Si no cambia de planes, el presidente Zapatero cometerá la irresponsabilidad de convocar las elecciones generales el 9 de marzo. Irresponsabilidad porque, aunque el argumento para escoger ese día es sacar del calendario electoral el 11-M, la fecha coincide con el fin de semana previo al aniversario de la masacre -lo que es sinónimo seguro de movilizaciones- y hace coincidir el Día de la Mujer con la jornada de reflexión, una fecha en la que hay previstas decenas de manifestaciones en todo el país por parte de colectivos feministas. Estaríamos, en ese caso, en una nueva jornada de reflexión atípica, como lo fue el 13-M, con la izquierda tomando las calles.
Las manifestaciones del Día de la Mujer serían, en cualquier caso, legales, ya que lo que la ley prohíbe en la víspera de los comicios son actos en los que se solicite el voto. Pero tampoco fueron ilegales las manifestaciones celebradas el 13 de marzo de 2004 para protestar contra el PP por los atentados de Madrid, y muy probablemente cambiaron el signo de las urnas.
Desde su llegada al Ejecutivo, Zapatero ha hecho gala de abanderar las reivindicaciones de las mujeres. En la famosa entrevista que concedió a Marie Claire y en la que se definía como «rojo», también se proclamaba «feminista» y alardeaba de que alguien en la ONU le había definido como «el justiciero de las mujeres». Como presidente inauguró un Gobierno paritario y ha impulsado leyes como la de igualdad entre hombres y mujeres o contra la violencia de género. Su última gran baza electoral ha sido, precisamente, la promesa de dar 2.500 euros a cada mujer que tenga un hijo. Esa atención hacia el colectivo femenino le ha sido correspondida. Las encuestas reflejan que el porcentaje de voto femenino que acapara Zapatero es superior al masculino. No es difícil suponer, pues, que el Día de la Mujer, sólo unas horas antes de las votaciones, jugará en su beneficio.
¿De veras está pensando el PSOE en el 9 de marzo únicamente para sacar de la refriega electoral el 11-M? Desde luego, es un acierto evitar esa fecha: tal y como está la situación, sólo imaginar en qué podrían derivar los mítines que se celebraran en el aniversario de la masacre pone los pelos de punta. Pero si ésa fuera la única razón, no habría problema en llamar a las urnas el 2 de marzo. Incluso, utilizando el propio argumento de los socialistas, sería lo más oportuno, ya que el del día 9 es precisamente el último fin de semana antes del cuarto aniversario del 11-M, por lo que es más que previsible que se convoquen actos en memoria de las víctimas y en contra de la Guerra de Irak. Es decir, ya sea por el Día de la Mujer, ya sea por la víspera del aniversario de los atentados, estaríamos ante una jornada de reflexión caliente, con manifestaciones en la calle, lo que convertiría ese día en un polvorín, exactamente igual que cuatro años atrás.
Zapatero debe recapacitar y convocar elecciones en una fecha en la que las votaciones no corran el riesgo de verse condicionadas por algaradas callejeras. Está a tiempo de demostrar que antepone el sentido democrático al peor ventajismo.
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