Los servicios de espionaje norteamericanos acusan a los líderes iraquíes de ser «incapaces de gobernar efectivamente». En un reciente informe de 10 páginas, la Evaluación Nacional de Inteligencia considera que el Gobierno de Nuri al Maliki se debilitará hasta un «estado más precario» y pone en duda que sea capaz de alcanzar los compromisos políticos y de seguridad para sacar a Irak del atolladero.
El informe de los servicios de Inteligencia puso ayer en evidencia al propio presidente Bush, que defendió públicamente al primer ministro iraquí contra las crecientes críticas. «Maliki es un buen tipo con un trabajo difícil y yo le apoyo», declaró Bush, como colofón al discurso en el que justificó la permanencia en Irak para evitar un baño de sangre como el ocurrido en Vietnam.
Las 16 agencias de espionaje de EEUU, después de analizar los entresijos de la situación iraquí en el último año, han puesto muy en duda la capacidad de Maliki y han destacado su «vulnerabilidad». El informe insta a que se produzca «un cambio fundamental» en el país y deja abierta la posibilidad de un relevo en las altas esferas del Gobierno. Con Maliki en el poder, advierte, «es poco probable» que se llegue a un consenso «para alcanzar los compromisos para la seguridad, el progreso político y el desarrollo económico a largo plazo».
De acuerdo con el informe interno, que llevaba circulando varios días en los despachos del Capitolio y que fue desclasificado finalmente, el Gobierno de Maliki ha sido incapaz de avanzar en la reconciliación política entre la facciones chiíes y suníes.
Los servicios de Inteligencia advierten que los escasos progresos políticos y el cambio de papel del Ejército norteamericano -de combatir directamente a la insurgencia a prestar simplemente apoyo a las propias fuerzas iraquíes- pueden tirar por tierra los relativos avances en seguridad ocurridos en los últimos meses, tras el refuerzo de 30.000 soldados norteamericanos.
La Casa Blanca evitó pronunciarse sobre las conclusiones del informe, pero la mayoría demócrata en el Congreso aprovechó su contenido como artillería pesada contra la Administración Bush, tres semanas antes de la comparecencia en el Capitolio del general David Petraeus para rendir cuentas sobre la «nueva estrategia» en Irak.
La senadora Hillary Clinton reiteró la necesidad de buscarle un sustituto al primer ministro iraquí. «La falta de progreso político en Irak es inaceptable», declaró la candidata presidencial. «Tengo la esperanza de que el Parlamento iraquí reemplazará a Maliki por una figura menos divisiva y más unificadora».
El senador demócrata Carl Levin ha ido aún más lejos y ha acusado a Maliki de estar «retenido por los líderes religiosos y sectarios» que impiden un acuerdo político en el país. Levin ha instado al Parlamento iraquí a que levante la voz contra Maliki por el estado «no funcional» de su Gobierno.
El propio Al Maliki replicó ayer a Levin alegando que su comportamiento es «irresponsable» y que sus palabras «han sobrepasado los límites de la diplomacia y de la cortesía política».
La Evaluación Nacional de Inteligencia admite que se han producido «mejoras apreciables pero desiguales» en el capítulo de la seguridad desde el pasado mes de enero, cuando el presidente Bush ordenó el envío de 30.000 tropas de refuerzo. Según el informe, las fuerzas iraquíes han evolucionado también de una manera «adecuada pero insuficiente» para asumir las responsabilidades que hasta la fecha han recaído en las tropas de la coalición internacional.
RECORDANDO A LAS VICTIMAS.
La familia del sargento Kirkpatrick, fallecido el 11 de agosto en Irak, celebró ayer su funeral en Arlington (Virginia), como muestra la imagen. La cifra provisional de soldados de EEUU muertos en Irak asciende a 3.715, mientras que en la coalición ya superan los 4.000.