Lunes, 10 de septiembre de 2007. Año: XVIII. Numero: 6476.
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ATLETISMO
Powell colosal
EL JAMAICANO BATE EL RECORD MUNDIAL DE 100 METROS CON 9,74 EN RIETI Y SE RESARCE DE SU FLOJA ACTUACION EN OSAKA
CARLOS TORO

Vivir para ver. Ver para creer. Asafa Powell se resarció de su reciente derrota, a manos de Tyson Gay (y Derrick Atkins), en el Campeonato del Mundo de Osaka estableciendo ayer, en Rieti, un nuevo récord mundial de 100 metros. Corrió, con un viento amigo pero legal de 1,7 metros por segundo, en 9.74.

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En 9.74, sí. Como suena. No en 9.76, una centésima menos de su plusmarca anterior, lo que ya hubiera sido una proeza. Tampoco en 9.75, una hazaña doble. No. Lo hizo en 9.74. Una gesta triple. Y es que un mordisco, no un arañazo, de tres centésimas en una prueba tan corta como los 100 metros, situados ya al borde de lo imposible, resulta asombroso y, en su grandeza, casi incomprensible. En los últimos 16 años ha ocurrido algo parecido un par de veces, pero a partir de números menos extremosos. En 1991, los 9.86 de Carl Lewis mejoraban en cuatro centésimas los 9.90 de Leroy Burrell. Luego (9.85 y 9.84), con Burrell y Donovan Bailey, el récord cayó de centésima en centésima.

Después, Maurice Greene saltó bruscamente a los 9.79. Más adelante, el sancionado Tim Montgomery hizo 9.78. Y el propio Asafa Powell, en compañía del también castigado Justin Gatlin, bajó a 9.77. Realizó tres veces esa marca, como si se hubiese atascado gloriosamente en su magnitud. Ahora ha roto ese corsé con un registro más cercano a los 9.70 que a los 9.80. Powell incrementa su leyenda de debilidad emocional en los grandes Campeonatos y su fortaleza en las competiciones menos exigentes.

Sus anteriores primados fueron conseguidos en los mítines de Atenas, Gateshead y Zúrich. Naturalmente, en Rieti, una pista fértil para el medio fondo, nunca se había producido un récord mundial de velocidad. De hecho, la plusmarca de ayer se consiguió en la segunda serie de la prueba y con un plantel de escaso rango en el que sólo figuraba un finalista en Osaka, Marc Burns, octavo en aquella ocasión. Tras Powell se clasificó el noruego nacionalizado Jaysuma Ndure Saidy, con 10.07. Tercero fue el declinante Kim Collins, con 10.14. Burns fue tercero con 10.15.

Sin comentarios. Diferencias de muchos metros. A Powell le gustan las carreras sin presión y, a ser posible, sin adversarios que lo aprieten. No acabó ahí todo, aunque sí lo más importante. Minutos después, ya en la final, el jamaicano se marcó unos fantásticos 9.78 sin ayuda alguna del viento. En esas condiciones, y tras el inevitable relax que sucede a todo récord, casi impresiona más este registro que la propia plusmarca. Michael Frater, segundo con 10.03, quedó a la misma distancia infinita que los otros velocistas en la carrera del milagro. El colosal mitin de Zúrich, el pasado viernes, mostró a las figuras mundialistas cansadas tras la tensión competitiva y el largo viaje.

Las marcas se resintieron y casi fueron indignas de tan magna cita. El propio Gay, desinflado tras sus éxitos, se limitó a correr un relevo. Powell ni apareció. Pero ni se encontraba fatigado ni en baja forma. En el propio Mundial, en el seno de su equipo de relevos, sin la presión de la atención centrada en su persona, realizó una sensacional última posta que arrebató la plata a Gran Bretaña. En Osaka, observado por todo el mundo, Powell no estaba ni flojo ni triste, sino asustado.

«He vuelto», anunció. «Después del Mundial me reuní con mi entrenador para recuperar mi nivel. He hecho lo que debía hacer en una pista muy rápida. Estoy doblemente satisfecho porque he batido el récord en Italia, que es mi segunda casa». Y continuó: «He cometido algunos errores» (¡¿...?!). «Pero desde Estocolmo sabía que me hallaba en condiciones de superar mi récord». Powell, efectivamente, ha vuelto. Ahora la expectación en torno a su persona y al reanudado duelo con Tyson Gay ha aumentado exponencialmente. Quedan aún grandes citas en el atletismo 2007. El día 14 se reanuda, en Bruselas, la Golden League. Dos días después se cierra en Berlín. Y el 22 y 23 tendrá lugar en Stuttgart la final del Grand Prix. ¿Veremos a Powell contra Gay? La temporada reserva para los postres sus incógnitas más atractivas y sus sabores más fuertes.

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