Pese a no obtener el poder y admitir que la gestión del no se hizo mal desde Navarra y Madrid, negó que vaya a haber dimisiones de la Ejecutiva -Chivite se queda- ni un Congreso Regional extraordinario para cambiarla, como tampoco una moción de censura contra UPN en breve.

El secretario de Organización del PSOE constató que el cambio habría sido posible si su partido en Navarra hubiera ocupado el segundo puesto y no el tercero en el ranking electoral, lo que le habría permitido ser «elemento dominante de la coalición de gobierno» y, por tanto, garante de un cambio «seguro y duradero».

Sin embargo, ante el panorama bien distinto, dijo que el PSN no podría garantizar la cohesión política desde sus posiciones sino «desde las de otros», y que, por tanto, la estabilidad pasaría a depender de NaBai, «un elemento esencialmente inestable, armado para la ocasión de un posible acceso al gobierno», calificó Blanco.

Pero no fue únicamente el ser un «conglomerado de fuerzas de muy diverso origen» lo único que disuadió a la Ejecutiva Federal. También la falta de experiencias de gobierno en la Comunidad Foral con los nacionalistas fue un factor clave -Blanco defendió experimentar con la coalición en los ayuntamientos primero-, así como las diferencias de programa e ideológicas -«debe clarificar sus contenidos en algunas cuestiones decisivas», dijo-, sobre todo, en cuanto a las posiciones nacionalistas del grupo, «lo que haría que la política navarra estuviera demasiado condicionada por los avatares de la política vasca, a los que no podría sustraerse», afirmó el brazo derecho de Zapatero.

Precisamente es este último componente el que más problemas podría traer al PSOE, que no quería verse «obligado constantemente a explicar a los españoles cosas que tienen difícil explicación», como tampoco a regalar «un arma arrojadiza a nuestros adversarios para debilitarnos ante la ciudadanía».

«No queremos pasarnos los próximos cuatro años hablando de Navarra en la política española. No queremos que Navarra se convierta en una palanca de movilización electoral a la derecha», zanjó Blanco.

Pese a estas afirmaciones, negó que el «único motivo» de la decisión de Ferraz haya sido evitar una posible pérdida de votos en las elecciones generales en el resto de España. «Creo que he dado argumentos más que sobrados para demostrar que no es así. Que nuestra reflexión es de fondo y va más allá de un mero movimiento táctico preelectoral», advirtió el secretario de Organización del PSOE, quien puntualizó, no obstante, que «tampoco sería despreciable la voluntad de preservar las condiciones que hagan posible una nueva victoria electoral».

A pesar de defender la decisión de la Comisión Ejecutiva Federal, Blanco admitió que, si bien la decisión de Ferraz se había trasladado a la dirección navarra pocos días después de las elecciones, no se había llevado bien su «gestión». En este sentido, aseguró que tanto Chivite como Puras conocían desde el primer momento que Ferraz no autorizaba el pacto con NaBai.

Blanco aseguró al término de la reunión que el encuentro había sido muy positivo y que el 95% de los asistentes estaba dispuesto a «mirar al futuro», sin embargo, lo cierto es que hubo voces que evidenciaron que la crisis aún no se ha cerrado. Ese fue el caso de Mariano Cerezo, concejal socialista en el Ayuntamiento de Tudela quien aseguró haberse sentido «vejado». «Este no es mi partido», aseguró. Cerezo anunció que presentará mañana mismo su dimisión.

Navarra necesita un gobierno que no divida más a los navarros; que no cree más crispación aquí ni más confusión en el resto de España y que no sea un arma de nuestros adversarios para debilitarnos.

El PSN no está en condiciones de garantizar todos estos requisitos.

Formar gobierno con NaBai e IU haría que la política navarra estuviera condicionada por los avatares de la vasca.

Nunca ha estado en cuestión el estatus jurídico y político de Navarra dentro de España.