José Luis Rodríguez Zapatero puso ayer rumbo fijo a las elecciones generales del próximo mes de marzo.
Su cuarta presencia en la fiesta minera de Rodiezmo (León) como presidente del Gobierno no sólo sirvió esta vez para abrir el curso político; también significó el pistoletazo de salida de la larga carrera electoral que se avecina.
Y tal fue el énfasis de su discurso, que Zapatero cayó en el puro electoralismo que tanto criticó del Gobierno de José María Aznar cuando estaba en la oposición. El secretario general del PSOE prometió en 2004 que «nunca» subiría las pensiones «a las puertas de una campaña electoral».
El líder socialista se comprometió en plena campaña, durante las elecciones de 2004, en un acto con personas mayores al que también acudió Rosa Regás, a no subir las pensiones en el año electoral.
Zapatero afirmó aquel 25 de febrero en Torrejón de Ardoz (Madrid) que si lograba auparse a la presidencia del Ejecutivo, «su compromiso» iba a ser subir todas las prestaciones, eso sí, «al inicio de la legislatura, no a las puertas de la campaña electoral». «Eso nunca lo haré», enfatizó en 2004.
El secretario general del PSOE se compremetió aquel día a subir un 26% las prestaciones mínimas y un 21% las no contributivas a lo largo de la legislatura.
Ayer, incumpliendo la palabra dada en la anterior precampaña para las generales, aseguró con toda solemnidad que en 2008 volverá a subir las pensiones más bajas el doble que el resto e, incluso, dijo que también incrementará en un 60% las pensiones de viudedad para los menores de 65 años con cargas familiares.
Y es que el líder socialista hizo un discurso de contenido marcadamente electoralista, calcado de cualquier buen manual de campaña, y fijando las claves con las que el PSOE va a afrontar el proceso.
Así, presentó exultante su balance de gestion: «Sólo hemos hecho leyes para avanzar, para dar más prestaciones; no ha habido una sola medida que haya quitado prestaciones, ayudas o derechos. Ese es el mejor resumen de la tarea del Gobierno», explicó.
También se llevó una mochila cargada de anuncios que dejaron un claro tufo electoralista, para pasar a continuación al capítulo de promesas para lo que resta de legislatura y también de cara a los próximos comicios generales.
Zapatero dijo que el fondo de pensiones de la Seguridad Social tendrá al final de la legislatura 50.000 millones de euros, y recordó que el PP lo dejó con 15.000 millones. Y prometió que, si gobierna en 2008, la baja paternal por nacimiento se ampliará a 30 días y, además, habrá una nueva oferta de Pacto Social que incida, entre otros aspectos, en que haya más estabilidad laboral y menos siniestralidad.
Además, al secretario general del PSOE se le vio con ganas de pugna electoral, y lo puso sobre la mesa: «Tengo más fuerza que hace cuatro años, más ganas y más ambición por España». Para añadir, a continuación, una declaración de principios ideológicos, que tanto gustan al líder socialista y que, a los asistentes en la campa de Rodiezmo, les suena a música celestial.
«Y, además de tener más ganas, quiero que sepáis que tengo los mismos valores. Progresistas, de izquierda, valores avanzados. Yo no tengo que esconderme en ninguna carpeta de centro», aseguró.
Para finalizar y cumplir con la guía de campaña, no faltaron las habituales críticas al Partido Popular. Eso sí, siempre en tono irónico, tanto para referirse a la polémica con Alberto Ruiz-Gallardón, como a las últimas palabras de Mariano Rajoy sobre las futuras elecciones. «Ha dicho», comentó Zapatero sobre Rajoy, «que si pierde no se irá, y le quiero decir que cuando pierda no nos va a importar nada que se quede».
El ambiente era tan preelectoral que hasta el histórico dirigente del SOMA-FIA-UGT, José Angel Fernández Villa, pidió expresamente el apoyo de sus trabajadores para que, en 2008, volviera a Rodiezmo, por quinto año, como presidente del Gobierno
Ni siquiera Alfonso Guerra -que sigue siendo el mejor telonero de Rodiezmo- le dio el más mínimo disgusto en esta ocasión, ya que el ex vicepresidente dedicó sus chascarrillos a arremeter contra la deslealtad del PP en materia terrorista, y la deslealtad de los partidos nacionalistas. Un clásico.