. Sobre todo después de que Bruselas haya anunciado que investigará la pasividad de las agencias de calificación crediticia, por el modo en que ha valorado la solvencia de las entidades y sus fondos. Es posible, e incluso recomendable, que el Banco Central Europeo revise la anunciada subida de tipos de interés prevista para septiembre, a objeto de no empeorar los problemas de liquidez de los mercados.
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