La fiscal de la Audiencia Nacional Olga Sánchez admitió ayer en Yakarta que los hechos relativos al atentado del 11-M «no están del todo esclarecidos», pues sólo se ha investigado una parte. «Varios de los intervinientes están en búsqueda y captura internacional, siete se suicidaron, de otros no se sabe su identidad aunque se conocen sus perfiles genéticos y hay otras causas abiertas en la Audiencia Nacional que siguen estudiando los atentados», argumentó.
Sánchez lamentó que se haya «hecho bandera del insulto y la descalificación» durante la investigación y juicio de los atentados y desgranó toda una serie de acusaciones.
La representante del Ministerio Público quien participa en un seminario internacional de expertos en lucha antiterrorista en la capital de Indonesia, dijo en una entrevista con Efe que «hay personas que todavía no han asumido que hubo un cambio de Gobierno simplemente porque hubo una mayoría suficiente para cambiarlo».
«Ha habido una lucha que se ha llevado a la prensa, utilizando de forma torticera, de una forma muy triste, unos atentados terroristas que afectaron a mucha gente», agregó.
«Se ha hecho bandera del insulto y la descalificación para desprestigiar a la Policía, que lucha y vela por la seguridad de todos los españoles, para desprestigiar a la Justicia y, en última instancia, para no querer saber la verdad de lo que ocurrió», precisó la fiscal española.
Reiteró que el juicio se ha guiado siempre por el principio de legalidad, y aseguró que durante las sesiones no se han utilizado otros instrumentos que no sean la Constitución, el Código Penal y la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Sánchez expresó su pesar respecto a que hay gente que, «diga lo que diga la sentencia», que se espera para mediados de octubre, «seguirá creyendo que el atentado fue perpetrado por ETA».
«Lógicamente, esas personas que han estado tanto tiempo sosteniendo una postura, no van a quedar satisfechas con la sentencia y van a seguir pensando en una serie de extremos que no son ciertos», dijo la letrada.
Sánchez precisó que esos individuos «no se han conformado ni siquiera con una acusación pública, del Estado». «Estoy convencida de que seguirá el debate público, porque les interesa, a algunos de ellos para seguir vendiendo periódicos o para que algunas emisoras de radio sigan teniendo audiencia», subrayó.
A su juicio, aunque la mayoría de los medios de comunicación intentaron hacer su trabajo lo mejor posible, algunos han tenido «un interés, a veces, más que de informar, de ganar dinero a costa del sufrimiento de muchos», explicó.
Respecto a las acusaciones de manipulación, manifestó que hubiera sido imposible hacerlo con las declaraciones de tantas personas y modificar tantísimas pruebas. «¿Cómo voy yo a tener ningún interés en ocultarlo, si hubiese habido algún indicio de que podía haber sido ETA, cuando mi familia y yo hemos sido en varias ocasiones objetivos de esta banda terrorista?», se preguntó.