La policía portuguesa podría haber ofrecido a Kate McCann una condena de dos años de prisión a cambio de la confesión de la muerte accidental de su hija Madeleine, según avanzaron ayer familiares de los McCann en varios medios británicos. A su vez, la portavoz del matrimonio, Justine McGuinness, dijo que el segundo interrogatorio de ayer a Kate duró cinco horas, por lo que la madre de la niña ha estado 16 horas contestando preguntas de la Policía Judicial.
La portavoz Justine McGuinness explicó que, durante el segundo interrogatorio, la Policía Judicial portuguesa habría informado a la propia Kate McCann que «los restos de sangre encontrados en el vehículo que ella y su marido alquilaron 25 días después de la desaparición de la pequeña podrían pertenecer a su hija». En este sentido, la Policía Judicial lusa decidió considerar «sospechosa oficial» a Kate a partir de ese momento , al entender que «cuentan con indicios que demuestran que está involucrada en la muerte de la niña [desaparecida en el Algarve el pasado 3 de mayo]», algo que McGuinness consideró «ridículo». No obstante, «Kate sabe que es posible que sea arrestada», añadió McGuinness.
Tras terminar el interrogatorio, en el que Kate McCann tuvo que responder a 22 preguntas sobre las horas previas a la desaparición de Madeleine, fue el turno de Gerry, el padre, que entró a declarar en calidad de testigo, aunque acabaría corriendo la misma que su mujer. Al cierre de esta edición, se supo, por medio del abogado de la familia McCan, Carlos Pinto, que la policía portuguesa también declaró sospechoso al padre de Madeleine tras interrogarle durante más de ocho horas.
Kate llegó a las dependencias policiales de la Policía Judicial sobre las 11.00 horas de ayer, ante decenas de curiosos. Por primera vez, en estos cuatro meses, la madre de Maddie recibió algunos abucheos. Entonces ya se conocía la posibilidad de que, tras el interrogatorio, Kate fuese constituida arguida, una figura jurídica de la legislación portuguesa que, al no existir en España, podría ser traducida como «sospechosa oficial».
Olegario Sousa, portavoz de la Policía Judicial, confirmó ayer por la tarde que «la investigación contaba con otro sospechoso formal». Tanto Kate como Gerry McCann abandonaron las dependencias policiales de Portim o en libertad condicional, por lo que no podrán abandonar el país ni moverse de su lugar de residencia sin autorización oficial.
En su nuevo estatus, los padres de Madeleine pasan de ser meros testigos (y víctimas) a convertirse en el segundo y tercer sospechoso formal, respectivamente, dentro de la fase de investigación, tras el británico Robert Murat. Posteriormente, en la fase de acusación, podrían ser culpados de algún delito relacionado con la desaparición de su hija, aunque ayer los medios británicos avanzaban, en relación con el cambio de situación de la madre en el proceso de instrucción, que sería acusada «de la muerte accidental de la niña», como dijo el propio portavoz de los McCann, David Hughes.
Largos interrogatorios
Con el nuevo estatuto de arguidos, los McCann pueden acogerse a su derecho al silencio y a negarse a responder a alguna pregunta. Además, a partir de ahora, siempre tendrán que ser asistidos por su abogado. Algunos medios portugueses comentaron ayer, antes de que se hiciera pública la sospecha oficial que recayó también sobre el padre, que la decisión de considerar arguida a Kate podría haber respondido a una petición de la interesada tras los largos interrogatorios como testigo de los últimos días.
La Policía Judicial portuguesa resolvió volver a interrogar (por separado) al matrimonio McCann después de que llegaran a Portugal los resultados de los restos biológicos analizados en Birmingham (Reino Unido). Se trata de muestras orgánicas halladas por perros rastreadores traídos de Reino Unido en el apartamento del Ocean Club en el que se vio por última vez a la pequeña Maddie, así como en el coche y efectos personales del matrimonio. Las últimas informaciones avanzadas por algunos medios lusos hablan de que la Policía Judicial portuguesa tiene en su posesión escuchas telefónicas y varios e-mails que indicarían que la pequeña Maddie habría muerto en el apartamento del Ocean Club la misma noche de su desaparición.
A pesar de todos los indicios aparentes que cierran el cerco sobre los padres de Madeleine y los amigos del matrimonio, el abuelo materno, en declaraciones dadas a una televisión británica, decía que no comprendía por qué la policía lusa había decidido culpar a su hija y a su yerno. Por su parte, la propia Kate, en palabras de su portavoz, transmitía que lo que más le preocupa es que, acusándola a ella de la muerte de su hija, dejen de buscar a Maddie.