La Junta Directiva Nacional del PP eligió ayer a Mariano Rajoy candidato del partido a la Presidencia del Gobierno. Malevolencias socialistas al margen, nadie puso nunca en duda que el líder del PP sería el candidato, por lo que la reunión de ayer fue, formalmente, de mero trámite. De hecho, no se produjeron más intervenciones que las de Rajoy, Acebes, Juan Costa y Pío García Escudero, éstos dos últimos responsables del programa y la campaña electoral, respectivamente. La expectación que despertó la reunión, sin embargo, estaba relacionada con el momento de la convocatoria, después de unas semanas en las que se ha especulado mucho sobre el liderazgo de Rajoy, a raíz de las ambiciones expresadas por Ruiz-Gallardón y de la posibilidad -ya descartada- de recuperar a Rodrigo Rato para las listas.
El discurso pronunciado ayer por el presidente del PP tras ser elegido candidato no deja lugar a dudas. Rajoy ha pasado de las musas veraniegas al teatro electoral, quiere zanjar las especulaciones y poner a punto al partido para las elecciones de marzo y por ello exigió a sus dirigentes que su «único objetivo» sea ganar las elecciones. El líder del PP, hombre prudente, no especificó más, pero en su mensaje iba implícita una cierta crítica a algunos de sus compañeros por los dimes y diretes de todo el verano. Rajoy quiso también insuflar optimismo en las filas populares, asegurando de forma tajante que «el PSOE hoy perdería las elecciones» y que él puede formar «50 gobiernos mejores que los de Zapatero». De forma significativa, el presidente del PP reivindicó la labor del equipo que ha dirigido el partido en estos tres años, dando a entender que quienes han estado junto a él a las duras también lo estarán a las maduras.
Este cierre de filas es importante para Rajoy y debería servir para pasar la página de lo que pudo ser -la victoria en el debate del estado de la Nación, la incorporación de Rato a las listas- y no fue. Las elecciones generales están a la vuelta de la esquina y al PP aún le quedan muchas cosas por mejorar. Por ejemplo, la paupérrima puesta en escena de la Junta Directiva no estuvo a la altura de la ocasión. Y tampoco fue buena idea convocarla el mismo día en el que Esperanza Aguirre se entrevistaba con Zapatero en La Moncloa. Para ganar las elecciones, el candidato del PP necesitará asesores de comunicación más brillantes que los que tiene.
Errores al margen, el PP es en este momento la única alternativa seria y coherente al PSOE para todos aquellos que creen en la España constitucional, al margen de cual sea su adscripción ideológica. Esta vez ni siquiera existe una opción de izquierda nacional como era IU en los años 90. Es dudoso que plataformas como las de Ciutadans y el partido de Rosa Díez vayan a lograr resultados significativos. Salvo sorpresas, el PP será, pues, el único instrumento eficaz de quienes anhelan el cambio.
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