MARCOS IRIARTE
BILBAO.-
Veintisiete minutos. Ese es el tiempo que ayer ondeó la bandera española en la balconada del Ayuntamiento de Bilbao, junto a la ikurriña, la enseña de la ciudad y la bandera europea, en una imagen que no volverá a repetirse hasta el año que viene, en el próximo día grande de las fiestas de la capital vizcaína.
Pese a las reiteradas exigencias de la izquierda abertzale para que la insignia rojigualda no fuera colocada en el Consistorio bilbaíno «ni un minuto», la tradicional izada de banderas se celebró sin incidentes, aunque no dejó satisfechos a todos.
El PP considera que el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, del PNV, comete una «flagrante ilegalidad» al no hacer ondear la insignia española de forma permanente, como establece la ley para los edificios públicos, y ayer exigió al Gobierno que obligue al alcalde de la villa a hacerlo de continuo. «No se puede ser liberal sólo 20 minutos al año», apuntó el portavoz popular, Antonio Basagoiti.
A sus ojos, es responsabilidad del Ejecutivo hacer que Azkuna -y el resto de nacionalistas que ignoran la normativa de símbolos en sus instituciones- cumplan la ley «aunque no les guste», y por ello instó al ministro del Interior a tomar las decisiones que considere necesarias para conseguir que la bandera española tenga su sitio «preferente» en los edificios públicos del País Vasco.
Si el Ejecutivo no lo hace, advirtió Basagoiti, el PP cumplirá su promesa y llevará el asunto ante los tribunales. El regidor, por su parte, señaló que «la guerra de las banderas no existe más que en la cabeza de algunos» y destacó la ausencia de incidentes en la tradicional izada, al tiempo que rechazó pronunciarse sobre las peticiones que recibe para que la española ondee todo el año.
La izquierda abertzale radical la considera «el símbolo de la imposición» y manifestó que izarla en los municipios vascos sólo puede ser entendido como una «provocación». En medio de esta polémica, la rojigualda volvió a ocupar ayer, durante 27 minutos, su mástil en la fachada del Ayuntamiento. Lo hizo entre las 7.58 y las 8.25 horas ante la mirada de una quincena de jóvenes que profirieron algún aislado grito en contra de Azkuna y a favor de Euskal Herria. No fue necesaria la intervención de las dotaciones de la policía que se habían desplazado a las inmediaciones del Consistorio.
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