Jueves, 23 de agosto de 2007. Año: XVIII. Numero: 6458.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
UVE
Toros
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones (W. Churchill)
 OPINION
Editorial
BUSH REESCRIBE LA HISTORIA

El parte político de la guerra en Irak hace tiempo que superó en importancia al militar. Con 100 iraquíes y tres soldados estadounidenses muertos cada día durante meses, los 14 marines fallecidos ayer al caer su helicóptero y los, al menos, 20 iraquíes asesinados por un coche bomba ante otra comisaría es más de lo mismo. La noticia no está en el frente militar, sino en el reconocimiento generalizado del desastre y en el distanciamiento creciente entre Washington y Bagdad.

Aunque George Bush no quiera reconocerlo, la cuenta atrás para la retirada ha empezado. El general David Petraeus deberá rendir cuentas ante el Senado el 11 de septiembre y, aunque ayer Bush volvió a llamar al primer ministro iraquí «un buen tipo, un buen hombre», Nuri al Maliki será, seguramente, el próximo chivo expiatorio. Sus coqueteos con Teherán, donde estuvo hace 10 días, y con Damasco, adonde viajó esta semana, sólo servirán para acelerar su caída. La campaña electoral estadounidense necesita víctimas propiciatorias y Al Maliki no será la última. Diecisiete de sus ministros han dimitido, el 90% de la población apenas recibe electricidad y agua una hora al día y, sin milicia propia, el primer ministro carece de todo poder.

El problema no es Al Maliki sino Bush y los asesores que le siguen fabricando fantasías sobre Irak como las que vertió ayer en su discurso ante los veteranos de guerra en Kansas City. En vez de reconocer el error de la invasión y aceptar las propuestas del plan Baker-Hamilton para salvar los trastos, volvió a su viejo sueño de un Irak libre y democrático y equiparó una vez más la invasión a las guerras contra los nazis y contra los comunistas en Corea y en Vietnam, en un intento fatuo de reescribir la Historia.

Sería estupendo, sin duda, un Irak libre y democrático, pero a estas alturas resulta tan peligroso como increíble que Bush siga ignorando los desastrosos efectos de la intervención militar, el Estado fallido que ha producido, las matanzas y la limpieza étnica que ha generado, la victoria estratégica que ha regalado a Irán y el riesgo de guerra regional suní-chií que ha provocado.

Que Al Maliki se vaya o se quede no cambia nada, pero afirmar, como hizo ayer Bush, que retirarse de Irak sin victoria es repetir el error de Vietnam y reproducir los millones de refugiados y de muertos en los campos de reeducación y de muerte de Indochina significa ignorar que la ruptura y el genocidio de Camboya fueron consecuencia, precisamente, de la invasión estadounidense.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad