MARISA CRUZ
MADRID.-
El presidente del Gobierno reforzó ayer el peso político de la ministra de Vivienda, Carme Chacón, como no lo había hecho antes con ningún otro miembro del Ejecutivo. Zapatero convocó por sorpresa a la prensa en La Moncloa para presentar, mano a mano con su ministra, el plan de impulso al alquiler y apoyo a la emancipación de los jóvenes, que a todas luces se perfila como una de las estrellas que exhibirá el presidente en la contienda electoral.
Zapatero no escatimó empeño al destacar el trabajo de Chacón: «Le hice un encargo y en 70 días está sobre la mesa», vino a decir, y, además, se adelantó a cualquier insinuación sobre posibles reservas del vicepresidente Solbes, recalcando que la ministra ha trabajado en estrecha y continua coordinación con el Ministerio de Economía y Hacienda. Luego, la propia Chacón apuntaló estos dos mensajes: «Hemos trabajado 70 días y... casi 70 noches» y, además, el plan «responde palabra por palabra y cifra por cifra al criterio conjunto de Economía y de Vivienda».
El plan ha sido cuidado con mimo desde La Moncloa. En primer lugar fue encargo expreso del presidente a la nueva titular de Vivienda nada más tomar ésta posesión. Después, Zapatero se preocupó de estar pendiente de los detalles de su gestación; dio orden para que en ningún caso disparara el gasto; se aseguró de que una parte de las medidas supusiera rebaja fiscal; calentó motores avanzando en el Senado su presentación inminente, y, finalmente, escenificó su anuncio definitivo acompañando personalmente a Carme Chacón en la escalinata del edificio del Consejo de Ministros, un enclave que el presidente utiliza para hacer declaraciones institucionales o comparecer con mandatarios extranjeros.
El formato de la presentación fue de lujo si se compara con los hábitos cotidianos: lo normal habría sido anunciar el plan y explicarlo al término de la reunión semanal del Consejo de Ministros, teniendo como protagonistas a la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y a la ministra responsable.
La clave está en que Zapatero está convencido de que estas medidas tendrán un doble impacto: de un lado, empezar a poner remedio al grave problema de acceso a la vivienda, especialmente notable para los jóvenes y, en segundo término, generarán un importante arrastre de votos.
De hecho, el plan entrará en vigor el 1 de enero. Así el electorado verá cómo se hace realidad antes de acudir a las urnas. La segunda fase, la que afecta a los propietarios dispuestos a alquilar y a los promotores interesados en construir para el arrendamiento, previsiblemente también estará lista para comienzos del nuevo año.
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